El pasado 19 de julio este cronista planteaba en exclusiva, en este
mismo periódico y en esta misma sección, la posibilidad de que el
dirigente de Ciudadanos, Albert Rivera, exigiese ante un eventual pacto
con el Partido Popular, tras las elecciones generales del mes de
diciembre, que el candidato a la Presidencia del Gobierno en caso de que
el PP fuese el partido más votado (posibilidad que a estas alturas no
hay que descartar) no fuese el actual presidente del Gobierno Mariano
Rajoy, sino otro candidato designado por el partido. Sería una petición
similar a la que Ciudadanos hizo en La Rioja y Murcia y que los
populares no tuvieron más remedio que aceptar para alcanzar un pacto de
investidura en las dos Comunidades, gobernadas ahora por el PP.
Distintas conversaciones con dirigentes de Ciudadanos y, sobre todo,
una entrevista con Albert Rivera en Onda Cero en el programa La Brújula
en la que participaba este cronista, puso blanco sobre negro, lo que
pensaba el dirigente de Ciudadanos de Mariano Rajoy, y de su política
durante la legislatura, insinuando que podía producirse lo que tras las
autonómicas y municipales, se produjo en Murcia y La Rioja. Rivera, que
hizo una durísima crítica del gobierno de Rajoy, dio a entender que el
actual presidente del Gobierno era el responsable de muchos de los
problemas en los que está metido el país, por lo que la solución a esos
problemas no podía venir de quien los había creado.
Es el mismo argumento que hace menos de una semana ha manejado el
numero dos del partido, el secretario de organización del partido Fran
Hervías que ha declarado que “si hay que quitar a Rajoy se le quita,
como se quito a Sanz, el presidente de la Rioja. “Si hay que hacerlo, se
hará” -abunda en el remplazo de Rajoy-. Después de las elecciones
analizaremos esta situación porque nuestro objetivo es ganarlas”.
Hervías entiende que “la gestión de Rajoy es una de las culpables de los
problemas que tiene España”. Y considera “que el presidente de los
recortes y subida de impuestos, el que ha mirado hacia otro lado ante la
corrupción y ha andado de la mano de nacionalistas, está incapacitado
para la liberar el cambio político que se necesita, y los españoles
reclaman”. Es decir que cada vez es más difícil que Ciudadanos acepte la
candidatura de Rajoy como presidente del Gobierno.
Especialmente crítico con los casos de corrupción (la salida de todos
los imputados en casos de corrupción ha sido la condición. que
Ciudadanos ha puesto en los pactos autonómicos y municipales,
especialmente en Andalucía con el PSOE y, en Madrid, con el PP)
cualquier acuerdo para las generales pasaría por ese tema de la
corrupción, que tan nervioso pone al presidente del Gobierno. Un tema
que, desgraciadamente, no ha desaparecido de la agenda política hasta el
punto que el caso de la “Operación Púnica”, con sus pinchazos
telefónicos, la grabación de conversaciones que demuestran el nivel de
corrupción en numerosos Ayuntamientos madrileños, la financiación ilegal
del partido, y los peculiares bajos fondos en los que se movían los
políticos populares, han ocupado el interés informativo del verano.
Es verdad que desde las elecciones municipales ha bajado notablemente
el nivel de agresividad de las dirigentes populares hacia Ciudadanos e,
incluso, el presidente del Gobierno que durante la campaña electoral
del 24 de mayo centro parte de sus críticas contra aquellos que buscan a
sus candidatos en cafeterías y que votar a Ciudadanos era jugar a la
ruleta rusa y sobre todo, votar contra la recuperación económica,
poniéndola en peligro. Ahora, probablemente temiéndose lo peor, un veto a
su candidatura y , especialmente, que el partido de Rivera sea la
segunda fuerza política más votada el 27 de septiembre en Cataluña, ha
autorizado incluso a su hombre en Cataluña Xavier García Albiol a que
impulse un pacto de todas las fuerzas no nacionalistas después del 27 de
septiembre.
(*) Periodista
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