Todo el mundo recuerda a Aznar diciendo en 2010 con su habitual y ridícula prosopopeya que el PP es incompatible con la corrupción.
Asimismo se recuerda cómo, al estallar el caso Gürtel, Rajoy se rodeó
de la guardia pretoriana del PP para afirmar que aquello no era una trama del PP sino una trama contra el PP.
Hoy
es obvio que ambos políticos mentían, lo cual no es nuevo porque es lo
que hacen habitualmente. Mentían porque el PP no es otra cosa que pura
corrupción y pura trama de corruptos en todos los órdenes y niveles de
la administración, en todas partes, en cualesquiera cargos públicos.
Esta asociación de presuntos malhechores no hace otra cosa que robar. Y
Aznar y Rajoy han sido siempre los primeros en saberlo. Desde sus puros
comienzos el PP es una asociación de presuntos maleantes.
Suma
y sigue. Ahora salen a la luz los criterios por los que la Alcaldesa
Botella del PP repartía los dineros municipales en publicidad entre los
diferentes medios, radios y periódicos. Eran inversamente proporcionales a la difusión del periódico y
directamente proporcionales al grado de abyección y lameculismo del
medio. Resultaba así que La Razón, un periódico que no lee nadie y está al servicio directo del PP recibía diez veces más fondos que El País que, sin ser ninguna maravilla, se parece más a un periódico (La Razón es un tebeo) y tiene un millón y pico más lectores que el otro.
¿Con
qué criterio repartía pues los dineros municipales Botella? Con el del
amiguismo, el enchufismo y el servilismo del medio. Nada más.
Y
esos dineros que Botella repartía entre sus lacayos, ¿eran de su
bolsillo? En modo alguno. Eran dineros públicos, procedentes de los
impuestos que pagamos todos los madrileños.
O
sea, el régimen de ayudas a la prensa de Botella era ruinoso, si no
directamente fraudulento porque no se justificaba por ningún criterio de
productividad de ningún tipo sino de puro enchufismo y servilismo.
Dicho de otro modo, por cada mendacidad o embuste que Marhuenda soltaba
en su periódico, se embolsaba un dinero que no le correspondía,
entregado por una política, Botella, que faltaba clamorosamente a su
deber de gestión pública eficaz y honrada.
Ignoro
cómo llaman ustedes a esto. Yo lo llamo atropello, granujería, cosas de
sinvergüenzas. Y pido que se lleve la gestión de esta señora a los
tribunales porque tiene toda la pinta de ser pura malversación de fondos
públicos.
Y, como este, espero que se lleven las demas tropelías cometidas por esta banda de facinerosos.
Por
eso es imprescindible que a día de hoy, miércoles, la izquierda llegue
de una vez a un acuerdo de gobierno para empezar a barrer la basura, la
podredumbre, la ñorda infinita que esta gente ha dejado en todas las
instituciones del país.
Hay
que seguir levantando alfombras, explicar a la gente documentadamente
cómo ha estado robándonos a todos durante años una partida de ladrones
meapilas y mucho ejjjpañoles.
Sería
imperdonable que por sus narcisismos los dirigentes de la izquierda
fueran incapaces de llegar a un acuerdo que libere al país de esta plaga
de sinvergüenzas.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
No hay comentarios:
Publicar un comentario