LOS ALIADOS DE REIG PLA
Guardián de su jurisdicción
Lo que en apariencia es un asunto que debe resolverse en la intimidad -la UCAM es una universidad de la Iglesia-, tiene un recorrido más largo y novelesco por los ingredientes que lo adornan. A un lado está Reig Pla, un obispo celoso de los intereses de su Diócesis, que desea controlar todo lo que cae dentro de su jurisdicción y que no ha aceptado, dos años después de su llegada, el conformismo de su predecesores sobre la UCAM.
Su causa se ha visto apoyada sotto voce por parte de la comunidad universitaria ajena a la UCAM, que critica los modos del vertiginoso crecimiento de esta institución, la cual va aumentando en titulaciones y que acoge a 6.000 familias de alumnos y da trabajo a más de 1.300 personas. La autorización in extremis, el pasado verano, para que pueda impartir los estudios de Arquitectura, abrió en canal los recelos con la Politécnica de Cartagena. Basta con que a la próxima consiga los estudios de Medicina para que se consume otro encontronazo con la Universidad de Murcia.
Reig Pla también cuenta con la receptividad del Dicasterio del Vaticano para asuntos de enseñanza, que le ha dado audiencia en su pleito por la titularidad. La Conferencia Episcopal Española no se inmiscuye en el terreno exclusivo de la Diócesis y no opina; mientras que el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, titular de la Provincia Eclesiástica, es uno de los aliados de Reig Pla, junto con los vicarios y sacerdotes de la Región.
Otros partidarios se le han unido en esta singladura, como la Plataforma por la Democracia Universitaria, el PSRM-PSOE -que ha presentado un recurso contra los estatutos aprobados por el Gobierno regional- e incluso Izquierda Unida. No es que ahora abracen a la Iglesia, sino que el interés de éstos últimos reside en frenar el creciente poder e influencia de José Luis Mendoza y su familia.
CAMBIO DE CRITERIO
Los nuevos estatutos
Procedente de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Juan Antonio Reig Pla hizo su entrada en la Región en noviembre del 2005 como el apóstol Santiago, a bordo de un barco de pescadores de Santa Lucía. Después de Cartagena, el siguiente punto de su agenda fue trasladarse a la UCAM para almorzar con José Luis Mendoza y su antecesor, Manuel Ureña, ahora arzobispo de Zaragoza.
Aparentemente, las cosas iban a seguir como estaban entre el Obispado y Mendoza. Y así fue durante dos años, hasta que la Fundación cambió los estatutos el año pasado, donde se reflejaba que la titularidad y propiedad de la Universidad corresponde a la entidad civil Fundación San Antonio.
Cuentan que Reig Pla fue consultado por Mendoza, a quien permitió que siguiera adelante, ya que veía con agrado la gestión de la UCAM y su labor evangelizadora; pero a las pocas semanas el obispo cambió de opinión con el asesoramiento de sus consejeros. Fue el origen del conflicto. No hubo acuerdo interno. Siquiera con la mediación de otro prelados. Los estatutos fueron aprobados por el Gobierno regional y a los pocos días el obispo los recurrió.
Reig Pla, relatan las hemerotecas de Castellón, tuvo una gestión controvertida a raíz de las inversiones en Bolsa realizadas en los años 2002 y 2003 con dinero de aquella Diócesis, que acabaron en pérdidas económicas. A consecuencia de esto, rebajó el sueldo a los curas entre un 10 y un 50% y les propuso que completaran su salario con los donativos que entraban en los cepillos.
También resultaron polémicas sus declaraciones instando a la desobediencia civil de los alcaldes para que no celebraran bodas de homosexuales. Bajo su criterio, los gays «no promueven el bien común».
LOS PODERES DE MENDOZA
Hilo directo con la jerarquía
En el otro lado está José Luis Mendoza. Una personalidad de fuerte carácter que mantiene el mismo celo que el obispo, pero a la inversa, por controlar la institución que ha levantado en los últimos doce años. Muchos dicen que la UCAM no habría sido posible sin Mendoza; pero al mismo tiempo, señalan que no habría podido hacerlo sin el apoyo de la Diócesis de Cartagena. Es uno de los fieles laicos con mayor influencia en el Vaticano. Fue designado por Juan Pablo II consultor del Consejo Pontificio para la Familia.
Las fluidas relaciones que mantenía con Carol Woitjla las compartía con Joseph Ratzinger, cuya visita a Murcia y Caravaca promovió Mendoza para presidir el Congreso Internacional de Cristología, tres años antes de acceder al trono de San Pedro. El año pasado, Mendoza recibió, junto a su numerosa familia, la Medalla de San Gregorio Magno en un acto que contó con la jerarquía de la Iglesia Española. ¿Puede que Reig Pla percibiera que Mendoza mandaba aquí más que él?
Esta misma jerarquía es la que ha apoyado a Mendoza frente al obispo Reig Pla. El presidente de la Conferencia Episcopal, Rouco Varela; el arzobispo de Toledo y cardenal primado, Antonio Cañizares; el arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña y el nuncio de Su Santidad, Manuel Monteiro, entre otros, se han puesto de su parte al interpretar el decreto de erección de la Universidad Católica que dictó en el año 1996 monseñor Javier Azagra, entonces titular de la Diócesis y ahora obispo emérito.
Los detractores de Mendoza han ido aumentando conforme crecía y se consolidaba la UCAM. Consideran que éste ha ido adquiriendo demasiado poder aprovechándose del paraguas de la Iglesia y le reprochan que gobierne la Católica sin dar cuentas a nadie, como si fuera su feudo particular. Amén de los confidenciales que han ido circulando contra el presidente de la Fundación y el supuesto entramado de intereses para enriquecerse con su familia.
LOS BIENES DE LA FUNDACIÓN
La polémica de los terrenos
José Luis Mendoza rechaza que se trate de un negocio familiar, y sí una fundación sin ánimo de lucro en la cual se ha jugado su patrimonio personal y familiar. «Vendía mis bienes para crear la UCAM. Nadie me ha dado un duro. Muchos han aprovechado para hacer daño e intentar desacreditarme», dijo en la entrevista concedida en mayo a La Verdad.
Las denuncias de supuestas irregularidades, vinculadas principalmente a los terrenos adquiridos a Defensa en Cartagena para construir el nuevo campus de la UCAM, llegaron hasta el Tribunal de Cuentas. Su fiscal jefe no encontró anomalías, pero bastó que remitiera la denuncia a la Fiscalía Anticorrupción para que se abriera otra grieta que sólo puede cerrar en uno u otro sentido el curso de las diligencias informativas.
Mendoza nunca ha negado que buscara la recalificación de parte de estos terrenos para compensar la construcción del nuevo campus de Los Dolores, lo cual ha conseguido finalmente por parte del Ayuntamiento de Cartagena.
Titularidad al margen, el Obispado de Cartagena nunca ha invertido dinero en la UCAM, dando la razón en este punto a Mendoza. Los únicos bienes empleados por la Católica es el monasterio de Los Jerónimos, que sigue siendo propiedad de la Diócesis.
Para dibujar en parte el carácter de Mendoza -comprometido para unos y despótico para otros- hay que sacar a colación una de las citas que ha empleado, referida a Thomas de Kempis: «Si sabes sufrir y callar, verás las maravillas de Dios».
Mendoza interpreta a menudo que quien no está con él, está en su contra, como explicó un cargo del Gobierno regional. También tiene poderosos contactos a nivel político en Madrid.
¿HAY SOLUCIÓN CANÓNICA?
¿Debe someterse a las leyes civiles?
Al punto al que ha llegado el conflicto de la UCAM -la disputa entre Reig Pla y Mendoza- sería necesario un concilio para dirimir quién lleva razón desde el punto de vista canónico. La Universidad Católica de Murcia es una rara avis que surgió a raíz de los acuerdos entre Iglesia y Estado, con la peculiaridad de que tiene como sostén la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae (desde el corazón de la Iglesia). Ésta otorga a un fiel laico la iniciativa de fundar una universidad de la Iglesia.
Con estos mimbres surgió, aunque no sin reparos del Gobierno regional, algunos de cuyos consejeros entendieron que la UCAM debía ajustarse también a las leyes civiles, en concreto a un dictamen del Consejo de Estado de 1997 a propósito de la Universidad Católica de Ávila. Dicho dictamen señalaba que siendo una universidad de la Iglesia Católica, la titularidad no podía recaer en la fundación que se creó al efecto, ni en otra entidad civil.
Como laico, Mendoza se acoge a la peculiaridad que le otorga el artículo 3.3 de Ex Corde Ecclesiae y, sobre todo, a la encomienda de titularidad que le otorgó Javier Azagra en el decreto de erección del año 1996, refrendado por los dos obispos siguientes, Antonio Cañizares y Manuel Ureña. Hasta que se plantó Reig Pla.
DECISIÓN SALOMÓNICA FALLIDA
Siguen las espadas en alto
El obispo de Cartagena no ha atendido los consejos de otros prelados ni del nuncio para que desistiera. La situación pudo ponerse peor si Reig Pla hubiera acudido a la vía civil, cosa que finalmente no hizo. Tampoco le bastó una carta del secretario de Estado del Vaticano, cardenal Bertone, favorable a las tesis de José Luis Mendoza.
Reig Pla ha llegado al punto de decir que la carta de Bertone y sus indicaciones se basan «en una mente o voluntad circunstancial» influida por la documentación que le envió Mendoza, y que está ahora a la espera de las indicaciones de la Santa Sede. Es indudable a estas alturas de que la autonomía de un obispo está por encima de la misma diplomacia romana.
Todo apuntaba a que la decisión salomónica del Gobierno regional de mayo -dando a cada parte la razón- no ha sido suficiente para apaciguar el litigio por el control de la UCAM.
Un hecho como el acto de inauguración del curso académico, que brindaba una oportunidad para sellar la paz entre el obispo y Mendoza -aunque sólo fuera de cara a la galería-, se ha convertido en una nueva arma arrojadiza que pone al descubierto otro ángulo: el choque de dos personalidades que no se dejan pisar el terreno.
Muchos lo ven como una disputa sobre bienes terrenales que no entienden.