miércoles, 6 de enero de 2010

Félix Romojaro Sánchez, ingeniero de Caminos

Al abuelo de los ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Región, Félix Romojaro Sánchez, no le gustaba la guerra, pero estuvo al pie del cañón hasta los 96 años. Previsor y sin enemigos, durante la Guerra Civil tomó parte del bando republicano y batalló en el frente de Extremadura, donde fue capaz de engordar hasta 30 kilos en una época en la que todo era miseria.

Lo primero que hizo en la vida fue respirar la brisa del Cantábrico. Aquel 13 de febrero de 1913, sólo cuatro días antes de que Thomas Edison presentara al mundo en Nueva York la primera prueba pública de cine sonoro -un fonógrafo detrás de la pantalla-, en Santander nacía "un superdotado".

A los cinco años quedó huérfano de padre y su madre, con cinco pequeños a su cargo, se hizo funcionaria y recorrió España hasta recalar en la Región. Un imberbe Félix Romojaro ganó con apenas 16 años la oposición al Ministerio de Instrucción Pública, se hizo aparejador e ingresó en la Escuela de Obras Públicas del Ministerio.

En sus primeros proyectos advirtieron sus capacidades y pronto acabó en la Confederación Hidrográfica del Ebro, de las primeras que se fundaron en España. En 1935 vino a Murcia y ganó la oposición en la Diputación Provincial. Tras la contienda civil contrajo matrimonio con una murciana, Ana Almela, y emprendió estudios de Químicas y Química Industrial, doctorándose en ambas disciplinas.

Y, por si fuera poco, ya cincuentón se decantó por la Ingeniería de Caminos. Siguiendo los sabios consejos del ingeniero José Doval, que le animó a prepararse la carrera por libre, Félix Romojaro Sánchez se presentó a los exámenes y aprobó a la primera todas las materias en unos tiempos en los que el porcentaje de aprobados no llegaba a rebasar ni el 5%, y mucho menos por libre. En realidad, más que una nueva profesión encontró en la ingeniería una afición para su jubilación.

"Era -según Juan Guillamón, decano de los ingenieros de Caminos- el paradigma de la persona superdotada envuelta en una modestia tan grande como su capacidad intelectual". Nombrado en 1972 jefe de obras y servicios de la Diputación Provincial, se jubiló en el 83, a los 70 años, pero desde 1983 hasta 2006 estuvo firmando proyectos y ejerciendo una profesión que adoraba.

Nunca nadie le oyó hablar mal de nadie. Una trayectoria provechosa, como el fonógrafo de Edison, que se detuvo el lunes -ayer se ofició su mira funeral en el Tanatorio Arco Iris- en Murcia con humildad, como vivió su vida.

www.laopiniondemurcia.es

2 comentarios:

Newsletter del Siglo XXI dijo...

Félix Romojaro era algo más que todo eso. Era un hombre progresista en su juventud y tolerante, hasta el punto de que un hermano menor, Tomás, llegó a ocupar el puesto de secretario de las Cortes franquistas desde su condición falangista.

Alguien quiso ver en ese parentesco, y no en méritos propios, su nombramiento como secretario del Consejo Económico y Sindical del Sureste de España en los años 60 del siglo XX.

En el frente de Extremadura, donde llegó a capitán, don Félix se pasó la guerra civil montado a caballo si pegar un tiro y con un teniente ayudante murciano, el farmaceútico ya desaparecido, Ceferino Albacete Ayuso, que constató personalmente como nunca no se manchó las manos de sangre en aquel coflicto demencial.

Durante algún tiempo, junto a su esposa Anita Almela, ejerció como promotor inmobiliario en la ciudad de Murcia, donde quedan hoy perfectamente inhiestos los edificios que construyó y habitó personalmente.

Los fines de semana, a veces acompañado de su fiel José Beltrán Pardo, enfilaba su coche 'Seat' hacia su residencia de Cabo Palos para trabajar en proyectos entonces un tanto avanzados como el camino de La Mota, junto al Mar Menor, o la más moderna carretera entre Murcia y el Verdolay.

Pero don Félix, como le llamábamos entonces los que éramos mucho más jóvenes, era todo un caballero y una persona que rezumaba equilibrio y sabiduría, aparte de una muy buena educación en su trato con todo el mundo. Como un verdadero demócrata y persona muy independiente y con criterio.

Anónimo dijo...

Fue un promotor inmobiliario cuando esta profesión era la de PROMOTOR con mayúsculas. Esperemos que los nuevos promotores tomen ejemplo y se vayan desprendiendo de la mala imagen de especulación que los ha acompañado en la década del ladrillazo.