FRANCISCO POVEDAPresentadas las candidaturas ante las junta electorales correspondientes, la hora de la verdad para el medio futuro de la Región de Murcia está a menos de 30 días, después de doce años de expolio y saqueo a manos, negras de verdad, de los amigos del tristemente célebre Valcárcel, quien pasará a la pequeña historia de los murcianos como el dirigente más ignorante, inútil e incapaz (lo que tiene su mérito vistos los predecesores) que ha alojado el palacio de San Esteban. De Collado veo ahora todas sus virtudes ocultas y constato que se ha sido más injusto con él de lo que, en verdad, merecía por errores y omisiones sobre decisiones no tomadas a tiempo.
Aunque el cambio político en esta región autónoma parezca incuestionable, por razonable y necesario, no todo resulta tan sencillo a un mes escaso de la tan esperada cita con las urnas. Todas las fuerzas de la más conservadora derecha murciana, con cierto poder y/o privilegios, se están moviendo sin descanso para apuntalar a su “pelele”, quien parece ha recuperado terreno gracias a ese despliegue por el PP, que no por él, incluido el partido de Calero por sorprendente que parezca. Lo que se juega aquí es evitar que el PSOE de Zapatero-Saura se alce con el control político de una de las tres regiones-granero de más dinero bombeado a Génova 13 desde el ladrillo. Luego, ya veremos qué hacemos con el inservible muñeco de trapo.
(El sector de la Construcción amenaza con 30.000 parados si ellos no pueden seguir haciendo su agosto con la especulación y el fraude al comprador - a tenor de cientos de denuncias en Consumo-, la CROEM y los dirigentes del Sindicato Central de Regantes del trasvase Tajo-Segura se han convertido en refugio institucional de la extrema derecha franquista en Murcia, planteando permanentemente chantajes al Estado, “Caja Murcia” se encuentra en el centro de varias investigaciones de altura por instancias españolas y europeas correspondientes, después de alejarse de su objeto fundacional, Cartagena anda revuelta por su anhelada provincialidad, Lorca aspira a concretar de algún modo su capitalidad subregional, y los grupos políticos independientes y de centro conocen un notable ascenso como respuesta democrática a los intentos extremos de anulación aquí del sistema).
Decía que Valcárcel parece haber recuperado pista de despegue para tratar de evitar su pérdida de la mayoría absoluta mientras el socialista Saura (lo está haciendo bien, Jara y Oñate, también, y Alarcón sube poco a poco) desarrolla una campaña pausada, gradual, medida, tranquila, convincente y creíble. Los hay impacientes que se quejan en la izquierda social de su falta de agresividad, y otros más puros que la quisieran más diferenciada del adversario, en la clásica línea estratégica de Zapatero, para poder superar ese techo electoral que comienzan a arrojar todas las encuestas más serias sobre el PSRM y del que son conscientes en la sede de Princesa. Pero eso es superable todavía si los hados de la campaña se ponen de su parte.
Lo que sucede es que el tándem Saura-Jara está demasiado preocupado de esa derecha volcada con el PP, y anda con mucha cautela ante un electorado que presupone mucho más conservador de lo que, luego, es en realidad. Esa izquierda social está esperando compromisos mucho más claros del líder de PSRM para volcarse en un apoyo que, en cualquier caso, se le tiene que dar como mal menor ante cierta recuperación de nuestra extrema derecha en intención de voto aunque, al final, la moderación murciana termine por imponerse al extremismo antiestético de Valcárcel. Y para eso, ahí está la oferta que lidera el más que honesto Diego de Ramón.
Descuida, a mi juicio, Saura a una izquierda social que lo considera más tibio que moderado y que no las tiene todas consigo con este PSRM, del que piensa es demasiado conciliador ante las inaplazables reformas estratégicas profundas del sistema democrático murciano, a que obligan las circunstancias del post valcarcelismo. Si bien no puede haber un cambio total del subvertido sistema, si cabe una ruptura definitiva con las líneas, métodos y personas que han medrado durante el “duodenato negro” del hermano del letrado Carlos Valcárcel, ahora argumento electoral de toda la Oposición al ver en él un “talón de Aquiles” del presidente.
Saco a colación a este respetable ciudadano y prestigioso abogado de la plaza porque se ha convertido, seguramente por méritos propios, en la figura central de esta recta final hacia el casi seguro “sprint” en que se transformarán las elecciones del próximo 27 de mayo en la Región de Murcia. Hombre de suerte y muy solicitado siempre por quienes aquí vienen a intentar suculentos “pelotazos”, buscando más su parentesco que sus conocimientos, lo tengo por lo contrario que al presidente y en gran estima como letrado de grandes asuntos desde antes de la década de los 90.
Dicho esto en su mérito, lo que parece no puede evitar es que los partidos de oposición, ciertos medios de comunicación y algunos de sus colegas del Colegio de Abogados de Murcia, se planteen la hipótesis de un presunto tráfico de influencias cada vez que interviene de mediador en un asunto y este termina con un final mucho más que feliz. Puede ser casualidad o es que estamos ante un mago que también multiplica panes y peces, como el profeta (enviado), independientemente de haber compartido azar genético.
Lo malo es que socialistas y centristas de Diego de Ramón han creído tocar molla política en el asunto de “Zincsa” al detectar pagos de una empresa intermediaria en la operación especulativa de venta de los terrenos y se han lanzado a morder la presa en cuanto ésta ha repartido supuestos honorarios con una tercera persona de esfera política y no profesional. Eso es todo. Pero este Carlos V. S. es un ciudadano de a pié, que tiene todo el derecho a hacer negocios porque no se encuentra sometido a incompatibilidad formal. La cuestión moral es ya otra cosa y algo muy personal. El tema está abierto y puede dar bastante de sí de intervenir la Fiscalía con cierta premura.
Y de la coyuntura, a la predicción de base no demoscópica. Águilas y Mazarrón siguen, junto con Murcia, Cartagena, Lorca, San Pedro del Pinatar, San Javier, Los Alcázares, La Unión, Torre Pacheco, Molina de Segura y Las Torres de Cotillas, en el centro de la disputa municipal cuatrienal. A los socialistas se les ha aparecido un juez diligente en Murcia y otro no menos profesional en Lorca. El alcalde Juan Ramírez (PP) y el concejal Pedro Gil (MASd) van camino del banquillo para, muy probablemente, acabar en Sangonera con sentencia de primera instancia. Políticamente están listos de papeles y de otras cosas. La Zerrichera ha sido su “tumba”. El camino hacia el Ayuntamiento aguileño queda así bastante expedito al resto de fuerzas políticas en liza.
En Mazarrón la cosa anda mucho más complicada por exceso de concurrencia electoral. El alcalde Blaya no termina de ser condenado del todo por la jueza de Totana (¿será también discípula predilecta del fiscal Campos, Carlitos?) y Valera, tampoco. La aparición en la carrera electoral del PADE y un Partido Independiente, vinculado con Diego de Ramón a través de la Coalición Ciudadana Regional, reparte las posibilidades postelectorales, de nuevo entre el socialista García y el actual regidor del PP. La sorpresa puede ser el hundimiento de Valera mientras lo que se espera es el arbitraje decisivo de una de las dos formaciones más pequeñas. La situación teóricamente favorece al PSRM para que pueda formar gobierno pero se puede tonar a favor del PP por influencias foráneas invisibles hoy.
En San Pedro, los independientes comienzan a cobrar fuerza y pueden sorprender si siguen en campaña como van en la precampaña. En San Javier, los independientes andan aparentemente sobrados pero tampoco lo tienen fácil ante el fraccionamiento formal de la oferta y del espectro. El alcalde del PP resiste mientras los socialistas se acaban de recomponer para la pugna electoral. IU no tiene arraigo en la comarca del Mar Menor y todo hace pensar que habrá que esperar al desarrollo de la campaña y las sorpresas que puedan ir apareciendo en torno al aparejador José Hernández.
Los Alcázares no verán cambios por la “Operación Malaya”. La sospechosa diputada Vigueras no es capaz de arrebatar la alcaldía al PSRM precisamente porque, en un pueblo tan pequeño, todos se conocen y todo se sabe. Apartado Escudero del cargo de alcalde y eximido de cargos el actual alcalde, Martínez Meca, por parte de la Fiscalía, el camino hacia el 27-M resultará inesperadamente mucho más cómodo a la nueva candidata socialista. Al contrario que al alcalde de Torre Pacheco, Daniel García, del PP, casi segura víctima del fenómeno “Polaris” y de los independientes, que anima en la sombra el legendario ex concejal centrista Diego Cobacho, primo del actual rector de la UMU y el mejor estratega de la localidad.
El profesor Ignacio Segado es el candidato que está sacando de la sima al PSRM en Cartagena. Junto con Teresa Rosique, representan la verdadera renovación de este partido. Es el municipio donde más van a crecer en votos los socialistas aunque ese crecimiento pueda resultar insuficiente. La clave puede estar en el Movimiento Ciudadano, liderado por Luis Carlos García Conesa, y enrolado en la Coalición Ciudadana Regional, que preside Diego de Ramón. La actual alcaldesa, Pilar Barreiro, con las investigaciones de la Fiscalía en torno a “Lo Poyo” y “Novo Carthago” a punto de caramelo, puede derrumbarse en las urnas si un juez admite a trámite una denuncia de López Bernal antes del 27-M y dar así opción al centro-izquierda provincialista y moderado.
Visto todo lo anterior desde una perspectiva aérea, caben algunas reflexiones para interpretar cualquier análisis de situación porque el PADE va a jugar en Mazarrón y Las Torres de Cotillas. Alguna clave debe encerrar esa decisión tan selectiva con un PP sentado ya en el banquillo por culpa del ladrillo, en Águilas, al igual que el MASd, y mientras IU-RM trata de hacer calar con su campaña que es una izquierda auténtica para lograr mantener posiciones en la Asamblea Regional y avanzar en algunos municipios fuera de su feudo del Bajo Guadalentín. En Alhama, Cieza, Jumilla y Yecla también los independientes, en la línea de Diego de Ramón, pueden mermar la hoy fuerza en declive de los “populares”. Cada vez se albergan menos dudas de que la costa murciana dejará en mayo de ser feudo y financiación opaca de Valcárcel.
En Águilas está, cada día, más claro que no repite Ramírez de alcalde. Al contrario que en La Unión, donde sí lo hará el controvertido Sanes pese a su falta de entendimiento con el incansable concejal de IU, aguileño de nacimiento, José De Haro, por culpa de Portmán y el promotor Alfonso García. Algo parecido, pero menos, sucede en Lorca entre el alcalde socialista Leoncio Collado (¿más de lo mismo que con Miguel Navarro?) y el líder de IU, local y regional, José Antonio Pujante. Consciente de que roza por bajo la mayoría absoluta y de que la derecha lorquina vota PSOE, sin empacho, ante el desastre de la dirigencia popular autóctona, Collado hace ascos en público y asusta a la gente con la posibilidad de tener que gobernar en coalición con “radicales”. No le importan tanto los depredadores sociales.
La descomposición democrática de Valcárcel
Valcárcel se sabe camino del “matadero” por su propia descomposición democrática. Sin renovación de oferta política, incumplida por otra parte, ha perdido, además, el control sobre la organización regional del PP. Hay descontento en sus filas y decenas de dirigentes locales han llamado a la puerta de Diego de Ramón. (Lo de Alhama es una pequeña muestra). Las gentes de centro, ajenas a la corrupción que destila San Esteban, palacio hoy tomado por la extrema derecha, se han organizado en pequeños partidos independientes o trabajarán por libre a favor de la Coalición Ciudadana Regional para ayudar al desalojo de los anti demócratas del poder político murciano.
Es posible que la victoria final sea, como máximo, al “sprint”. Pero, en cualquier caso, San Esteban tendrá nuevo inquilino el próximo mes de julio. De Ramón, Pujante y Saura, monta tanto, se han convertido en los látigos de la corrupción regional y en los tres caballeros de nuestra política regional, que devolverán Murcia a la democracia. Y eso pasa por expulsar de nuestro territorio a los especuladores de suelo y agua, para poder conservar así nuestro mejor y más valioso activo, que es el paisaje y la genuina cultura asociada a nuestra antropología ancestral.
La discreción de Rodrigo Rato, director-gerente del F.M.I., en su no tan rápido paso por Murcia para testar las posibilidades aquí de recuperar el PP a partir de cierta calidad de una probable alternativa interna, y el puntazo de Diego de Ramón, que ha puesto una pica murciana en Cataluña al entrevistarse en Barcelona con Artur Mas para reconducir el tema de los trasvases de agua desde la Unión Europea, marcan una nueva dinámica del proceso político interno tras el 27-M. Está muy claro el fin de la “era Valcárcel” por la apuesta de la moderación regional por líderes como Saura y De Ramón.
Con la nueva ley nacional de suelo, urgida desde el centro y la izquierda parlamentaria en las Cortes, parece seguro que Marina de Cope, Zerrichera, Lo Poyo y Novo Carthago no se pueden realizar por ser parajes naturales protegidos desde la Unión Europea. Afortunadamente, se han quedado para los murcianos en cuatro malos sueños de una larga pesadilla en la que nuestro particular Lucifer queda atrapado, y bien pillado, en unos terrenos contaminados, símbolo de la ruina final a que te puede abocar la codicia desatada de una salvaje especulación urbanística a cambio del dolor del prójimo personificado en los maltratados trabajadores de “Zincsa”.