domingo, 4 de enero de 2015

Ojo al nivel. Los medios fríos / Ramón Cotarelo *

Aquí algunos pueden estar perdiendo la minerva. Cabe calificar de muchas formas el discurso -y la práctica, supongo- de Podemos y así se hace. Pero llamarlos casposos suena algo extraño, casi ridículo. Menos mal que la radio, el medio en el que el presidente del grupo parlamentario de CiU, Jordi Turull, ha manifestado su parecer es un medio frío, según la célebre dicotomía de MacLuhan. Si llegar a ser caliente, por ejemplo, la televisión, esta hubiera podido mostrar imágenes al instante que desmentirían el calificativo de Turull. 
 
A la vista está que en Podemos hay muy poca caspa, mental o física. La caspa cae más del lado de Turull. Y esto no es una respuesta ad hominem pues Palinuro reconoce que se puede ser casposo, llamar casposos a los demás y tener razón. Ese no es el asunto. El asunto es que en Podemos hay muchas cosas pero, hombre, caspa, no. Eso lo ve cualquiera. Gerardo Pisarello señalaba hace poco que Podemos es la fuerza política de izquierda española que más lejos ha llegado en la cuestión catalana al reconocer que España es un "país de naciones".

¿Qué sucede entonces? Que Podemos pone nervioso al personal. En Cataluña por unos motivos y en España por otros. Pero casi todo el mundo está muy nervioso. Y cuando hay nervios es fácil liarse. En España ya llevamos una temporada de nervios. Rajoy llama "adanes" a los dirigentes de la nueva formación; Sánchez considera que no son "castos" y él, de paso, tampoco es "casta"; los de IU andan murmurando que se han quedado con el santo y la limosna; y los de UPyD los tildan de "populistas", un término progresivamente carente de sentido. En Cataluña el impacto de Podemos ha sido más reciente y estas son las primeras y quizá no muy atinadas reacciones.

Y es una pena. Palinuro lleva tiempo sosteniendo que Podemos y la cuestión catalana son los dos fenómenos más importantes en España hoy. No solo políticos, sino también culturales, sociales y hasta económicos. Con todas las críticas y burlas que se han hecho al miserable aumento de las pensiones y el SMI, es posible que ni eso se hubiera dado de no existir Podemos. Los dos fenómenos decisivos en el día de hoy y el próximo futuro. Los dos fenómenos en los que la gente que en ellos participa y muchos que los siguen atentamente comparten la convicción de estar haciendo historia. Españoles, catalanes haciendo historia. Dentro de cien o doscientos años estos fenómenos de hoy pueden abrir un capítulo en los manuales o reducirse a una nota a pie de página en un relato monótono. Que sean lo uno o lo otro depende de cómo la gente actúe ahora. Y eso lo sabe la gente.

Siendo los dos acontecimientos más importantes hoy en España quienes los gestionan harán bien en tratar de comprenderse por encima de minucias partidistas. Al margen de su desafortunado exabrupto, Turull razona muy bien. Pone a Podemos en un brete cuando lanza "Mira que es fácil decir si se está a favor o no de un referéndum sobre la independencia, sí o no" y es verdad. Ya lo era antes del 9N y no se produjo, a pesar de que los británicos acababan de dar una lección imposible de ignorar respecto a cómo se gestiona en una sociedad democrática el derecho de autodeterminación de los pueblos.

No se entiende por qué Podemos no reconoce el derecho de autodeterminación de los catalanes. Pasado el 9N la oposición a una consulta referendaria de hecho ya carece de sentido porque de todas formas va a darse pues no otra cosa son las elecciones plebiscitarias en ciernes  que no es posible prohibir, ni siquiera desautorizar con algunas de las habituales impertinencias de Rajoy. Un pronunciamiento en ese sentido clarificaría el ambiente en Cataluña y le ganaría muchos apoyos. Si no se da, dicen algunos, es porque Podemos teme perder votos en España a cambio. Pero eso está por ver, sobre todo si la organización explayara su posición por entero aquí y allí: que no es partidaria de la independencia de Cataluña, pero sí de que los catalanes puedan decir libremente por su cuenta, como han hecho los escoceses.  Y, por supuesto, de que el resultado se respete e implemente.

Me dirán ustedes que estoy tratando de casar a Podemos con el independentismo catalán, como hace Palinuro. Y la verdad es que sí. Son lo más importante que le pasa a mi país hoy, lo que trae en su seno mayor expectativa de cambio. Tanta que a saber qué tipo de país nos encontraremos cuando estos procesos hayan dado sus primeros frutos.
 
Aquí es donde se enciende el plasma de La Moncloa y Rajoy coloca uno de sus confusos discursos pidiendo el voto, pues siempre está en campaña electoral, en razón de su carácter previsible, su sentido común, el como Dios manda, la seguridad, la estabilidad, y frente a las ocurrencias de unos, los adanismos de otros y la aventuras y locuras de aquellos otros.
 
Confieso que esta horrible posiblidad es uno de los motivos (no el único, claro) por los que Palinuro simpatiza con los dos fenómenos mencionados. 

(*) Catedrático de Ciencia Política en la UNED

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