Resulta
preocupante que antes de iniciar las negociaciones entre los partidos de
izquierda para alcanzar un acuerdo de investidura que permita ser
presidente de Gobierno a Pedro Sánchez, se vuelva a exhibir en Madrid
como modelo al ex ministro de Economía griego, Yanis Varufakis. Sus
propuestas fueron tal desastre que han llevado a Grecia a la peor de las
situaciones que jamás haya tenido ningún país miembro de la Unión
Europea.
Además,
para aprobar las leyes que afectan a nuevos gastos, sus recetas
necesitan autorización de los organismos internacionales.
Vamos, un sinsentido.
Así ocurre con el actual proyecto para
la modificación de las pensiones que empezará a debatirse
dentro de dos semanas en el Parlamento griego, que en la práctica va a
suponer otra nueva rebaja de las pensiones.
Si no recibe el
visto bueno de la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional, el
Banco Central y el Fondo de Rescate, no podrán iniciarse las
negociaciones para reducir el montante de su deuda, que resulta
impagable a todas luces y que ahoga el crecimiento de Grecia.
Tal
y como se conoció en la segunda semana de este mes, la economía
griega ha vuelto a entrar en recesión. El PIB del país heleno se ha
contraído el 1,9% interanual entre octubre y diciembre. Encadena
dos trimestres consecutivos en negativo, el periodo necesario
para considerar que una economía decrece.
En términos
intertrimestrales, la economía helena se ha contraído un 0,6% en
el tercer trimestre del año, tras haberlo hecho un 1,4% entre julio y
septiembre, según Eurostat, la agencia estadística
comunitaria.
Es cierto que la caída ha sido menor de la
prevista por el Ejecutivo Comunitario, que la estimaba en el 2,3 %,
pero es un importante recorte del crecimiento. Las malas noticias
no acaban ahí. Para este año se espera que la contracción alcance
el 0,7 %.
Pues quien ha diseñado una buena parte del paquete con
el primer ministro griego, Alexis Tsipras, al que luego abandonó por
discrepancias en cómo se negociaba con los hombres de negro,
viene a Madrid a llamar mentiroso al ministro de Economía Luis de
Guindos y al presidente del Gobierno porque alertaron que con el
programa de Podemos pudiera pasar como en Grecia.
No
satisfecho con las acusaciones vertidas contra los
representantes del Gobierno en funciones, según Varufakis, la
troika y el Eurogrupo no tienen ni idea de lo que pasa en Europa. Oiga,
alguna idea tendrán. No cabe duda de que existen otras medidas de
política económica, pero arrogarse que la idea propia es la única
válida, no deja de ser preocupante sobre todo si vemos lo sucedido
en Grecia.
Las negociaciones que inicia el gobierno heleno la
próxima semana con los representantes de los organismos
internacionales van a suponer un nuevo recorte de las pensiones,
a los once ya decididos, desde que se iniciara la crisis en Grecia.
No parece que su modelo sea el que debamos seguir en España.
Como
principal argumento a favor de sus ideas, Varufakis ha comentado
en su intervención en la conferencia europea contra la
austeridad celebrado este fin de semana en Madrid que cuando era
ministro "alguien importante" en Bruselas le reconoció que los
planes de austeridad no funcionaban. Y ha añadido que había "tanto
capital político" en juego que había que aceptarlo para no poner en
entredicho la credibilidad.
A estas alturas, con todo lo
que ha sucedido en Europa; con la crisis de Grecia que la ha
convertido en un modelo claro a no seguir para salir de ella, cuando
el país heleno necesita del tercer rescate para poder pagar las
pensiones, a los funcionarios y una parte de las medidas de su
política social, no puede aludir al secreto profesional para
presentar un argumento de autoridad a favor de sus propuestas.
Por cierto, no se conoce ningún en ejemplo en Europa donde hayan
triunfado.
Si España continuara con las políticas de mayor
endeudamiento promovidas por Varufakis, las agencias de
calificación de riesgo rebajarían de nuevo la nota de la deuda
soberana con lo que resultaría más caro financiarse, no solo al
Estado sino también a los organismos privados.
Moody´s ya ha
rebajado su perspectiva a España de positiva a estable dado que,
sea cual sea la composición del futuro gobierno, ven improbable
que se adopten nuevas reformas para equilibrar las cuentas.
Seguro
que los negociadores del PSOE tendrán muy en cuenta la nota de
Moody`s. El aumento de los costes de la ya muy abultada deuda publica
imposibilitaría tomar muchas de las nuevas medidas sociales
previstas en el programa socialista. Pero ha quedado claro a lo
largo de la historia, que una cosa son los programas y otro lo que se
puede aprobar en el Consejo de Ministros.
(*) Opinión
No hay comentarios:
Publicar un comentario