La Marea Tricolor pretendíamos este año
manifestarnos el 14 de abril, fecha en que se conmemoraba el 83º
aniversario de la proclamación de la II República Española, cuya
Constitución de 1931 es, sin lugar a ningún género de dudas, la más
democrática y avanzada de cuantas han estado vigentes en nuestro país.
Contra esta Constitución, los precursores del PP dieron un golpe de
Estado en 1936 que, tras fracasar, provocó tres años de guerra civil,
que desembocaron en una larga dictadura de cuarenta años, a la política
de exterminio físico y de largas condenas de cárcel para los vencidos,
al exilio y al oscurantismo.
Comunicada la manifestación a la
delegación del Gobierno, ésta resuelve, fuera de plazo, cambiar el
horario de la manifestación poniéndola a las 16,30, por coincidir en el
tiempo con la procesión, y por los problemas que ello provocaría al
tráfico.
Conscientes de que la sala de lo Contencioso del TSJ, el
pasado noviembre, había rechazado argumentaciones de la delegación del
Gobierno de mucha mayor enjundia, aunque falsas, tales como que
´bloqueábamos los accesos a los Servicios de Urgencias de los Hospitales
Reina Sofía y Morales Meseguer´ o que ´se impedía la circulación de
vehículos de emergencias como bomberos o ambulancias´, y como se
recordará, esta misma sala nos dio la razón y se mantuvo la Marcha de
Mareas con sus ocho puntos de concentración y sus cuatro marchas.
Quiero
aclarar al delegado del Gobierno y a la sala que no es que el 14 de
abril coincida con el lunes santo, sino que es éste el que en 2014 cae
en 14 de abril. La Semana Santa cambia cada año en una horquilla que va
desde primeros de marzo a finales de abril. El 14 de abril es una fecha
fija en el calendario anual.
Pues bien, confiábamos en el criterio
mantenido por la sala de lo Contencioso, coincidente, por otra parte,
con la numerosa jurisprudencia sobre que los problemas de tráfico no son
motivo para alterar el derecho fundamental de libertad de expresión y
manifestación.
Sin embargo, esta vez, la sala, en contra de la
jurisprudencia, del ministerio fiscal y, lo más preocupante, utilizando
argumentos propios, ya que ni figuran señalados por la delegación del
Gobierno en su resolución ni fueron invocados por el abogado del Estado
en la vista, decide que «sabiendo los convocantes que había procesión y
teniendo todas las horas del día para la manifestación» elegíamos un
horario coincidente con el evento turístico/religioso, por lo que
ratificaron la resolución.
No sorprende la actuación del delegado
del Gobierno, nombrado por un ministro, Fernández Díaz, hombre piadoso,
contrario al aborto, pero partidario de las concertinas, promotor de una
ley mordaza que desde todas las instancias es considerada
anticonstitucional y contraria a las libertades y los derechos humanos, y
firme practicante y defensor de la represión policial y administrativa.
Tampoco puede sorprendernos en el propio Bascuñana, bajo cuyo mandato
estamos sufriendo en Murcia la mayor represión e impunidad policial
desde la dictadura.
Recuerden, por ejemplo, entre las reiteradas
actuaciones represivas policiales las de la última huelga general,
cuando este señor salió justificando la salvaje carga de la calle Bando
de la Huerta en el hecho falso de que se habían lanzado piedras a los
agentes, y que se habían acompañado alguna de esas piedras como prueba
al atestado policial. Esas mentiras Bascuñana/policiales fueron
desmontadas por diferentes vídeos que demostraban la falsedad; no
obstante, nadie ha sido procesado por falsedad documental ni por aportar
pruebas falsas ni Bascuñana ha dimitido. Hace un par de semanas
autorizó una manifestación de treinta neonazis con antorchas por la Gran
Vía.
Sí nos parece muy sorprendente y preocupante la decisión de
la Sala, que debiendo resolver sobre el contenido de la resolución
impugnada, el recurso planteado y los argumentos esgrimidos por las
partes en la vista, omite los de la resolución, quizá por considerarlos
insuficientes, y tira de argumentario propio para limitar un derecho
fundamental, que, en el caso concreto, además, era perfectamente
compatible con la procesión: los recorridos eran diferentes, y en los
puntos de mayor cercanía había diferencia horaria.
Actitudes como
las de Bascuñana y otros no van a frenar el muy creciente republicanismo
en España, en auge por el agotamiento del régimen surgido de la
Transición, por la corrupción de varios miembros de la realeza y por la
necesidad de instaurar un sistema realmente democrático que sea garante
de los derechos sociales, de la libertad y de la igualdad.
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