MADRID.- El diputado y secretario de Comunicación del PP, Gabriel Elorriaga, cree que el presidente del partido, Mariano Rajoy "no está en condiciones de ofrecer" el liderazgo "renovado, sólido e integrador" que el PP necesita para convertirse en una "alternativa potente" para "pelear y ganar cada uno de los próximos procesos electorales".
En un artículo de opinión publicado hoy en 'El Mundo', y titulado 'Así no es posible', el diputado 'popular' sostiene que para este objetivo el partido tiene "proyecto" y "equipos disponibles" y lo que falta es ese "liderazgo renovado, sólido e integrador". "Y eso es algo que, aunque me pese, Mariano Rajoy no está en condiciones de ofrecer", señala Elorriaga.
Para el secretario de Comunicación, del próximo Congreso del partido en Valencia debe salir un partido capaz de convertirse en una "alternativa potente" al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Para ello, sostiene, "la generación que surgió y creció a la sombra del mandato" del ex presidente José María Aznar "está más que nunca preparada para asumir el relevo", porque "tiene experiencia, talento y determinación".
"No valen ya las estrategias reactivas; no valen soluciones incompletas o escasamente atractivas. No valen ahora los desafíos internos ni las actitudes excluyentes", añade Elorriaga, que defiende que "el presidencialismo" es justamente "lo contrario del liderazgo".
Para Elorriaga, la legislatura que comienza ahora será "crucial". En ella, indica, Zapatero "intentará consolidar y ampliar las reformas insolidarias que ha introducido en nuestro modelo de Estado". Por ello, sostiene que, tras la sentencia del Tribunal Constitucional, el PP deberá "hacer un balance de su contenido" y, de manera "ineludible" tendrá que "actualizar" su posición política".
Además de este asunto, afirma, los principales "problemas" a los que se enfrentará el Ejecutivo son "la gestión de la crisis económica y sus inevitables consecuencias sobre la política social" y "la inmigración desordenada y sus consecuencias". En todos estos temas, afirma, el PP tiene "una posición ganada ante la opinión pública española", así como "buenas ideas y soluciones que ofrecer".
En el artículo, Elorriaga también critica el debate que está girando en torno al Congreso, centrado en "proclamar con solemnidad que se quiere un partido unido e integrado", cuando "ningún dirigente, militante o simpatizante podría asumir lo contario". Recalca que el debate "se hace incomprensible cuando gira en torno a lo evidente", por lo que se convierte en "una obligación el intentar clarificar de qué estamos discutiendo".
Además, considera fuera de lugar el debate ideológico, ya que la "definición ideológica" del partido está clara desde el XIII Congreso del partido del año 2000, donde se precisó "el concepto de centro reformista que, con leves cambios, se mantiene vigente". Desde entonces, asegura, liberales, democristianos, conservadores y centristas se han sentido "bien acogidos" bajo esta definiicón, que les ha permitido "trabajar juntos hasta alcanzar los mayores éxitos".
De hecho, apunta que es "curioso y agradable comprobar" que la ponencia de Estatutos del próximo Congreso no "propone ningún cambio en esta definición, ni tan siquiera de matiz". Por ello, Elorriaga estima que el deberá será "estratégico" y en esos términos debe analizarse.
En lo que a esto se refiere, Elorriaga sostiene que la base de toda estrategia reside en el líder, su equipo y "un correcto análisis de la realidad" y defiende que "si falla alguno de esos tres pilares, cualesquiera que sean las ideas que se defiendan, el proyecto fracasará".
Asimismo, el diputado recalca que el planteamiento que se debe adoptar no debe referise "exclusiva ni básicamente a las próximas elecciones generales", ya que, en primer lugar, "estarán precedidas de un nuevo congreso nacional" y, en segundo lugar, previamente habrá comicios en Galicia, País Vasco y Cataluña, además de las europeas de 2009 y las autonómicas y locales de 2011, que constituirán "el trabajo principal y compromiso inexcusable del equipo que resulte elegido".
Además, sostiene que, de la misma forma que se le exigió al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que hiciera "un balance de su gestión" en la pasada legislatura, la dirección del PP debería haberlo hecho, porque si se le dice al Ejecutivo que "omitir ese análisis, o dejarlo dudosamente implícito, es hurtar la esencia del debate, es rehuir la responsabilidad propia y, lo que es más importante, implica dejar sin fundamente cualquier compromiso futuro", algo "muy parecido se puede decir de quien ha estado al frente de la oposición".
En su artículo, el diputado recuerda cómo en sus 20 años de historia, al PP se han "sumado muchos, millones de personas", que en 1989 acudieron a "la llamada de José María Aznar, que fue capaz de ofrecer un proyecto político atractivo e integrador". A partir de entonces, dice, el PP se supo "transformar en un partido ganador", con "una orientación inequívoca y un progreso electoral constante".
Sin embargo, lamenta que ahora, a diferencia de lo que ocurrió a partir de 1989, sean "pocas" las incorporaciones al proyecto, con la "brillante excepción" de Manuel Pizarro, y "demasiados" los abandonos. "A diferencia de entonces también han sido insuficientes los progresos electorales alcanzados y bastante significtivos algunos retrocesos", continúa el diputado.
En este contexto, agrega Elorriaga, surge ahora "un falso debate ideológico que tan sólo aporta exclusiones y renuncias", con "un discurso arrojadizo que más parece que pretende distanciar a algunos que invitar a nadie". De hecho, asegura que la "inmensa mayoría de los 'populares'" observan "con estupor el resurgir de viejas batallas ya superadas hace años" y de las que no aceritan a "entender la causa".
Como ejemplo, se refiere al "esperpento injustificable" que supuso el pasado viernes las dos manifestaciones contrarias convocadas ante la sede del PP en la madrileña calle de Génova en apoyo de Rajoy, una, y otra de la dirigente vasca María San Gil.
Ante esto, Elorriaga se muestra contrario a "callar", ya que, explica, no sería "responsable". A su juicio, aunque en "circunstancias normales, el silencio puede ser una contribución eficaz a la resolución de los problemas", en momentos "excepcionales" omo el que vive ahora el partido "esa omisión se transforma en deslealtad hacia la organización" de la que forma parte.