La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Murcia (TSJRM) ha decidido mantener la imputación sobre el ex alcalde de Totana y diputado regional, Juan Morales, y el sobreseimiento provisional del alcalde José Martínez Andreo y de Juan Francisco Casanova, acusados por el Ministerio Fiscal de los delitos de cohecho por una supuesta trama de corrupción urbanística en el municipio.
Martínez Andreo defendió que su implicación fue una especie de "persecución política", que se debió a que fue el alcalde "más votado de la Democracia en Totana", y justificó sus sospechas en que "en abril de 2007, Alfonso Martínez Baños, según se desprende del sumario, ya fue a la Fiscalía a presentar documentación y a hablar de denuncia".
Es más, contó, en un Pleno le dijo textualmente, tal y como consta en acta, aseguró Martínez Andreo, "me convertiré en tu sombra y no pararé hasta que acabe contigo".
De igual forma desveló, aunque consta en el sumario una conversación telefónica sobre este asunto, que "se reunió un portavoz mandado por Martínez Baños quien le solicitó 150.000 euros para acabar con los procesos judiciales que habían iniciado en Totana".
Según defendió el alcalde, "incluso se le indicó la forma de hacerlo, a través de el incremento de la dotación del Ayuntamiento al Grupo Municipal Socialista (en octubre de 2007)", algo a lo que se negó.
La letrada que lleva su defensa, María Pascual, coincidió con Martínez Andreo en que su implicación ha sido una "operación política" y lamentó la presión "política y mediática" y que, en una presunta trama de corrupción urbanística en la que se investigó a 22 personas, "sólo Martínez Andreo pasó dos meses en prisión".
Pascual negó que el motivo por el que Martínez Andreo fue a la cárcel fuera distinto a la investigación de la Operación Tótem y la trama de corrupción urbanística que en ella se investiga.
1 comentario:
Esto no es óbice para señalar que Martínez Andreo está despilfarrando dinero público a espuertas y que no quiere dar cuentas de su gestión. Y lo hace con el consentimiento de los totaneros. Lejos de montarle una cacerolada diaria, callan y otorgan. Vergüenza ajena.
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