A ver si vamos entendiendo qué es eso
del liberalismo. Consiste en que si haces ampliación de capital en tu
empresa (Libertad Digital, por ejemplo) y el mercado no la cubre te vas a
ver al secretario general del PP y de la caja B del partido te pone lo
que falta. A fin de cuentas también es dinero de empresas, las que han
pagado mordidas por contratos del Estado firmados por el Gobierno
popular. Todo muy liberal: donde no llega el mercado, llega el mercado
negro.
Naturalmente no es el PP el que pone directamente el dinero, sino
que lo derrama entre algunos de sus dirigentes o familiares de éstos,
que una vez hecha la imposición, venden las acciones, obtienen
plusvalías y no devuelven la pasta, que ya es blanca, al cajón secreto. Y
así, todos contentos: unos se forran con el favor, y los otros pueden
seguir predicando liberalismo.
Tan ejemplar es la operación propiciada por Ángel Acebes desde la
sede del PP, que al guardián de nuestras cuentas públicas regionales, el
consejero de Hacienda en la sombra, Martínez Pujalte, le parece, en
referencia al exsecretario general, que “no creo que haya una persona
más honesta en la vida”, lo cual nos da una ligera idea de con qué clase
de gente se junta.
El murciano ha dedicado frases similares a otros
amigos encantadores: al balear Matas (en la cárcel), al castellonense
Fabra (a punto de entrar) o al tunante Rato (debería estar en ella). Lo
mejor de la casa. Si yo fuera Valcárcel, ya le habría mandado un
mensaje: “Por favor, a mí no me defiendas”.
Por cierto, si el imputado Acebes entregara su carné del PP en imitación de Rato ¿qué haría nuestro Bascuñana?
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