MADRID.- Un dentista de Murcia, cuya identidad no ha trascendido a petición suya, ha logrado que Banif le pague 4,5 millones por venderle productos de alto riesgo justo antes del estallido de la crisis. Además, el banco le aconsejó endeudarse para adquirir tales productos y le concedió créditos para tal fin.
Así se desprende de la sentencia del Juzgado de Primera Instancia nº 18 de Granada a la que ha tenido acceso 'El Mundo' y que declara nulos diez contratos de adquisición de productos financieros complejos.
En ella condena a la filial de banca privada del grupo Santander a
abonar a los perjudicados, el dentista y su esposa, no solo los 3,9
millones invertidos, sino los intereses legales de nueve años, "las
comisiones y gastos de todo tipo abonados a Banif" -lo que incluye el
crédito- y costas procesales. Todo ello, menos los intereses que sí
llegaron a percibir antes del estallido, suman los citados 4,5 millones,
según su abogado, José María Davó.
"Es una sentencia contra una forma
de hacer banca con obtención beneficio aún a costa de la ruina del
cliente, que demuestra que, a veces, la Justicia funciona
extraordinariamente bien en España", afirma el letrado. El matrimonio ha
pedido a este diario guardar anonimato tras lo que consideran un
calvario, puesto que se encontraron con que tenían que devolver a Banif un crédito de 1,8 millones contraído para inversiones ruinosas.
Banif niega haber cometido irregularidades en la comercialización y, en
su recurso de apelación ante la Audiencia Provincial, sostiene que "los
demandantes conocían el alcance", porque habían hecho antes "decenas de
inversiones" tras haber logrado vender unos terrenos por seis millones
en 2005. También que "la documentación contractual" que recibieron
refleja de forma clara la existencia de riesgo". Además "los actores,
como clientes de banca privada, tenían acceso directo y permanente al
personal especializado del banco, que les habría permitido disipar
dudas".
La titular del Juzgado de Primera Instancia, Adela Frías, considera probado lo contrario. Considera que en Banif "quebraron los principios de lealtad, transparencia y correcto seguimiento".
También considera clave el papel del banco no solo como intermediario,
sino como "asesor".
"La entidad financiera no se limitó a informar y a
intermediar y, en todo caso, lo hizo de una forma insuficiente, poco
prudente y solo meridianamente clara (...) Además, actuó silenciando los
riesgos que podían derivarse de la adquisición" incluida "la posible
pérdida del capital invertido íntegramente".
Los hechos se remontan a 2007 cuando el dentista y su esposa
recurrieron, una vez más, al asesor de Banif en la localidad de Granada
que era de su confianza. Éste les aconsejo invertir en siete bonos
estructurados y acciones de compañías como Neuropharma, o cotizadas en
la Bolsa de Viena como Meinl Airports International y Meinl Power
International. Según la juez, Banif actuó y cobró comisión como asesor y debió en todo momento aconsejar bien.
El dentista y su esposa, una profesora, eran, según la juez
ahorradores conservadores sin experiencia ni conocimientos financieros y
solo estaban dispuestos a asumir una pérdida del 10%. Sin embargo, "la
entidad no les realizó el test de idoneidad y conveniencia en tiempo y
forma". Por todo ello, la sentencia establece que "el consentimiento
contractual" quedó "viciado gravemente" y declara nulos "todos y cada uno" de los contratos suscritos.
La mayoría de los bonos estructurados recomendados por Banif
a los clientes estaban referenciados a acciones de bancos y fueron
comercializados a partir de mediados de 2007. Dos de los bonos estaban
ligados a BNP Paribas, precisamente la entidad que había iniciado la
crisis financiera al cerrar el 9 de agosto de 2007 tres fondos de
inversión ligados a las hipotecas subprime. Banif no avisó al dentista
de este dato.
La dirección de Banif remitió en octubre de 2007 un correo a
todas sus oficinas en contra de comercializar bonos estructurados
referenciados a acciones de bancos mientras durase la volatilidad. El
asesor personal de los perjudicados desoyó tal consejo y recomendó a sus
clientes invertir más de dos millones de euros en bonos estructurados
referenciados precisamente en bancos que entraron en caída libre. Entre
ellos, los británicos Royal Bank of Scotland y Barclays, que rozaron la
quiebra a principios de 2008.
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