Esta investigación resalta varias razones por las que las almendras, aparte de reducir el colesterol, desempeñan un papel integral en la salud cardiaca. La nueva investigación ha demostrado que incluso tienen el potencial para mejorar la salud intestinal, lo que indica que las almendras son un sencillo aperitivo que podría marcar una diferencia saludable.
Dos nuevos estudios proporcionan las pruebas que apoyan los efectos reductores del colesterol en las almendras. El primer estudio examinó los efectos a largo plazo del Portfolio Eating Plan, una aproximación dietética para reducir el colesterol que combina varios de los alimentos más sanos, como las almendras y la soja, en la misma dieta. Después de tres años, las personas que se sometieron al estudio (compatibilidad superior al 75%) redujeron su colesterol LDL, o nivel de colesterol "malo", en un 24% como media - lo que supone una reducción clínica considerable.
El segundo estudio evaluó el impacto de las almendras en solitario en referencia a los niveles de colesterol. Tras éste se descubrió que las personas que comieron un 20% de las calorías procedentes de almendras durante un periodo de 16 semanas redujeron sus niveles de colesterol LDL en un 9%, frente al 1% conseguido en la reducción de los que se sometieron a una dieta sin frutos secos. Además, los que comieron almendras aumentaron sus niveles de colesterol HDL, o colesterol "bueno".
"La ciencia sigue descubriendo los poderosos beneficios de la salud de los alimentos, y estos nuevos ensayos proporcionan una evidencia de la capacidad de las almendras para reducir el colesterol y disminuir del riesgo de padecer una enfermedad cardiaca", comentó el doctor Cyril Kendall, científico investigador de la University of Toronto.
"Otra investigación ha demostrado que las almendras podrían ayudar a mejorar el control del azúcar, reducir el daño por oxidación y descender los niveles de triglicéridos, todo ello contribuyendo al beneficio de la salud cardiaca".
El consumo de almendras se asocia a una menor posibilidad de padecer problemas cardíacos, y este efecto sobre el colesterol es sólo un dato parcial. Hay otros tres nuevos estudios que proporcionan datos sobre otros factores de probabilidad.
Las almendras podrían reducir la cantidad de insulina liberada por el organismo. Las investigaciones anteriores indican que las almendras podrían reducir los niveles de azúcar en sangre después de una comida. Un nuevo ensayo a largo plazo realizado por investigadores de la University of Toronto ha estudiado este fenómeno en profundidad. Las personas que comieron diariamente un aperitivo con almendras - entre 37 y 73 gramos - no produjeron tanta insulina como los sujetos que no tomaron almendras (la dosis recomendada de almendras es de 28 gramos).
Los antioxidantes de las almendras desempeñan un papel en la reducción del daño por oxidación. El colesterol oxidado LDL se sabe que aumenta el riesgo de padecer una cardiopatía. A pesar de ello, los ensayos indican que los antioxidantes de los alimentos, como las almendras, podrían ayudar a prevenir la oxidación LDL. Las almendras contienen niveles de antioxidantes (vitamina E y fenólicos) en cantidades similares a algunas frutas y verduras, y un estudio anterior ha demostrado que los antioxidantes de las almendras reducen la oxidación LDL.
Las nuevas investigaciones siguen apoyando este descubrimiento. Gracias a la utilización de los mismos sujetos del ensayo de insulina y la misma cantidad de almendras, los investigadores han descubierto que los sujetos que comen cada día un aperitivo de almendras reducen los marcadores de daño por oxidación.
La grasa de las almendras se libera de forma lenta. Los investigadores del King's College London en Reino Unido han estudiado la liberación de las grasas de las almendras, y más recientemente, cómo alimentarse de diversas formas de almendras produce cambios en los niveles de triglicéridos en sangre. El ensayo ha descubierto que una alimentación que contenga almendras reduce los niveles de triglicéridos de forma destacada, frente a una alimentación que carezca de ellas, lo que indica que la estructura de liberación de grasas en las almendras es lenta, causando un menor aumento de los niveles de triglicéridos.
Los probióticos se encuentran de forma natural en o añadidos a los alimentos, desplegando unas bacterias positivas para el intestino. Los prebióticos, por otro lado, son partes no digeribles de los alimentos procedentes de plantas. Pero gracias a las bacterias del intestino, incluyendo las de los probióticos, ayudan al organismo a digerir estos compuestos. Cuando lo consiguen, se produce la liberación de otras sustancias sanas que ayudan a contribuir a fortalecer el sistema inmune y un intestino más sano a nivel general.
Los investigadores del Institute of Food Research en Norwich han realizado pruebas de los efectos prebióticos de varias formas diferentes de almendras (de alta calidad, desgrasadas y almendras puras sin tratar). Todas las formas, excepto las desgrasadas, demostraron efectos prebióticos. Cuando se las comparó con los fructooligosacáridos, los prebióticos incluidos en algunas frutas y verduras, los efectos prebióticos de las almendras fueron similares.
La recomendación de tomar almendras (en torno a un puñado, unas 23 almendras) es una excelente fuente de vitamina E y magnesio, y ofrece proteínas, fibra, grasas monosaturadas sanas, potasio, calcio, fósforo y hierro.