martes, 12 de abril de 2016

Políticos, empresarios y algunos jueces, de los nervios / Joaquín Abad *

Estos días son de infarto para muchos políticos, miembros de la carrera judicial y ciertos empresarios que tienen también cuentas en sociedades offshore y están pendientes de que el club de periodistas españoles que custodian los famosos Papeles de Panamá tengan a bien señalar o ignorar a dichas personalidades. De hecho algún alto cargo político del Gobierno de Soraya, con despacho de asesoría reconocido, ya se ha blindado y estará casi tranquilo hasta el cinco de mayo, fecha en que se terminará el goteo de nombres y empresas.

Me aseguran que en España salen muchos políticos salpicados porque las constructoras, las empresas que venden a países extranjeros, las grandes corporaciones, tienen la suficiente ingeniería financiera para asegurar a buen recaudo los sobornos, las mordidas, a los políticos que tienen en nómina. Y que como sería descarado que el antiguo ministro de Fomento, o de Obras Públicas, exhibiera su fortuna en España, se la depositan en una cuenta corriente de un paraíso fiscal. Por supuesto. ¿O se creen ustedes que los que conceden contratos millonarios a las grandes corporaciones no se llevan su parte?

Y es que hasta Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la última compañera formal del Rey emérito, cobraba sus comisiones, millonarias, por las gestiones de Juan Carlos con sus amigos los jeques árabes. Y claro, esos millones, depositados por los florentinos de turno, los Villar Mir de turno, etc, no se quedaban en el Banco de Santander, que no. Por supuesto que enseguida se depositaban en una de las muchas sociedades offshore que la pareja fue creando por medio mundo.

Y ha habido sentencias, con nombre y apellidos, claro, que han sido convenientemente remuneradas porque también en España hay corrupción en el estamento judicial. Aunque no tengamos a ningún juez en el banquillo por cobrar para sentenciar, haberlos haylos. A lo mejor los periodistas que custodian la famosa lista sueltan algún nombre conocido, aunque me temo que ya han sido advertidos de que a ciertas personas, mejor no tocarlas porque les pueden arruinar la vida.


(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com

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