MADRID.- Los ciudadanos españoles tienen una visión cada vez más "cínica" acerca de los gobernantes y las instituciones democráticas debido a los múltiples escándalos de corrupción urbanística que han salido a la luz en los últimos meses, según el Informe Global 20074 sobre la corrupción en España. Sin embargo, la corrupción no está entre sus preocupaciones más destacadas, lo que podría deberse, según el documento, a que el fenómeno no se está dejando sentir en la vida personal y familiar ni está poniendo en peligro a la estabilidad política y económica.
No obstante, Antonio Garrigues Walker, presidente de la Fundación Ortega y Gasset, asociada en España a Transparencia Internacional, autora del informe, consideró que la corrupción "está aumentando en todos los sentidos" y advirtió de que si "dejamos que siga invadiendo todos los sistemas, los sistemas colapsarán". "Es como una leucemia que invade el sistema financiero y liquida absolutamente todas las perspectivas de una evolución digna", dijo.
La percepción de que la corrupción está aumentado ha llevado a que España rompiera en 2006 una tendencia "muy positiva" que se venía registrando desde 1996 de mejora de puntuación en el Indice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, elaborado a través de entrevistas a expertos. Así, si en 2005 España recibía una nota de 7, en 2006 su puntuación bajó hasta el 6,8, que la situaba por debajo de países como Chile y a tan sólo un punto de Estonia. Según Transparencia Internacional, la corrupción urbanística tiene "mucho que ver" en este retroceso, que alcanza niveles desconocidos desde 1999.
Mientras tanto, en lo que a los ciudadanos de a pie se refiere, el estudio muestra que su percepción sobre la corrupción en España ha sido "siempre alta". Los peores niveles se contemplaban en los primeros años de la década de 1990, cuando los escándalos de corrupción eran "numerosos y, sobretodo, impactantes". Además, agrega el informe, "una parte muy importante de la estrategia de oposición se basaba en resaltar la corrupción durante los Gobiernos de Felipe González".
Si bien el informe muestra cómo la opinión de los expertos ha cambiado desde aquellos años, el Barómetro Global de la Corrupción, que analiza las opiniones de los ciudadanos, muestra que éstos no han modificado mucho sus creencias. Así, en diciembre de 2006, el 66% de los encuestados afirmaba que la corrupción afectaba "muy significativamente" a la vida política.
En una escala del 1 al 5 (en la que 1 equivale a 'nada corrupto' y 5 a 'muy corrupto'), donde se les preguntaba a los ciudadanos sobre la percepción de la corrupción respecto a algunas instituciones, los partidos políticos obtuvieron una puntuación de 3,9, cuando tan sólo un año antes era de 3,4. Por detrás se situaba el sector privado, con una puntuación de 3,7.
Sin embargo, la preocupación de los españoles por la corrupción, en comparación con otros problemas, ha seguido siendo relativamente baja en estos últimos años. Así, en octubre de 2006, sólo un 20% de los españoles se refería a la corrupción como uno de los principales problemas de España.
Para el autor del informe, Manuel Villoria Mendieta, miembro de Transparencia Internacional y catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos, una "hipótesis verosímil" que explica cómo es posible que para los ciudadanos exista tanta corrupción que les preocupe tan poco es que la corrupción "preocupa cuando afecta a la vida personal y familiar o pone en peligro la estabilidad política y económica, y ninguno de esos supuestos se han dado en los últimos diez años".
De hecho, los encuestados en el Barómetro 2006 consideraban que la corrupción afectaba poco a su vida personal y familiar, aunque sí creían que afectaba bastante al entorno de los negocios y la vida política.
"VISIÓN CÍNICA"
En definitiva, el Informe de Transparencia Internacional sostiene que el incremento de la percepción de que existe corrupción y el clima de "cierto escándalo" en relación a la corrupción en el nivel local de Gobierno está reforzando "la tradicional visión cínica de los españoles con respecto al poder y, en concreto, a su Gobierno y sus Administraciones".
"La progresiva deslegitimación de la acción pública es la inmediata consecuencia de este tipo de fenómenos sociales que, si no se paran a tiempo, acaban deteriorando la democracia y abriendo la vía a populismos y extremismos de todo tipo", advierte Villoria en su informe.
Por ello, la organización defiende la necesidad de crear mecanimsos que pongan freno al fenómeno y transmitan a la opinión pública que los gobiernos reaccionan y actúan "sin dilación, ni lastres contra las causas del problema, no sólo contra sus efectos".
Porque, según Garriques Walker, en la actualidad, "no estamos afrontando ni atacando el problema de la corrupción". Además, el presidente de la Fundación insistió en "el cinismo" con que se trata el tema de la corrupción inmobiliaria. Así, criticó que, "en este ambietne de crispación", los partidos políticos "están permanentemente intercambiando cromos de corruptos, es decir, 'usted tiene más corruptos, este es un corrupto del PSOE, este es un corrupto del PP, este es un corrupto de CiU".
"Todos están denunciando al otro por corrupción, en vez de llegar a un acuerdo para luchar contra la corrupción", afirmó. "Eso es algo que no se logra entender, cómo en este mundo de la crispación politica, que la gente cree que es gratuita, la gente se atreve a hacer ese ejercicio de alegrarse de cuando el corrupto es del PP o cuando el corrupto es del PSOE", dijo. Para Garrigues, la "obligación auténtica" es que al menos en este tipo de asuntos, hubiera un consenso entre todos los partidos.
Por lo que se refiere a la corrupción judicial, que este año centra el Informe Global de la Corrupción a nivel internacional, el informe de Villoria subraya que en España, este tipo de corrupción es "bastante baja". Por lo que se refiere a sus causas, el documento se refiere al "factor humano", es decir, "la existencia de deshonestos en todo tipo de profesiones".-(Europa Press)