La comedia más próxima al género bufo terminó. Protagonista Pedro
Sánchez, “el guapo”. Actores invitados Albert Rivera “el niño” y Pablo
Iglesias “el apache”. Apuntador: Antonio Hernando.
El ridículo que han protagonizado Pedro Sánchez y los equipos
negociadores que se paseaban como un cortejo mientras avanzaban con
sonrisa de autosatisfacción ante el tiro de cámara de las televisiones,
ha sido mayúsculo.
Han sido necesarios 109 días desde el 20D para que el diputado
Sánchez se convenza de dos realidades: que no ganó las elecciones y que
solo él se reconoce como el líder de lo que llama “las fuerzas del
cambio” que tampoco nos ha explicado quienes merecen este nombre y cual
es el objetivo del cambio.
Todo este tinglado se ha organizado bajo un único apriorismo: hay que
echar a Rajoy y al Partido Popular que por cierto es el grupo
mayoritario en el Congreso y en el Senado, en esta Cámara con mayoría
absoluta.
Un objetivo mal definido por el equipo de Ferraz que no contempla todas las realidades y convierte en un fracaso el camino que se anda para llegar al destino.
Un objetivo mal definido por el equipo de Ferraz que no contempla todas las realidades y convierte en un fracaso el camino que se anda para llegar al destino.
Que Pablo Iglesias no iba a jugar el papel de convidado de piedra
para dar su voto a la investidura a Pedro Sánchez, es una conclusión a
la que se llegaba sin necesidad de hacer una tesis doctoral, el mismo
día en que fueron recibidos ambos en la primera ronda de consultas por
el Rey.
Podemos, al que algunos comentaristas califican de movimiento
mesiánico que es lo que pudo ser en un momento inicial, pero no lo que
va a ser –Pablo Iglesias está decidido a convertir este nombre en un
partido político y los partidos políticos se crean para alcanzar el
Gobierno- no estaba dispuesto a representar un papel menor, ni siquiera
el de apuntador, en el guión preparado por Ferraz. Y mantuvo dos
principios que tienen una lógica democrática irrefutable. Si tu Pedro
quieres gobernar con 90 diputados y me llamas a mí para que te apoye que
tengo 69, yo seré el Vicepresidente y distribuiremos las carteras
proporcionalmente.
Esta fórmula es la que se aplica habitualmente en Europa para
ejecutar un pacto de legislatura entre coaliciones de gobierno y más
cuando los dos partidos están en un rango de diferencia de escaños
ciertamente reducido y con una desconfianza evidente y manifiesta entre
ambos líderes y sus respectivas formaciones.
Pablo Iglesias duda de la solvencia política y de la fuerza interna
en su partido de Pedro Sánchez, dudas o certezas que comparten barones
territoriales socialistas tan importantes como Susana Díaz, y no le iba a
regalar una investidura “gratis total” y no vigilada para que Podemos
en el Congreso se limitara a tocar las palmas mientras el Presidente
Sánchez paseaba su palmito por España y por el mundo.
Para mayor error de estrategia de Sánchez y su equipo, formalizan un
documento con Albert Rivera y Ciudadanos entre tambores y fanfarrias,
cuando es la cuarta fuerza política y se salta olímpicamente a Podemos
que en el reparto de la obra es indudable que solo aceptaba ser
coprotagonista.
A mayor desprecio, el guión se lo dan Pablo Iglesias ya cocinado Lo
demás que ha sucedido durante este tiempo ha sido el aderezo y los
sainetes que se han representado en los entre actos para entretener al
personal. Convocatorias, agendas,declaraciones y reuniones. O lo que es
lo mismo, juegos infantiles, mentiras y mucho teatro con muy poco guión.
A partir de ahora, nos quedan tres semanas que pasaran volando, en
las que veremos unos partidos de Champions League emocionantes y
abiertos en sus resultados, después las semifinales y entre tanto la
Feria de Sevilla.
El país sigue funcionando con absoluta normalidad, observando el
tiempo que nos ha hecho perder la investidura fracasada de Pedro Sanchez
y como los esfuerzos inútiles conducen a la melancolía. Y a él, el
candidato del cambio sin fuerzas, a un Congreso del PSOE en el que será
sustituido. El PSOE no puede permitirse más fracasos.
Los socialistas, con Felipe González a la cabeza, aprendieron pronto
que en política hay que trabajar sobre la realidad más que sobre tus
propias convicciones. Y después de Alfonso Guerra no ha habido nadie que
elaborara unos guiones tan bien trabados y con un teatro tan
inteligente a la hora de hacer real politik.
Toda esta comedia la ha seguido Mariano Rajoy desde La Moncloa como espectador paciente y silente. Al fondo, en un tocadiscos vintage que alguien dejo allí, se oye a Sara Montiel cantando en “El Ultimo Cuplé “el tango Fumando Espero.
Toda esta comedia la ha seguido Mariano Rajoy desde La Moncloa como espectador paciente y silente. Al fondo, en un tocadiscos vintage que alguien dejo allí, se oye a Sara Montiel cantando en “El Ultimo Cuplé “el tango Fumando Espero.
Y el 26 de junio que decida el pueblo soberano que es lo que quiere,
en el mejor ejercicio democrático que se debe practicar en estos casos
que son las elecciones.
(*) Abogado y Registrador de la Propiedad
http://www.republica.com/el-observatorio/2016/04/09/la-comedia-termino/
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