José Julio Rodríguez, general de cuatro estrellas con rango máximo de general del Aire y piloto de combate, no responde al estereotipo de militar español del siglo XX y, es más, su agilidad mental y su timbre de voz juvenil no responden tampoco a un jubilado de 67 años, la prueba es que triunfó entre las jóvenes que acudieron ayer a su charla en Cartagena y a las que dió preferencia a la hora de hacerse fotografías con admiradores al terminar el acto, dos horas después de su comienzo. Por un momento parecía estar más en el papel de un sex-symbol acosado a su salida de un concierto, los óscar o los premios 'Grammy'.
Ese era el acto, a mi juicio, con más morbo de todos los programados en la Región de Murcia en esta campaña electoral, porque el medio millar de asistentes pudo comprobar, sin mucho esfuerzo mental, que este general del Aire es una maquina de cosechar votos si Podemos se decide a darle un mayor protagonismo en televisión de aqui a final de campaña. Y que con personas como el ex JEMAD en el futuro grupo parlamentario de Podemos en el Congreso de los Diputados este proyecto político dimanante del 15-M tiene motor para seguir adelante y recorrido para crecer con independencia de sus fundadores, poder de revocación aparte para quien se aleje y no cumpla el programa aprobado por todos.
Por algo dijo que la sociedad española lleva dos décadas anestesiada para la política y que con la fortaleza moral de un proyecto creible y garantizado como el de Podemos se revaloriza la participación desde una total independencia de poderes opacos y así devolver la ilusión a la gente iendo al origen de los problemas con altura de Estado. Especialmente incidió en el tema del terrorismo porque 'las compañías fabricantes de armas están ahora ganando millones de dólares al día con el tema de Siria, donde se han identificado cien tipos diferentes' hasta recomendar tomar decisiones más con la cabeza que con el corazón tras los atentados de París.
Confieso que poco me sorprendió el general. Levantó aplausos entre antiguos insumisos - hoy compañeros de brega política- y anoche logró el voto de militares y ex militares, que se identificaron como tales, presentes en el acto como civiles y padres de familia. Y es que José Julio estuvo de lo más regeneracionista desde su privilegiada posición de conocer todo lo que ha conocido y haber visto todo lo que ha visto. Ni se inmuta desde un radicalismo no incompatible como su moderación, categorias para nada antagónicas en política. Evitando analogías de cualquier tipo, en algo me recuerda al ex presidente de Portugal, el general demócrata Ramalho Eanes, que evitó en su día una indeseable deriva del 25 de abril de 1.974. Porque, en el fondo, de lo que habla José Julio es de salvar nuestra democracia de los derroteros a donde la han conducido corruptos y corruptores.
Porque Rodríguez procede del Arma más moderna: el Ejército del Aire. No en vano me confesó en privado que el 23-F estaba destinado en la base aérea de Manises, en Valencia, y que, pese a estar ubicada en la III Región Militar, al general Milans del Bosch ni se le ocurrió contar con ellos y los mantuvo como confinados en sus instalaciones. Precisamente, y en la Región de Murcia eso lo sabemos bien por albergar la Academia General del Aire, en San Javier, el Ejército del Aire no ha sido ni es para nada golpista por lo que no debe extrañar que genere gente como este candidato de lujo, excepción y, creo, que muy oportuno para la ocasión vistas sus cualidades para crear un país más democrático cuando piensa y expresa que las Fuerzas Armadas tienen una misión defensiva y no ofensiva.
El general dice estar trabajando con orgullo desde Podemos 'porque merece la pena que este país cambie y porque como patriota quiero lo mejor para su gente' al entender la política como un servicio público. Rodríguez no quiere una España triste y sí devolver la ilusión a la gente porque se muestra seguro de que Podemos es un partido que puede llegar a gobernar con sus propuestas garantizadas y para lo que necesita sentido de Estado, más aún cuando no lo financian los bancos. En este punto aludió al término 'puertas giratorias' para propugnar su prohibición 'a pesar de no ser un delito porque simplemente responden a intereses o favores sin ética'. Y negó ser un antisistema por estar en Podemos, una opción para él de cambio, legal y patriótica, que aspira a defender a la gente.
Habrá quien piense que es un traidor y hasta quien crea que es un infiltrado. Pero su talante conocido descarta ambas suposiciones que ni siquiera hipótesis. Aparte de por su inigualable Hoja de Servicios, por algo la ex ministra socialista de Defensa, Carmen Chacón, lo nombró como jefe de la cúpula militar. Porque de lo suyo demostró el general en Cartagena que sabe un rato diciendo lo justo y nada que no deba. Por ejemplo, al hablar del actual conflicto en Siria, sus causas y los fuertes intereses privados en juego. O de una OTAN que no responde tanto hoy a las necesidades de Europa como sí la más propia para nosotros infradesarrollada UEO para una defensa integral de nuestro entorno próximo. O del concepto de soberanía nacional - 'nunca debemos perderla dentro de la OTAN' - para plantear a continuación la democratización de las decisiones de seguridad nacional en España. Y todo en tono muy pedagógico para una audiencia esencialmente muy refractaria y, a la vez, ignorante por muy apasionada en contra de todas estas cuestiones pero de la que consiguió ovaciones al explicarlas en tono pausado.
Mi general se declaró a favor del sistema pero contra sus privilegios y abusos, y mentó la legalidad como punto de partida para cambiar todas las cosas que haya que cambiar con la legitimidad que otorguen las urnas pero, eso sí, en favor de toda la sociedad española en su conjunto y no de unos cuantos españoles y pequeños intereses privados. Porque reveló la confluencia en Podemos, un proyecto que a su juicio aplica sentido común y racionalidad, de gente de distinta procedencia profesional 'para devolver la dignidad a la acción política y asi construir un nuevo país más decente en este momento histórico de cambio para una Patria de todos y no solo de quienes se han apropiado de ella y de este concepto, que también es de todos'.
Para Rodríguez es esencial no sucumbir a la estrategia del miedo el próximo 20D ('muchos españoles han sido despedidos por confesar ser de Podemos') porque hay que rescatar a los españoles de una casta que se quiere proteger con aforamientos y que legisla para ella - 'los miembros de muchas instituciones, y estoy pensando en el Tribunal de Cuentas, no pueden ser nombrados por el Gobierno' - porque el aforamiento la protege contra el delito, 'lo que no es ético'. Y aquí alguien le preguntó por las responsabilidades políticas en el accidente del 'Yak-42', que fue calificado como una obscenidad porque el ministro cartagenero Federico Trillo 'no asumió su responsabilidad'.
Un ex militar como él metido a política - 'no quiero perder la capacidad de indignarme' - no es ni un PNN de universidad ni un activista de escaso recorrido vital y vivencias acotadas a un pequeño territorio. Porque Rodríguez, sin querer, demostró con naturalidad su capacidad de liderazgo y de conexión con la gente después de 52 años de contacto con la tropa. Porque los militantes y simpatizantes de Podemos, en Cartagena o en Baracaldo, no dejan de ser una tropa tan digna como la superespecializada de nuestro Ejército del Aire a favor de la que aún sigue trabajando Rodríguez como demuestra su aportación al programa de Podemos en Defensa.
El candidato se mostró partidario en esta base naval, que tan bien conoce, de auditar y renegociar los contratos del Ministerio de Defensa y de no lavar en casa los trapos sucios - 'hay que denunciar y castigar ejemplarmente a los corruptos y sus encubridores de delitos' - porque piensa que las instituciones se dignifican más y mejor con la transparencia y la justicia desde un control democrático de las mismas para acabar con la corrupción estructural del país y porque la seguridad es cosa de todos los españoles. Y aquí se mostró partidario de un equilibrio y redimensión en los presupuestos de Defensa conforme a lo que quiera toda la gente pero 'teniendo en cuenta que el armamento se nos va quedando obsoleto'.
Finalmente, a una pregunta sobre el republicanismo de Podemos y, llegado el caso, de poder proclamar una república cómo reaccionarían los militares, el general no dudó en afirmar que las Fuerzas Armadas españolas 'son democráticas y están sometidas al poder civil' desde su convicción expresada anteriormente al acto de que lo democrático es que los ciudadanos decidan quien debe ser su jefe de Estado. Pero no se quiso despedir sin decir que el tema de Cataluña requiere afecto y diálogo. 'El debate es propio de una democracia viva. La soluciones deben siempre ser políticas porque las militares nunca son soluciones sino el fracaso de otras, incluidas las diplomáticas y las económicas'. Para matizar que 'la unidad de España es responsabilidad de los políticos, no de las Fuerzas Armadas'.
Quedó claro que el general del Aire va tomando tierra después de haber tomado nota y constatar demasiado malestar entre los españoles, incluidos los militares. No hay que olvidar que José Julio Rodríguez es un experto en nuevas tecnologías e inteligencia y logística militares. Ahora que tomen nota otros de que alguien así no aterriza en Podemos por casualidad, básicamente porque saber aterrizar bien ya forma parte de su propio yo.
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