El todavía fiscal responsable de delitos urbanísticos y medioambientales de la Comunidad de Madrid, Emilio Valerio y Martínez de Muniaín, es uno de los actuales altos servidores del Estado que, paradójicamente, más sabe, y todavía calla públicamente, sobre la Región de Murcia, ya desde hace algunos años. Nacido en otra región uniprovincial, como es Navarra, y en una comarca agrícola, como es la de Estella, los paralelismos de todo tipo deben ser muchos. Tiene, pues, una buena escuela Valerio allí, y otra más en Asturias, donde suele pasar una buena parte del verano.
Aquí en Murcia/Alicante conserva algunos conocidos incondicionales en función de sus minuciosas pesquisas y también algún paisano afincado, por tiempo aún indeterminado, pero que juega con el equipo contrario en base a una buena ficha profesional. Magnífico contraste. Pero Valerio nunca ha querido venir, ni siquiera de incógnito, a pisar, con sus botas camperas de fiscal medioambiental, territorio comanche.
Tenía, y todavía debe tener, una muy clara estrategia personal, que le marca el rumbo y conjura las lógicas tentaciones morbosas en aras de la frialdad y distancia que exige la eficacia. Es hombre del norte que ha descubierto el sur ya de mayorcito. Lo sureño, claramente, no le va. Eso se ve a la legua. Pero pecha con todo por pura vocación. Hay murcianos clave que se ha quedado sin conocer, pero tampoco creo que eso le importe mucho a este fiscal "estrella".
A raíz de sus minuciosas investigaciones sobre presuntos robos de agua en la Cuenca del Segura, la cantidad de información colateral que llegó a manos de Valerio lo hacen conocedor en profundidad de los entresijos e hilos ocultos que aquí se mueven desde determinados despachos predemocráticos. Han sido varios los murcianos críticos y/o afectados que se pusieron en contacto con él, o al contrario, para que pudiese entender mucho mejor nuestro contexto, y que han mantenido esa relación personal a la par que el volumen de la acusación pública iba engordando y matizándose.
Muy pronto se le notó que Murcia, como tal, le importaba un pimiento. Lo suyo era servir al Estado y demostrar su capacidad para defenderlo cómo y dónde se le requiriese. Lo del agua fue un "accidente" pero nunca motivo para una cruzada personal, que tampoco ha existido como tal. Sólo le sirvió de "percha" para justificar tanto interés investigador por una buena causa. Méritaje clásico.
Un foralista, convicto y confeso, como Valerio, sabe apreciar mejor el clamor de la sociedad civil murciana por alcanzar una autonomía política como región que, finalmente, no resulte un fiasco para la base. Pero como, casi siempre, y haciendo gala de una bien ganada fama entre abogados y juristas madrileños, no existe relación directa entre su siempre brillante preparación para acusar públicamente y el remate de la causa en la portería de la correspondiente Sala de Lo Penal.
El supuesto robo de aguas públicas en la Cuenca del Segura no podía, tampoco, ahogar sus lógicas ambiciones ni dejarlo a él fijado a un solo caso tan lejano, hasta el punto de desdibujar sus potencialidades en otros planos. Es don Emilio hombre de etapas y retos permanentes para darle sentido a su misión de hacer justicia independiente a toda costa pero con tintes progresistas.
Solamente el fiscal general del Estado, el pontevedrés Cándido Conde-Pumpido, puede tener ahora información mejor y más rigurosa que Valerio por las relaciones de suma confianza que mantiene de años en Murcia, tanto en la Facultad de Derecho de la UMU como en la Fiscalía del TSJ, y en la sociedad civil más avanzada.
Ese conocimiento, en detalle y mucho más reciente, también está marcando su estrategia político-jurídica respecto de nuestra región, administrando los plazos legales y fijando posibles actuaciones de López Bernal en año electoral. Nada se deja, pues, al albur de la pura estrategia privada o intereses de terceros, y se actuará desde la Fiscalía del TSJ cómo, cuando y dónde se tenga que hacer para restablecer la legalidad supuestamente conculcada desde el poder regional. Aquí y ahora la última palabra está en la calle Fortuny, de Madrid, y no en la calle Princesa, de Murcia, para evitar malos antecedentes.
También el actual director del CNI (Centro Nacional de Inteligencia), el conquense Alberto Saiz Cortés (en la fotografía inferior), sabe ahora bastante más de lo que sabía, de lo que por aquí acontece y puede poner más en riesgo la seguridad interior del Estado. Además, no en balde ha vivido durante varios años en Albacete, siempre en destinos relacionados con la preservación y mejora del medio ambiente, antes de acceder al despacho de la cuesta de Padre Huidobro, desde donde se maneja "la antena" aquí desplegada cerca de San Esteban, Caja Murcia y la CROEM.
Porque es misión del CNI, entre otras, velar por el fortalecimiento de nuestra democracia sin escatimar esfuerzos ni riesgos. Son sus referentes naturales, y les pasa información de coyuntura, sistemáticamente, la presidencia del Gobierno, el ministerio de Defensa, el ministerio del Interior, el ministerio de Asuntos Exteriores y, ojo a este dato relevante, el ministerio de Justicia, que ahora detenta Mariano Fernández Bermejo.
Precisamente el ascenso a ministro de Justicia del ex fiscal-jefe del TSJ de Madrid, Mariano Fernández Bermejo, exjefe y gran protector del fiscal navarro de Estella, augura una probable entrada de Valerio en su equipo con misiones propias de la premura para estabilizar nuestra democracia y arrancarla, como en el caso claro de Murcia, de las garras de una trama de delincuencia organizada y de cuello blanco, que tiene casi como único fin primar con dinero fácil el extremar posiciones políticas en todo el PP, a partir de una financiación abundante proveniente del ladrillo, hasta poner todos los resortes de poder en manos de "neocons" fundamentalistas.
Ya no caben dudas de que, desde la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia, llega a Génova 13 un dinero masivo, capaz de ir moldeando al otro moderado gallego de Pontevedra en un "halcón" alineado con Le Pen. ¿De qué, si no, va a sobrevivir Zaplana como portavoz parlamentario y con un peso específico paritario al de Rajoy, con "Terra Mítica" en la lontananza de los juzgados valencianos, o un Valcárcel, que nunca suele hablar los lunes en la Junta Directiva Nacional de su partido, y menos ahora, acechado por todos los indicios racionales que conducen a los negocios fáciles de su hermano Carlos y ya apuntan a otros más recientes de su cuñado Monge?
Esto que cuento, no sólo preocupa en Bruselas sino que ha encendido todas las alarmas en La Moncloa. Zapatero tiene un conocimiento más que preciso de quienes son aquí los padrinos de "mafia nostra", y cómo se mueven, para intentar hacerle morder electoralmente el polvo en la cita de mayo de 2007 y en, la aún no decidida, de 2008.
Hay pulso y tema de sobra para escribir todo un tratado de cómo una región periférica, atrasada y anodina en el balance económico nacional (entre un 2,5% y un 3% del PIB), que ya no destaca en nada relevante ni trascendente para la España del futuro, puede retar al Estado desde unos parámetros claramente criminales. Todos los Ministerios citados tienen su versión de lo que aquí pasa y las correspondientes propuestas de actuación sin mayores contemplaciones.
Precisamente en ese terreno se dispone a batir el Estado la actual situación con soluciones estratégicas y no meramente tácticas. Y ahí se adivina ya a Valerio, y a tantos otros luchadores locales por una segunda transición aquí, dispuestos en silencio y con la mayor discreción, a darle la vuelta a la tortilla conjurando situaciones y activando procesos de normalización democrática.
Nadie espere planos de televisión espectaculares ni socialmente significativos capos tapándose la cara con su chaqueta. Habrá que conformarse con pocas, pero contundentes, actuaciones, las más en la sombra, y por las bravas aquellas que no tengan más remedio. La confianza de los murcianos en el sistema es lo más importante que está en juego en esta etapa también histórica.
Y ahí tenemos, forzosamente que ver a fiscales, como Valerio y López Bernal, apremiados por Bermejo y Conde-Pumpido por toda la información que les vaya llegando desde Murcia en las próximas cuatro semanas. El abogado y líder de UDeRM, Diego de Ramón, parece haber sido el primero desde aquí en solicitarle una audiencia a don Mariano "El Bueno", que promete mucho más de lo que todos imaginemos.