Si un afán tienen los de Podemos en esta vida es ganar las elecciones al precio que sea. Han aburrido a las momias con la canción de que ellos salen a ganar. Siempre están saliendo a ganar. Pero no ganan nunca. Ni por asomo. Y ya van tres consultas electorales en las que, si medimos sus resultados por sus aspiraciones, solo cabe decir que salen a ganar, pero pierden siempre.
Para ganar al precio que sea, entre otros medios, aspiran a la hegemonía ideológica de corte gramsciano. Y tampoco lo consiguen. Lo cual es lógico, pues los tiempos han cambiado. Gramsci era un hombre menudo y frágil que caminaba sobre los hombros del gigante Marx. Los de Podemos son unos mozancones a caballo de un hombrecillo sin aliento, con lo que ni se mueven. De todos los términos que pusieron en circulación para remachar su hegemonía ideológica, solo el de "bipartidismo", parece haber calado. Los demás, "casta", "régimen del 78", "candado del 78", "centralidad del tablero", "pueblo", "nacional popular", "populismo", "ni izquierda/ni derecha", "arriba/abajo", no los usa nadie y el que lo hace es para reírse de ellos, como ese de "asaltar los cielos".
Incidentalmente, los cielos siguen inabordados y los que iban a a asaltarlos llevan seis meses rodando por la pista sin despegar un palmo del suelo o del 10% o 12% del voto, que viene a ser lo mismo.
Pero el "bipartidismo" ha calado. Y es el más necio. El más absurdo, casi ridículo. Todavía anoche decía Iglesias que empieza a escribirse en España el fin del bipartidismo. Habla del bipartidismo como algo nocivo, que hay que extirpar, como el cólera morbo, por ejemplo. Que eso lo haga la gente que desconoce el uso del término tiene un pasar. Pero un profesor debiera saber que el bipartidismo es una categoría analítica, como el multipartidismo y, como tal, no es buena ni mala en sí misma; que hay países bipartidistas corruptos, como Colombia, y países bipartidistas no corruptos, como el Reino Unido, igual que hay países multipartidistas corruptos, como Italia en el siglo XX y países multipartidistas no corruptos, como Dinamarca. Obviamente, el problema no está en el bipartidismo o multipartidismo y echar la culpa al bipartidismo, como hacen los oblatos de Podemos en sus carteles con guirnaldas cursis a rabiar, solo revela ignorancia o manipulación. Imperdonable en el caso de teóricos de la materia que mienten a propósito, como los viejos políticos de toda la vida, porque les conviene, pues saben de sobra que el bipartidismo no es más ni menos corrupto que el multipartidismo.
Pero hay más. ¿A qué llaman estos lumbreras bipartidismo en España? A un sistema en el que, cuando menos, había cuatro partidos de ámbito estatal en el Parlamento: PP, PSOE, IU y UPyD. Dos grandes y dos pequeños. ¿Y ahora, qué habría ahora si los resultados de ayer se proyectan sobre el Congreso? Pues otros cuatro partidos: PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos, ya que IU y UPyD han desaparecido. ¿Cuál es la diferencia? Pura y escasamente cuantitativa. Pero ahora, dicen, empieza a perecer el bipartidismo. ¿Por qué si son tan cuatro como los de antes? Sencillamente porque ahora son ellos. Llaman "ganar" a un ejercicio de "quítate tú para que me ponga yo".
Ni tampoco el resto de juicios y pronunciamientos de los dirigentes de Podemos, todos dictados no ya por el peor pragmatismo sino por el más evidente casuismo jesuítico. Se apropian el éxito de Manuela Carmena en Madrid y Ada Colau en Barcelona siendo así que las dos, expresamente, han señalado que no son de Podemos ni están más cerca de Podemos que de otras fuerzas. Apropiarse méritos ajenos, adornarse con plumas de otros, son trucos de la marrullería política más tradicional que estos de Podemos practican con gran soltura porque, como ya ha demostrado Palinuro varias veces, lo único que hacen es plagiar y tampoco muy bien, pues se les nota el hurto a la legua. Pero quede claro: Colau y Carmena no son éxitos de Podemos, sino de mucha confluencia de votos gran parte de los cuales no tiene nada que ver con Podemos. De paso no está de más insistir en el fenomenal ridículo que hacen quienes vienen con la monserga de la "renovación generacional" y solo ganan allí donde presentan a alguien de 71 años.
Unas gentes que iban a asaltar los cielos, ganar por arrasamiento, reducir el PSOE al Pasok y comerse el mundo, no ganan en parte alguna y, en muchas otras ni siquiera son necesarios para nada. No es de extrañar que, dada su arrogancia y perfectamente injustificada soberbia intelectual, empiecen ya asomar la oreja andaluza, poniendo condiciones al PSOE para pactar. Por cierto, se hartaron de decir a la gente que el PP y el PSOE son lo mismo. Pero solo consideran la posibilidad de pactar con el último. Si son lo mismo, ¿por qué no ofrecen el pacto también al PP? Y, si no son lo mismo, ¿les molestaría mucho reconocer que mienten y que mienten más que los políticos "bipartidistas"?
Si yo fuera del PSOE mostraría mi disposición a aceptar cualesquiera condiciones que Podemos quisiera imponerme a cambio de que ellos acepten otra previa, sin la cual, no hay nada que hacer: auditoría pública de todas las cuentas en los últimos veinte años en todos los gobiernos en los que entren. Si el PSOE impone esa condición que es la que todos los ciudadanos estamos esperando para creer en la regeneración, ya puede aceptar cualesquiera otras que pretenda Podemos. Es más, el PSOE deberá avisar de que esa medida de auditoría pública de cuentas será la primera que ponga en práctica en el gobierno central cuando gane las elecciones de noviembre. Si lo hace, las ganará.
Palinuro ha dicho siempre que apoya una alianza PSOE y Podemos y en ello sigue. Pero, si el PSOE no pone en marcha una política de transparencia absoluta desde el primer momento o de auditoría pública de cuentas o los de Podemos, con diferentes excusas, no permiten alianzas de gobierno en ayuntamientos y Comunidades, en las elecciones de noviembre, la gente les pasará factura.
Por cierto y, mientras saborean las mieles del triunfo, a lo mejor los del PSOE sacan algo de fuerza y de valor y presentan una moción de censura a esta banda. El pueblo ha mostrado el camino censurándolos de largo: a Aguirre, Cospedal, Monago, Barberá, De la Riva y todos los demás comadres y compadres. Háganlo ellos ahora con el sobresueldos, el jefe de filas. Ármense de valor. No se arrepentirán.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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