MADRID.- Sacyr Vallehermoso ha comenzado el año con buen pie. Sin hacer ruido, mientras avanza en las negociaciones que mantiene para echar a Antonio Brufau del sillón presidencial de Repsol YPF y así poner a otro mandatario de su gusto, el grupo dirigido por Luis del Rivero ha ido acordando con los bancos numerosos cheques que le permiten recuperar velocidad en su cercenada filial de concesiones, según www.lainformacion.com
Tras haber vendido a Citi Infraestructuras los mejores activos de autopistas que tenía -agrupados en Itínere y procedentes, en su inmensa mayoría, de la antigua Empresa Nacional de Autopistas (ENA)-, Sacyr ha cerrado la financiación que necesitaba para seguir adelante con el aeropuerto de Murcia, las autopistas Málaga- Las Pedrizas, Túria y Vallenar-Caldera (ésta última en Chile).
Entre las cuatro suman una inversión de 950 millones que, debido a los serios problemas financieros que ha tenido Sacyr en los últimos dos años, apunto estuvieron de quedar en barrena. Un simple dato ayuda a hacerse idea de los complejos momentos que ha atravesado el grupo: su deuda asciende a 11.800 millones de euros, y eso después de haber llevado a cabo desinversiones por valor de otros 10.000 millones.
Sin embargo, la constructora parece haber recuperado la confianza de los bancos, al menos en lo referente a sus activos concesionales, y en apenas un mes ha recibido financiación por importe de 668 millones de euros para seguir adelante con estos cuatro proyectos. Alguno de ellos, considerado casi una cuestión de Estado.
Los problemas que ha habido para sacar adelante Málaga-Las Pedrizas han salpicado, incluso, al Ejecutivo de José Luís Rodríguez Zapatero. Y no sólo por el manido discurso que utilizan los enemigos de Luís del Rivero para arremeter contra él -tachándole de empresario del PSOE por su amistad con Miguel Sebastián-, sino porque Sacyr ha puesto en entredicho la viabilidad de la única autopista licitada en los casi seis años de Gobierno socialista.
Sacyr se adjudicó esta carretera en el verano de 2006, con el compromiso de tenerla operativa a finales de 2009. Pero el retraso de un año en la firma definitiva del contrato y la disparada deuda de la constructora, que llegó a situarse en 20.000 millones, dejaron al borde de lo imposible cumplir el calendario. El golpe de gracia llegó el pasado mes de abril, cuando la constructora paró las obras, al carecer del dinero necesario para seguir adelante.
Nueve meses más tarde, y tras haber intentando que el Gobierno incluyera esta autopista en la lista de carreteras de pago que se van a beneficiar de créditos participativos, como las radiales de Madrid, la constructora ha llegado a un acuerdo con el Ministerio de Fomento para retomar la obra.
Éste pasa por un aval del Estado que le ha permitido acordar con los bancos un crédito por valor de 180 millones de euros. La compañía ya lleva invertidos 90 millones en esta infraestructura, con los que ha sufragado la construcción de un tercio de la vía.
También ha salpicado a la imagen del Gobierno, en este caso el de Murcia, la construcción del nuevo aeródromo de la región. El proyecto, estratégico para la Murcia, empezó a diseñarse en 2001 y seis años más tarde se adjudicó a un consorcio encabezado por Sacyr, en el que también están presentes la CAM, Caja Murcia, Inocsa, Cementos La Cruz, grupo Monthise y el Grupo Fuertes.
El año pasado, una vez más, los problemas financieros de la constructora hicieron temer por el futuro de esta infraestructura, hasta el punto de que Sacyr tanteó la entrada de nuevos accionistas para poder seguir con la obra.
Pero la inyección de liquidez que consiguió con la venta de Itínere y el cambio de tornas que supuso para el grupo hacerse con la ampliación del Canal de Panamá y con la autopista italiana Pedemontana-Veneta, le han permitido recuperar la confianza de Banco Espirito Santo, Caja Segovia, Caixa Tarragona y Caja Sol, que junto el ICO han concedido un préstamo de 200 millones de euros para el aeropuerto.
Menos escabrosa ha sido la refinanciación de 153 millones de deuda de la autovía del Túria, en la Comunidad Valenciana, gracias al acuerdo sellado con Bank of Scotland. Esta carretera es la única de las tres concesiones adjudicadas por el Gobierno valenciano en la modalidad de peaje en sombra que ha conseguido la financiación necesaria para seguir adelante, todo un golpe de imagen para Sacyr.
Al otro lado del Atlántico, en Chile, uno de los mercados favoritos de las concesionarias españolas, Sacyr ha cerrado con BancoEstado y CorpBanca la financiación de 135 millones de euros que necesita para arrancar la autopista Vallenar-Caldera, que la compañía española explotará durante 35 años y cuya inversión total asciende a 180 millones de euros.
Tras haber vendido a Citi Infraestructuras los mejores activos de autopistas que tenía -agrupados en Itínere y procedentes, en su inmensa mayoría, de la antigua Empresa Nacional de Autopistas (ENA)-, Sacyr ha cerrado la financiación que necesitaba para seguir adelante con el aeropuerto de Murcia, las autopistas Málaga- Las Pedrizas, Túria y Vallenar-Caldera (ésta última en Chile).
Entre las cuatro suman una inversión de 950 millones que, debido a los serios problemas financieros que ha tenido Sacyr en los últimos dos años, apunto estuvieron de quedar en barrena. Un simple dato ayuda a hacerse idea de los complejos momentos que ha atravesado el grupo: su deuda asciende a 11.800 millones de euros, y eso después de haber llevado a cabo desinversiones por valor de otros 10.000 millones.
Sin embargo, la constructora parece haber recuperado la confianza de los bancos, al menos en lo referente a sus activos concesionales, y en apenas un mes ha recibido financiación por importe de 668 millones de euros para seguir adelante con estos cuatro proyectos. Alguno de ellos, considerado casi una cuestión de Estado.
Los problemas que ha habido para sacar adelante Málaga-Las Pedrizas han salpicado, incluso, al Ejecutivo de José Luís Rodríguez Zapatero. Y no sólo por el manido discurso que utilizan los enemigos de Luís del Rivero para arremeter contra él -tachándole de empresario del PSOE por su amistad con Miguel Sebastián-, sino porque Sacyr ha puesto en entredicho la viabilidad de la única autopista licitada en los casi seis años de Gobierno socialista.
Sacyr se adjudicó esta carretera en el verano de 2006, con el compromiso de tenerla operativa a finales de 2009. Pero el retraso de un año en la firma definitiva del contrato y la disparada deuda de la constructora, que llegó a situarse en 20.000 millones, dejaron al borde de lo imposible cumplir el calendario. El golpe de gracia llegó el pasado mes de abril, cuando la constructora paró las obras, al carecer del dinero necesario para seguir adelante.
Nueve meses más tarde, y tras haber intentando que el Gobierno incluyera esta autopista en la lista de carreteras de pago que se van a beneficiar de créditos participativos, como las radiales de Madrid, la constructora ha llegado a un acuerdo con el Ministerio de Fomento para retomar la obra.
Éste pasa por un aval del Estado que le ha permitido acordar con los bancos un crédito por valor de 180 millones de euros. La compañía ya lleva invertidos 90 millones en esta infraestructura, con los que ha sufragado la construcción de un tercio de la vía.
También ha salpicado a la imagen del Gobierno, en este caso el de Murcia, la construcción del nuevo aeródromo de la región. El proyecto, estratégico para la Murcia, empezó a diseñarse en 2001 y seis años más tarde se adjudicó a un consorcio encabezado por Sacyr, en el que también están presentes la CAM, Caja Murcia, Inocsa, Cementos La Cruz, grupo Monthise y el Grupo Fuertes.
El año pasado, una vez más, los problemas financieros de la constructora hicieron temer por el futuro de esta infraestructura, hasta el punto de que Sacyr tanteó la entrada de nuevos accionistas para poder seguir con la obra.
Pero la inyección de liquidez que consiguió con la venta de Itínere y el cambio de tornas que supuso para el grupo hacerse con la ampliación del Canal de Panamá y con la autopista italiana Pedemontana-Veneta, le han permitido recuperar la confianza de Banco Espirito Santo, Caja Segovia, Caixa Tarragona y Caja Sol, que junto el ICO han concedido un préstamo de 200 millones de euros para el aeropuerto.
Menos escabrosa ha sido la refinanciación de 153 millones de deuda de la autovía del Túria, en la Comunidad Valenciana, gracias al acuerdo sellado con Bank of Scotland. Esta carretera es la única de las tres concesiones adjudicadas por el Gobierno valenciano en la modalidad de peaje en sombra que ha conseguido la financiación necesaria para seguir adelante, todo un golpe de imagen para Sacyr.
Al otro lado del Atlántico, en Chile, uno de los mercados favoritos de las concesionarias españolas, Sacyr ha cerrado con BancoEstado y CorpBanca la financiación de 135 millones de euros que necesita para arrancar la autopista Vallenar-Caldera, que la compañía española explotará durante 35 años y cuya inversión total asciende a 180 millones de euros.
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