En su inimitable estilo, como cuestión
colateral, de pasada, Rajoy ha aclarado que será el candidato del PP a
las próximas elecciones legislativas, que nadie sabe ya de cierto cuando
serán y Palinuro, siempre tan ocurrente, si llegarán a ser. Nada nuevo
desde el punto de vista formal. Se han cumplido los trámites. En el PP
al candidato lo nombra el propio candidato. El nombrador se nombra a sí
mismo en un caso típico de hermafroditismo político. Ya candidato, Rajoy
pidió a los presentes que confíen en él a lo que le respondieron
algunas risas. La prensa ama los candidatos con sentido del humor.
Confiar
en Rajoy, el presidente peor valorado de la historia de la democracia
es un chiste. En la sesión de control del Senado le sacaron todos los
colores porque la corrupción en la que están anegados él, su gobierno y
su partido los tiene todos y todas las trapacerías, chanchullos y
latrocinios. La trama Gürtel resulta estar también relacionada con la
lista de defraudadores de Falciani. Realmente, esta gente ha creado una
realidad paralela, como en un juego de second life en el que todo es corrupción, saqueo, expolio. Empezando por el del presidente a quien ayer acusaron de cobrar sobresueldos durante veinte años
de una caja B del partido que la policía y los jueces dan por probada.
Empezó negándolo todo y hasta mintiendo en sede parlamentaria. Pero ya
no puede negar el cobro de los sobresueldos ni la corrupción general de
su partido.
Es
más, con el penúltimo escandalazo de Rato, el exvicepresidente,
presunto ladrón, Rajoy ha salido entre contrito y furioso a afirmar que Lo que está pasando es vomitivo, de vergüenza.
Como si no fuera con él. Como si no hubiera sido él quien puso a Rato
en Bankia, como si "lo que está pasando" no estuviera directamente
relacionado con la financiación ilegal del PP, los sobresueldos y todo
lo demás. Y digo penúltimo porque el último es el de los dos
murcianitos, el embajador Trillo y el diputado Pujalte, cobrando una
pasta por asesorar verbalmente a la hora del café a unas empresas
que luego recibían contratos públicos. Los malintencionados sospechan
que se trata de información privilegiada, lo cual es un delito. Por si
alguna duda hubiera, el PP veta que el Parlamento investigue el extraño
caso de Pujalte sosteniendo que es legal porque sí. Y esta actitud
ilustra sobre la voluntad de transparencia y regeneración que anima al
partido del gobierno y su flamante candidato.
¿Recuerda
alguien los viejos tiempos? Corría el año 2009, acababa de saltar la
Gürtel y Rajoy, rodeado de la plana mayor del PP entonces declaraba muy
serio que aquello no era una trama del PP, sino una trama en contra del PP.
En la foto estaban, entre otros, Aguirre, Arenas, Cospedal, Monago, el
propio Rajoy, Mato y Camps. Y estos eran los que decían que no era una
trama del PP sino contra el PP.
Para confiar en ellos.
El PSOE se malicia que si, como es previsible, el PP se estrella en las elecciones de mayo, habrá elecciones anticipadas. Otros que viven en second life.
Hagan los preparativos, desde luego pues puede pasar cualquier cosa.
Pero, sobre todo, hagan algo. Porque, en efecto, puede pasar cualquier
cosa en esta situación de absoluto desgobierno en que se encuentra el
país. Al condicionar la convocatoria de elecciones generales al
resultado de las elecciones catalanas del 27 de septiembre, ya acordadas
en la hoja de ruta soberanista, pero no oficialmente convocadas, el
genio de La Moncloa se ha puesto en manos de Mas. Para arreglar el
asunto solo se le ocurre aventurar que quizá haga coincidir las generales con las catalanas. Es decir, la política española se decide en Cataluña.
La
oposición no tiene por qué estar preocupada por lo que hace el gobierno
porque el gobierno no sabe lo que hace. La oposición tiene que
preocuparse por lo que ella hace. Mejor dicho, por lo que no hace:
oponerse.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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