Parece que al final Habemus Papa. O Habemus Gobierno, mejor dicho, ya
que conforme nos acercamos a la fecha límite para la disolución de las
Cortes, como ya pasó en Andalucía y como también pasó en Cataluña cuando
la Cup sostuvo hasta el último minuto que no quería a Artur Más de
presidente.
De Pedro Sánchez siempre sospechamos que estaba encantado de entrar en la Moncloa de la manita de Pablo Iglesias. Son muchas, muchísimas, las veces que le hemos visto en comparecencias sonriéndole a Podemos y a Pablo Iglesias a pesar de la soberbia del líder podemita que insultó, repetidas veces a líderes socialistas en el Congreso de los Diputados precisamente durante el debate de investidura fallida del candidato Sánchez.
Otro del que desconocemos su último criterio es Albert Rivera al que creíamos un personaje centrado incapaz de sentarse en el mismo consejo de ministros con un aprendiz de Zapatero como presidente y comunistas filo etarras supervisando las carteras de Interior y de Defensa.
Pero la nada desmedida ambición de Pedro Sánchez por sentarse en la Moncloa, a pesar de haber llevado a su partido al borde del precipicio, ahora es posible lo inimaginable. El gazpacho Psoe, Ciudadanos, Podemos va a ser de traca. Si definitivamente los socialistas permiten que Sánchez gobierne con el diablo, como le desaconsejaba el anciano Felipe González, nos esperan decretazos de infarto y leyes de imposible cumplimiento..
No me imagino que los de la cal viva, a los que señalaba Pablo Iglesias en el Congreso, aplaudiendo las decisiones de los ministros podemitas. Tendremos una legislatura de infarto. Una legislatura de traca.
De Pedro Sánchez siempre sospechamos que estaba encantado de entrar en la Moncloa de la manita de Pablo Iglesias. Son muchas, muchísimas, las veces que le hemos visto en comparecencias sonriéndole a Podemos y a Pablo Iglesias a pesar de la soberbia del líder podemita que insultó, repetidas veces a líderes socialistas en el Congreso de los Diputados precisamente durante el debate de investidura fallida del candidato Sánchez.
Otro del que desconocemos su último criterio es Albert Rivera al que creíamos un personaje centrado incapaz de sentarse en el mismo consejo de ministros con un aprendiz de Zapatero como presidente y comunistas filo etarras supervisando las carteras de Interior y de Defensa.
Pero la nada desmedida ambición de Pedro Sánchez por sentarse en la Moncloa, a pesar de haber llevado a su partido al borde del precipicio, ahora es posible lo inimaginable. El gazpacho Psoe, Ciudadanos, Podemos va a ser de traca. Si definitivamente los socialistas permiten que Sánchez gobierne con el diablo, como le desaconsejaba el anciano Felipe González, nos esperan decretazos de infarto y leyes de imposible cumplimiento..
No me imagino que los de la cal viva, a los que señalaba Pablo Iglesias en el Congreso, aplaudiendo las decisiones de los ministros podemitas. Tendremos una legislatura de infarto. Una legislatura de traca.
(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com
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