Que no, que no y que no. Que la cosa no va de un pacto PP-Ciudadanos ni
Ciudadanos-PSOE ni PSOE-Podemos. El pacto que viene es PP-PSOE. A la
alemana. Claro que será sin los protagonistas de cabecera en las
candidaturas. Será un pacto Soraya-Susana. No es por nada, pero lo vengo
diciendo desde hace un año, por lo menos. Y los hechos lo van
confirmando.
La puesta a punto de la vicepresidenta del Gobierno
en los debates electorales en sustitución de Rajoy no obedece a una
espantada del líder del PP, sino a un guiño de éste. Está diciendo a
quien quiera entenderlo que Soraya es la rueda de repuesto. Es bien
sencillo: si el PP no obtiene la mayoría absoluta, como es previsible,
nadie pactará con el autor de los recortes y redactor de los famosos
versos «Luis, sé fuerte. Hacemos lo que podemos. Mañana te llamo». Nadie
querrá ir de la mano de quien, después de hacerse públicas las cuentas
suizas de Bárcenas, mantuvo al extesorero en Génova con despacho,
secretaria, chófer y supersueldo 'en diferido'. Parece claro que Albert
Rivera no podría explicar a sus votantes cualquier fórmula de apoyo a
Rajoy después de que aquéllos lo hayan sufragado precisamente para
quitarse de encima al plasma del plasma. Sin mayoría, Rajoy está fuera,
pero el PP permanecerá en Soraya. Es lo que viene. Thelma.
¿Y el
PSOE? Queda claro que un resultado por debajo de los cien diputados
después de lo que el PP ha hecho y, sobre todo, deshecho, no podría ser
asumible por un partido que se tiene por alternativa de poder. A Pedro
Sánchez las navajas lo están esperando a la vuelta de la esquina. El
manotazo se lo dará "está escrito en el destino" Susana Díaz. Louise.
Y
ya, tras el 20D, tendremos a ambas mujeres a punto de convertirse en
las dos primeras líderes españolas de los partidos tradicionales.
Tendrán el concurso de la Unión Europea, que facilitaría un pacto de
Gobierno a la alemana, sin presiones sobre el déficit, los recortes y
las contrarreformas, para hacer posible una política de recuperación
económica y social, incentivada por el dejar hacer, pongamos que durante
el primer año o año y medio de la legislatura, a fin de atemperar el
malestar generado por un acuerdo tan excepcional e insólito, dirigido a
liquidar el impulso del neobipartidismo adjunto (Ciudadanos y Podemos).
Una vez conformada la 'nueva cultura' del pacto formal PP-PSOE y
sometidas las actuales fuerzas emergentes por un crecimiento económico
calculado que vuelva a tranquilizar a la población sería el momento de
convocar nuevas elecciones y, tras ellas, ya sin agentes peligrosos al
acecho del poder, vendrían los ajustes pendientes que, en otra
circunstancia, estarían previstos a partir de enero de 2016.
No
apunto aquí nada que esté fuera del campo visual de cualquier observador
atento. La UE ha advertido reiteradamente que las obligaciones de
España siguen siendo muy duras y parece consentir que se aplacen hasta
después de las elecciones para no ponérselo más difícil a Rajoy. Pero la
cantinela suena y aparece un día sí y otro también en las portadas de
los diarios, con fuentes inequívocas.
Cabría la posibilidad de que
los 'poderes fácticos' de la economía aceptaran que Ciudadanos es una
réplica aceptable del PP y dejaran caer a éste en favor del
apuntalamiento de los riveristas, pero la experiencia indica que los de
Rajoy son los más fiables en este ámbito, y Ciudadanos es una pieza de
prueba. Por tanto, la vía más efectiva y práctica consistiría en
propiciar un acuerdo de 'salvación nacional' que alejara la situación
política española de procesos experimentales.
Para esto, los
actuales líderes de las fuerzas hasta ahora alternativas, Rajoy y
Sánchez, están de más. El primero, porque su 'contribución' a la causa
lo ha quemado, como está a la vista; es un líder del pasado. El segundo,
porque sólo habría podido superar su clara provisionalidad con un éxito
incontestable, y esto no va a ocurrir. El refresco vendrá de una cancha
que casualmente es femenina aunque, aparte de este matiz, en modo
alguno mejorará a los relevados, pero en política el efecto novedad
suele ser aceptado durante algún tiempo hasta su inevitable caducidad.
No
tengo la vocación de Nostradamus, pero quiero llamar la atención sobre
la posibilidad cierta, basada en todos los datos e indicios que aporta
la situación política, de que el único pacto postelectoral del que no se
habla (PP-PSOE, con renovación de líderes) es el más probable. Soraya
ya ha sido puesta en camino: está en los carteles y, desde anoche, en
los debates. Y Susana viene de camino. El gran problema de la fórmula
Thelma y Louise es que todo sabemos cómo acababa la película. Pero, aun a
sabiendas de esto, el impulso de la escapada, ya se verá, es
irresistible.
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