Quiere el saber convencional que, si hay
terceras elecciones, el PP alcance la mayoría absoluta y Podemos se dé
una buena castaña. No sé de dónde salen estas ideas, pero tienen mucha
aceptación. Tanta que las partes directamente concernidas actúan en
consecuencia. El Sobresueldos ha perdido ya quince días -cosa que se le
da de miedo- y está dispuesto a perder los que le queden de aquí al
siglo que viene, sin moverse, en espera de que la incompetencia de todos
los demás le resuelva la papeleta de ser investido presidente del
gobierno. Ya lleva doscientos días de bóbilis bóbilis. En esto,
como en todo lo demás, le secunda C's, si bien este ve la hipótesis
electoral con aprensión pues teme le suceda lo que a Podemos.
El
nudo de la cuestión se ventila en la izquierda, PSOE y Unidos Podemos
(UP) y en primerísimo lugar el PSOE que sigue siendo el eje en torno al
cual giran todas las combinaciones posibles. Incluida la decisión última
de ir a terceras elecciones. Parece como si, en estas segundas, los
socialistas hubieran encontrado la fuerza y la decisión perdidas, lo que
cambia mucho las cosas. El "no" rotundo de ayer de Sánchez a la triple
posibilidad de favorecer por activa o por pasiva al PP ha clarificado el
panorama. Lo que siga ahora dependerá de la capacidad del PSOE de
mantenerse en esta gallarda actitud de "no" al Sobresueldos, no al
gobierno del PP en ningún caso. De la capacidad de resistirse a los
cantos en favor de la abstención no de sirenas sino de los viejos
cachalotes del mar de los sargazos.
Con ese "no" en el frontispicio, vayamos a las combinaciones posibles.
Deben
descartarse, creo, gobiernos en minoría porque nadie se fía de nadie y
los gobiernos minoritarios tienen que contar con una mínima lealtad a
los compromisos que entre estos políticos de liviano fuste no se da en
absoluto.
En
ausencia de gran coalición solo hay dos combinaciones que den mayorías
absolutas: a) PSOE+Podemos+C's= 188 escaños y b) PSOE+Podemos+indepes
catalanes+PNV+Bildu = 180. La primera combinación fracasa ante la
animadversión mutua entre Podemos y C's. La segunda ante la negativa
cerrada del PSOE a permitir un referéndum de autodeterminación en
Cataluña.
Por
lo tanto, si no se da revisión alguna en las posiciones de las tres
fuerzas, las terceras elecciones serán un hecho. Y lo serán porque
todavía hay una posibilidad más siniestra que la nueva votación y es la
continuidad del desgobierno del Sobresueldos con la asociación de
presuntos malhechores del PP. Hipótesis que podría realizarse en la no
muy descabellada posibilidad de una alianza PP+C's+Canarios con el
añadido de un par de tamayos. Si se hizo en Madrid, rompeolas de las Españas, también podrá pasar en una de ellas, la más cutre e inmoral.
Para Palinuro está claro: lo mejor es la combinación PSOE+Podemos+Indepes+PNV+ Bildu,
pero, si trata de imponerse la continuación de este gobierno
ignominioso, apoyado en un partido de corruptos y presuntos
delincuentes, y no hay combinación posible de mayoría absoluta, lo mejor
son las terceras elecciones.
Con
una condición inexcusable: ninguno de los cuatro ineptos que han sido
incapaces de formar gobierno por segunda vez, puede volver a presentarse
como candidato. Eso sería lo unico que verdaderamente rompiera el
maleficio de una política española dominada por la inoperancia, la
incompetencia, la corrupción y la mentira sistemática.
Mañana hablaremos de la refundación de Convergència en un partido republicano e independentista y también de esos curiosos cónclaves habidos en el PSOE y UP para encontrar una explicación a sus respectivos fracasos electorales.
Mañana hablaremos de la refundación de Convergència en un partido republicano e independentista y también de esos curiosos cónclaves habidos en el PSOE y UP para encontrar una explicación a sus respectivos fracasos electorales.
Todos, todos, políticos, periodistas,
dirigentes, personalidades, profesores, expertos, pierden el trasero por
presentar la llegada de Obama como una visita oficial, aunque no se
sabe qué caracter tenga, si es de Estado o no porque, a la hora de
decidir algo en relación con el hecho, España no pinta nada. Lo cual
molesta mucho al chusquero africanista que tenemos de ministro de
Exteriores porque no sabe a qué carta quedarse. Como siempre, por lo
demás. Hay unidad en la tropa al presentarlo como un asunto de
relaciones internacionales entre dos países que mantienen estrechas relaciones
(la expresión es obligada) y no como una visita que el emperador gira a
sus guarniciones en una de sus colonias. No como lo que es: una
humillación, tanto más lacerante cuanto el país ni siquiera puede
permitirse lo único digno, esto es, vistas las circunstancias, cancelar
la visita tout court.
Porque
Obama no viene a España y prácticamente no pisa suelo español. Viene a
Torrejón, se aloja en la embajada de su país, que es territorio de los
EEUU, hace un par de escapadas al palacio de Oriente y a La Moncloa,
como el que va al zoo y luego se larga a Rota, territorio
norteamericano, a arengar a los soldados gringos. Entre medias y si ha
lugar, recibirá a los tres mindundis de la oposición en Torrejón a las
tres de la tarde (es decir, los dejará sin almorzar) y les dedicará el
tiempo que cabe imaginar teniendo en cuenta que a las cinco ha de estar
en Rota. Por supuesto, los tres mindundis tendrán que estar en
permanente posición de alerta desde la mañanita por si hay cambio de
planes. Y ninguno de los tres se atreverá a plantarse y negarse a ir de
comparsa a donde le digan.
Desde
luego, las comidas, los banquetes, los festejos, los engolados
discursos, los regalos, los abrazos, las revistas de tropas, los himnos,
todo eso a hacer gárgaras. Un encuentro de 50 minutos con el
Sobresueldos, una declaración conjunta... y si te he visto, no me
acuerdo. Todo lo que los españoles van a conocer del pensamiento de
Obama pueden leerlo en una entrevista que, muy ufano, trae hoy El País,
que, en realidad es un cuestionario escrito que el equipo del
presidente respondió también por escrito con las vaguedades y simplezas
de rigor y sin decir prácticamente nada de España.
Porque
España no existe en el concierto de las naciones. Es como un apeadero
al que acude la vicepresidenta del Gobierno, la ratita hacendosa, a
aligerar el calor de Obama con un abanico más grande que ella quien, a
su vez, recuerda mucho a Pepe Isbert en Bienvenido Mr. Marshall.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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