En el tiempo de descuento, poco antes de que el árbitro anunciara el
final del encuentro, y cuando todos los espectadores daban por hecho que
el partido tendría que repetirse a través de unas nuevas elecciones, la
CUP (Candidatura de Unidad Popular), dividida y desgastada, ha ganado
el Gran Encuentro y ha obligado a Artur Mas a retirarse y renunciar a la
Presidencia de la Generalitat.
Como venían insistiendo los miembros de
la facción anticapitalista y antisistema de la CUP, Mas, se ha dado por
vencido y ha dado paso a otro miembro de la candidatura de “Junts Pel
Si” para ser votado este domingo por la tarde presidente de esa
Generalitat que tiene que llevar a cabo la progresiva desconexión de la
legalidad española, hasta llegar a la independencia total y escisión de
España.
De este modo, después de más de tres meses de negociaciones durante
las cuales Mas se ha humillado ante la CUP, aceptando todas sus
condiciones, condiciones que iban muchas en contra del pensamiento y de
la ideología de lo que significa Convergencia, y tras terminar con su
propio partido al que ahora dice que se va a dedicar a reconstruir con
su aliado político Unió Democrática de Catalunya, con el prestigio de la
Generalitat, y esta misma tarde, con lo que significaba en Cataluña la
CUP, Artur Mas y Gavarró ha anunciado que se va, que tira la toalla (da
un paso al lado, ha dicho), no aclara si renuncia al escaño e insiste en
que no abandona la vida política. Se va, pero se queda.
Los primeros rumores sobre un posible acuerdo comenzaron a extenderse
en la tarde del sábado. Según esos rumores habría un preacuerdo
alcanzado durante la reunión entre representantes de “Junts Pel Si”, que
había acabado a las dos del mediodía, Artur Mas dejaba el Ejecutivo,
“daba un paso al lado” y cedía el paso como candidato a otro miembro de
Convergencia, el actual alcalde de Gerona, un periodista y filólogo,
partidario del soberanismo y actual presidente de la Asociación de
Municipios Independentista: Carles Puigdemont. La CUP, tras investir en
la tarde de este domingo, horas antes de vencer el plazo para una nueva
convocatoria electoral, al nuevo presidente relevaría total o
parcialmente a los integrantes más críticos del grupo parlamentario
surgido de las elecciones del 27S para garantizar una cierta estabilidad
parlamentaria durante la legislatura.
El reglamento del Parlament impone un apretado calendario para hacer
realidad este acuerdo este domingo antes de las doce de la noche, algo
que exige actuar con rapidez, convocando, como así se ha hecho, un pleno
de investidura este sábado, celebrarlo el domingo a partir de las cinco
de la tarde e investir al nuevo presidente antes de la medianoche del
domingo al lunes. De no haber un candidato, con respaldo suficiente, el
lunes el presidente en funciones Artur Mas deberá firmar el decreto de
convocatoria de elecciones, aunque en esta ocasión, parece que todo está
atado y bien atado por lo que todo tendrá que hacerse con la máxima
celeridad.
Según ha explicado el propio Mas en rueda de prensa “el Parlament
investirá en la primera votaciónón, a Carles Puigdemont, vinculado a
CDC, al municipalismo. Lo ha hecho muy bien como alcalde, tiene
experiencia de gestión, sabe lo que quiere decir el contacto directo con
la gente, tiene muy claro el proyecto de país, que Cataluña es una
nación que tiene derecho a decidir su futuro y que conviene que lo
ejerza, y que como objetivo nos debemos plantear que este pazís llegue a
ser como todos los países normales de Europa”.
Según Mas, “había un riesgo de inestabilidad permanente, incluso con
mi investidura. La CUP habría tenido la sartén por el mango. Este
acuerdo da la vuelta a la tortilla y hace que Junts pel Sí controle la
estabilidad parlamentaria: existe el compromiso explícito de la CUP de
garantizarla. Espero que se cumpla en todo momento”, ha advertido. Ese
compromiso consiste en que la CUP se compromete a no votar en ningún
caso “con los grupos contrarios al proceso y al derecho a decidir”. Dos
de los diputados de la CUP dejarán su acta y se convertirán en asesores
del grupo de Junts pel Sí, aunque desde el partido antisistema se aclara
que seguirán teniendo a 10 diputados en la Cámara.
Cuando, desde España , se suspiraba porque, en medio de las
dificultades nacionales, parecía que el independentismo catalán se
ralentizaba, ha ocurrido lo contrario y no se sabe qué actitud tomará a
partir de la semana que viene. Por lo pronto, la reacción del Gobierno
no se ha hecho esperar y en cierto modo ha fortalecido los argumentos
del presidente en funciones, Mariano Rajoy, para la formación de un
gobierno de amplia base parlamentaria que haga frente al “desafío
independentista”.
(*) Periodista
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