MURCIA.- Su Alteza Real la Infanta Doña Elena inauguró hoy la muestra 'Soñar la paz, soñar Europa', que constituye el acto central de las actividades que este año se dedican al insigne personaje murciano Diego Saavedra Fajardo. La exposición repasa en dos sedes su trayectoria y legado, contextualizada en la Murcia del siglo XVII, con obras y objetos de excepcional valor histórico y cultural, y trata de brindar un homenaje al insigne pensador y diplomático murciano.
La muestra, que se exhibe en las sedes del Palacio Almudí y de la Sala de Exposiciones de Caja Mediterráneo (CAM) en el Martillo del Palacio Episcopal en Murcia, ofrece un recorrido por las distintas facetas de la vida del autor y su época, el siglo XVII, a través de la exposición de obras de arte, objetos y documentos, y del uso de las nuevas tecnologías.
Su Alteza Real la Infanta Doña Elena llegó a las 11:30 horas al Plano de San Francisco, en la puerta principal del Palacio Almudí, y tras recibir un ramo de flores, hizo un recorrido por la exposición y, posteriormente, firmó en el Libro de Honor del Año Saavedra Fajardo y recibió un catálogo de la Exposición.
A continuación se incorporó a los salones de la primera planta del Palacio Almudí donde compartió un cóctel con los 200 invitados al acto oficial de inauguración de la muestra, con quienes departió hasta las 13:15 horas, momento en el que inició su regreso a la capital de España.
Bloques temáticos
Cuatro son los bloques temáticos que componen esta exposición organizada por la Comunidad Autónoma, el Ayuntamiento de Murcia y la CAM: “la conciencia”, “precursor del equilibrio europeo”, “la literatura como pedagogía moral y “evolución racional al pesimismo”. Estos cuatro ejes permiten conocer el ideario político y literario, así como la trayectoria personal e ideológica de Saavedra Fajardo, cuya figura se erige en una de las más significativas de la España de aquel siglo.
A lo largo de las diferentes estancias del Palacio Almudí se muestran los orígenes del autor, su paso por la Universidad de Salamanca, las primeras misiones diplomáticas que realizó, las labores al servicio de la Corona, su obra como humanista y literato y su muerte y legado. A su vez, la Sala de Exposiciones de la CAM, alberga un espacio dedicado a la Murcia de Saavedra Fajardo, con el apoyo de proyecciones audiovisuales, así como una recreación literaria basada en su correspondencia, en la que se resalta la última carta que escribió y en la que recoge sus experiencias, reflexiones y anhelos.
Obras de singular valor
El visitante puede contemplar obras de gran valor artístico e histórico, procedentes de las más importantes instituciones públicas y privadas del país. Entre ellas, se encuentran cuadros de Antón Van Dick, Peeter Sanayers, Gaspar de Crayer o Zurbarán, cedidas para la exposición por el Museo del Prado, Museo Nacional de Escultura, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Instituto Valencia de Don Juan y Fundación Duques de Medinaceli.
Obras excepcionales como la armadura de Felipe IV de la Real Armería (Patrimonio Nacional), armamento, maquetas y cuadros del Museo Naval y del Museo del Ejército podrán verse también en la muestra.
A ello se suman la partida de bautismo y el testamento de Saavedra Fajardo, muebles, medallas, monedas, libros, tratados y diversos objetos prestados por organismos públicos y coleccionistas particulares.
La Biblioteca Nacional, Archivo Histórico Nacional, el Archivo General de Simancas, la Academia Alfonso X el Sabio, el Archivo General de Protocolos, el Museo de Santa Cruz de Toledo, el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, el Museo Duque de Lerma, son otras de las instituciones que han cedido obras para esta conmemoración.
Un libro de la exposición
Como complemento a esta muestra, se editará un libro que recopilará el catálogo de la exposición, junto a seis artículos de especialistas europeos en la figura de Diego Saavedra Fajardo (1636-1646) y su época.
‘Saavedra Fajardo. Soñar la paz, soñar Europa’ permanecerá abierta hasta el próximo 27 de julio, su acceso es gratuito.
Don Diego / Por Santiago Delgado
Dos apellidos gallegos, para un murciano que nunca olvidó que lo era, aunque, habiendo salido a los 16 años, jamás volvió a su tierra. Innumerables cartas dirigió al Cabildo siempre para dar noticia de nuevo nombramiento, o para agradecer los parabienes recibidos. Y esos cuarenta años que fuera estuvo, no holgó jamás. Fueron cuarenta años sin vacaciones, al servicio del Rey, que entonces era al servicio de España.
Hoy inauguramos en Murcia una exposición a su memoria dedicada. Nadie deje de ir a verla. De ir a honrar a este murciano universal, que defendió a España ofreciendo su vida, pero no su vida al exponerla en un momento dado, no; sino dedicando todos y cada uno de los segundos de su existencia al cumplimiento de órdenes, a su desarrollo y a su ejecución.
Nació en tierras de La Alberca, cercanas al Convento de Santa Catalina, en el Monte, y partió a Salamanca muy jovencito. Allí destacó por estudioso, compartiendo aulas, con Don Gaspar de Guzmán, luego Conde Duque de Olivares.
Primero fue a Italia, en un barco que le negaron al pobre de Don Miguel de Cervantes, a Roma. Luego a Nápoles, sustituyendo a Quevedo, como Secretario del Virrey, y por último a Munich, donde procuró que el Duque Maxilmiliano no se aliase indebidamente. Luego, logró que durante otra veintena de años, el Franco Condado siguiese fiel a la Corona. Su apogeo profesional y vocacional lo logró en Münster, donde fue embajador plenipotenciario.
Regresó a Madrid en 1646, y dos años más tarde, fenecía, de fiebres y fríos cogidos en tantos años lejos de su cálida Murcia. Descansa en la catedral.