En concreto, el principal indicador de las hipotecas en España se ha situado en el 4,523 por ciento y ha elevado la media en lo que va de junio al 4,492 por ciento, lo que hace augurar con toda probabilidad que superará la cota psicológica del 4,5 por ciento al finalizar el mes.
¿Y todo esto en qué se traducirá?
En un nuevo encarecimiento de las cuotas hipotecarias de los hogares, que tendrán que darle otra vuelta más al cinturón de sus cuentas familiares para no sufrir agobios a final de mes.
Como ejemplo, quienes contrataron justo hace dos años, en junio de 2005, una hipoteca media de unos 140.000 euros a 25 años y con un diferencial de 0,7 puntos tienen que hacer frente a una cuota mensual unos 200 euros más elevada: si entonces pagaban 649 euros, ahora deben destinar 834 euros, lo que supone casi 2.300 euros más al año, es decir un 28 por ciento más.
Futuros incrementos
Sin embargo, posiblemente esto no sea lo peor, sino lo que está por llegar. A comienzos del ejercicio los analistas auguraban unos tipos de interés al 4 por ciento al final del año, mientras que el euribor podría alcanzar el 4,3 por ciento. Pero transcurridos seis meses, y con los tipos de interés oficiales ya en el 4 por ciento y el Banco Central Europeo dispuesto a incrementarlos, la incógnita está en saber hasta dónde puede ascender el euribor en el futuro a medio plazo.
Con la ruptura de la barrera del 4,5 por ciento, el mercado parece descontar la próxima subida de los tipos de interés después del verano, lo que podría acercar al indicador hipotecario a una zona próxima al 4,75 por ciento. Y aquí es donde empieza el verdadero peligro según analistas como los de la aseguradora de riesgo de crédito Coface, que advierten que si el euribor alcanza el 5,5 por ciento sería peligroso para la estabilidad de la economía española.
De hecho, quienes hace dos años formalizaron un préstamo hipotecario medio a 25 años con una cuota mensual de 634 euros, podrían tener que hacer frente a una cuota de hasta 933 euros si los tipos de interés hipotecarios llegan al máximo alcanzado desde el nacimiento de la Unión Europea, el 6,390 por ciento, es decir, 300 euros más.
Por su parte, las personas que hayan suscrito en lo que va de 2007 una hipoteca media de 144.000 euros a 27 años con un tipo de interés del 4,69 por ciento pagarán este año 9.414 euros, cantidad que podría elevarse hasta 11.207 euros si se alcanzasen los tipos de interés más altos en la Unión Europea. Esta subida es más moderada conforme más antigua sea la hipoteca suscrita.
Así, las personas que formalizaron préstamos hipotecarios durante los últimos cuatro años, entre 2003 y 2006, podrían tener que afrontar subidas de entre 1.083 y 1.579 euros al año, mientras que los suscritos entre 2000 y 2002 sufrirían una subida de entre 745 y 942 euros con respecto al coste que soportan actualmente.
Por ello, la Asociación Hipotecaria Española (AHE) ha reconocido en sus últimos informes que esta evolución "puede generar tensiones en el segmento de compradores que, habiendo contratado sus préstamos con posterioridad a 2002, hayan apurado el plazo de vencimiento final y el porcentaje de financiación contratados".
Y es que en estos dos puntos es donde precisamente están algunas de las claves que debe ver cada familia en su hipoteca para augurar si tendrá problemas en el futuro: el tiempo por el que se extiende el préstamo y la cantidad de la hipoteca en función del valor en el mercado de la vivienda. En ambos, cuanto más tiempo y más porcentaje, mucho peor.
Menos hipotecas
De hecho, la tendencia empieza a ser precisamente la contraria y según el Instituto Nacional de Estadística (INE), cada vez se hacen menos hipotecas y por menos dinero. Por ejemplo, en marzo (último dato disponible) el importe medio de la hipoteca constituida sobre vivienda fue de 147.268 euros, un 1,9 por ciento inferior al del mes anterior y sólo el 6,3 por ciento más que en marzo de 2006.
Pese a todo ello, el vicepresidente segundo del Gobierno, Pedro Solbes, insiste en que la subida de tipos "no es un problema que afecte de forma generalizada a las familias", opinión compartida por los analistas, que no ven un aumento de la morosidad: la buena situación de los hogares lo puede permitir.