Menos mal que se acabó la insufrible campaña electoral en la que no
hemos oído ni aprendido nada nuevo, salvo la unidad de Podemos con IU
para acudir en coalición a las urnas. Y un debate ‘a cuatro’ sin
consecuencias y unas encuestas en las que se anuncia el ‘sorpasso’ del
PSOE por Podemos que los de Iglesias quieren ampliar hasta el PP para
dar la campanada en la noche del 26-J como el Brexit la dio con el Big
Ben.
Rajoy está plúmbeo y agotado entre escándalos y escuchas indiscretas
en el despacho del ministro del Interior; Sánchez está perdido con
Iglesias en los talones o por delante suya; y Rivera se queda mas o
menos como estaba. Mientras Iglesias se nos hizo, como por arte de
magia, socialdemócrata y gran enemigo de los antisistema, porque dice
que él es persona ‘de orden’ y que los malos de los que habla Rajoy son
los que hoy están en el poder.
La vieja política y la nueva política se parecen como dos gotas de
agua y nada ni nadie garantiza un cambio fundamental en el país. De
hecho el único cambio que puede llegar el 26-J es en el liderazgo de la
izquierda si Podemos desbanca al PSOE en el flanco zurdo de la política y
al frente de la oposición. Una posibilidad que Sánchez no ha querido
abordar de frente sino con alusiones indirectas a Iglesias.
Sin embargo llegó González, amigo del Fandi y del presidente sudanés,
y se lío a palos con Podemos diciendo que Iglesias, (quien no hace
mucho le recordó a Glez. la cal viva de los GAL) quieren romper la
unidad de España. Otra vez la campaña del miedo sin decir verdad. Porque
lo que desean los de Podemos es derrotar el PSOE y enterrar para
siempre el felipismo como muy bien sabe Julio Anguita, el inductor del
pacto electoral de IU con Podemos.
Lo demás parece previsible: Rajoy y Sánchez presentarán la dimisión a
partir del 26-J y en España se formara un gobierno de coalición directa
o indirecta (en caso de abstenciones) de PP, PSOE y C’s, con un
presidente que aún no sabemos quien puede ser pero que figura en una
lista secreta donde se dice que está el nombre de José M-
García-Maragallo entre otros.
Naturalmente el orden de los partidos en las urnas puede ser
importante y el favorito es el PP y Podemos el ‘outsider’. En el PSOE se
conforman con sacar un escaño mas que Podemos. Y si lo logran esa
pírrica victoria Sánchez la utilizará en la noche electoral como si
fuera un salvavidas, aunque hunda al PSOE hasta posiciones nunca vistas
desde el inicio de la transición.
Pero esta vez Sánchez no logrará engañar a su partido y tarde o
temprano caerá. Como puede caer Rajoy porque al PP puede que le pase
algo llamativo: que gane en votos pero que baje en escaños respecto al
20-D. Y eso sumado a las mochilas que carga Rajoy sobre sus espaldas
será demasiado peso para el amo del PP, que entonces deberá iniciar la
retirada tarde y de mala manera porque debió marcharse cuando se convocó
esta segunda vuelta electoral.
Pero los políticos españoles no dimiten como ocurre en otros países
de Europa (véase Cameron) hasta que los ciudadanos los echan por la
ventana y sus cabezas empiezan a rodar por las escaleras del espantoso
palacio de la Moncloa desde ya se espera otro inquilino del que aún no
se sabe el nombre, pero que llegar llegará. Es lo que esperamos porque
un gobierno interino o unas terceras elecciones los ciudadanos de España
nunca lo consentirán.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
No hay comentarios:
Publicar un comentario