El grupo que preside el murciano Luis del Rivero se dispone a afrontar con diligencia una drástica cura de adelgazamiento en Vallehermoso, para adaptar su tamaño a la dimensión del menguante mercado inmobiliario español, y ultima estos días la venta, que podría cerrarse en dos semanas, de valiosos activos de su filial de infraestructuras Itínere (accionista importante de Aeropuerto de Murcia S.A.) por un importe suficiente, al menos eso señalan fuentes conocedoras del proceso, como para poder reducir la deuda corporativa de Sacyr a cero (sumaba 1.600 millones de euros el 30 de junio) y dejar la del conjunto del grupo empresarial (18.259 millones al final del primer semestre) en torno a 10.000 millones.
Tras refinanciar más de 2.400 millones este año, Sacyr se enfrenta a vencimientos de deuda en 2009 por otros 2.057 millones.
El recurso a las tijeras de podar, un mes después de comunicar Sacyr a la CNMV que está considerando una posible venta de su participación en Repsol y de otros activos, se circunscribe "en estos momentos" a Vallehermoso y a Itínere, admiten extraoficialmente fuentes del grupo constructor. Salvo que surja una oferta "irresistible", agregan, Repsol no se vende.
- Vallehermoso. La filial inmobiliaria de Sacyr registró en el primer semestre caídas interanuales del 42,1% en su resultado operativo bruto; del 45,4% en su beneficio neto; del 46,9% en su cash flow y del 27,6% en su cartera contratada. Las perspectivas para próximos meses y próximos ejercicios no son mejores. Va a sufrir la fuerte caída de la demanda y un desplome aún mayor de precios de venta, ingresos y márgenes hasta 2010, según los analistas.
Ha reducido enormemente su deuda, unos 400 millones entre junio de 2007 y junio de 2008, y los analistas creen que no va a tener problemas de liquidez a corto plazo, pero está excesivamente sobredimensionada y está lastrando los resultados y la cotización del grupo. De ahí la decisión de Sacyr de someterla a un drástico ajuste.
- Itínere.
Sacyr no descarta la entrada de un socio para compensar la fallida salida a Bolsa de esta filial de infraestructuras, aunque las condiciones de mercado son peores que en mayo. Según los analistas de Ahorro Corporación, "una venta completa de la división", opción que ha cobrado fuerza en los últimos días, "significaría desconsolidar un 50% de la deuda pero también un 40% del resultado operativo bruto, implicando pasar de un crecimiento TACC [tasa anual de crecimiento compuesto] del grupo 2007-2010 de +1% a -8%".
La constructora mantiene negociaciones para la venta de Itínere con el fondo de infraestructuras de Citigroup, pero mantiene aún en paralelo negociaciones con Alinda Capital.
Fuentes de Sacyr han asegurado que la compañía ha recibido varias ofertas y que aún no ha tomado una decisión. Hace apenas un año, Sacyr había valorado Itínere en 6.200 millones tras la adquisición de Europistas. Sin embargo, cuando la compañía intentó la OPV del 40% de su filial en mayo, la valoración del grupo se redujo a 3.400 millones de euros.
Repsol.
La participación en la petrolera es a priori, sin embargo, el atajo más directo y sencillo para terminar con los agobios financieros de Sacyr. El grupo, que entró en Repsol a finales de 2006 con un desembolso de 6.525 millones (precio medio de 26,7 euros por acción), financió la operación con un préstamo bancario de 5.175 millones y vencimiento a cinco años.
Entre las condiciones del crédito figura la aportación de garantías en caso de un descenso de la cotización de Repsol por debajo del 105% del principal (21,2 euros por acción), lo que supone en cifras absolutas 1.275 millones más gastos de financiación. Garantías del crédito que ha avalado Sacyr con acciones de su filial Testa referenciadas a su valor contable. Además, las condiciones del préstamo se endurecerán en los próximos años. El 105% mencionado subirá, a partir del segundo año, hasta el 115% del principal y hasta el 123% en la maduración.
Según un informe de Ahorro Corporación, su venta podría reducir la deuda del grupo en más de un 30%, eliminando la pignoración de acciones de su filial Testa; no le generaría pérdidas de negocio o de sinergias con otras actividades, ni choque cultural alguno, y daría más visibilidad a las actividades principales de Sacyr.
Varias razones explican, sin embargo, la renuencia de Del Rivero a desinvertir en Repsol. La participación en la petrolera acrecienta notablemente los resultados de Sacyr en plena crisis constructora (Repsol le aportó a 30 de junio 423,6 millones de sus beneficios y, de ellos, por puesta en equivalencia, 303 millones engrosaron el beneficio neto del grupo constructor. Habría que agregar, además, los 122 millones que en concepto de dividendo complementario recibió Sacyr en julio.
La segunda razón que explica su resistencia a vender Repsol es su valoración actual en Bolsa, muy por debajo del precio pagado en su día por Sacyr y muy inferior, a juicio de Luis del Rivero, al verdadero valor de sus activos y más tras los recientes descubrimientos de grandes yacimientos de crudo en Brasil.
“La cotización de Galp, Petrobras y BG, los otros tres grandes operadores de la cuenca de Santos en Brasil, tras los descubrimientos de los dos últimos años, se han elevado de forma importante, algo que no ha pasado en Repsol pese a ser la segunda operadora de dicha cuenca. Desde el crash bursátil del 24 de septiembre han bajado las cotizaciones de todas las compañías, pero lo cierto es que el recorrido alcista anterior”, comenta extraoficialmente una fuente de Sacyr, la española se lo perdió “y no hay mucha explicación para ello”.