No obstante, la constancia esperanzada de esta vanguardia tiene descolocados a los políticos murcianos más chanchulleros porque crece, día a día, en plena cuenta atrás electoral. "Nos gobiernan políticos golfos, y aventureros por arrebatarnos paisajes y desequilibrar la decencia y la dignidad de un pueblo y una tierra, cuyo futuro quereis forzar por capricho y voluntad de negociantes pillos, decididos a saquear nuestro litoral", se acusa desde sus filas mirando a San Esteban. Hay quien sentencia incluso: "Satisface comprobar que la avaricia, y el desprecio de la legislación vigente por el Ayuntamiento de Águilas y el gobierno regional, han convertido La Zerrichera en un pozo negro del que habrán de salir algunos trasquilados y, quizás, derechos a la trena", como clara defensa del medio físico de la Marina de Cope. Ante este "tsunami" de la opinión pública regional, y el avance de las fuerzas progresistas, el PP lleva ya tres meses con cálculos electorales de prudencia que pueden, finalmente, aconsejar la retirada de Valcárcel como candidato ante la fuerte demanda, por necesidad, de una nueva clase política y empresarial para añadir, por fín, valor al modelo regional de desarrollo.
La Plataforma en Defensa del Litoral dejó ayer más que claro en Águilas, que el presidente regional oficia ahora una ceremonia de la confusión, por una pura estrategia orientada a los votos que necesita, para poder legitimar luego las barbaridades contra el pueblo murciano que han caracterizado toda su política anterior. A esa política, que ahora se trata de esconder diciendo en público lo contrario de lo que se piensa hacer, Pedro Costa Morata le llamó ayer de todo en una concentración final de protesta frente al Ayuntamiento, previa a una relativa tregua de dos meses por las vacaciones veraniegas. A su juicio, toda esta siniestra aventura del ladrillo que nos atenaza, sólo denota "una avaricia crecida al calor de la estupidez de estos gobernantes", y que calificó especialmente de especulativa en el entorno de la, cercana al lugar del acto, isla del Fraile.
Precisamente el sentido de celebrar ayer en Águilas la V Marcha en Defensa del Litoral es por ser actualmente el símbolo de municipio murciano más atacado por la especulación urbanística al estar regido por un alcalde del PP en minoría y en manos, para poder gobernar, de una pequeña formación independiente local, el MIRA, nacida de la mano de grandes terratenientes locales para sacar adelante la urbanización de sus terrenos, antes agrícolas o con planes parciales sin desarrollar, caso del "resort" con campo de golf incluido, ya en marcha, por una empresa promotora asturiana, conocido también como "Isla del Fraile".
El alcalde aguileño, Juan Ramírez, hombre fácilmente influenciable por su escasa cultura y nula formación, llegó a invitar a Águilas un fín de semana al de Marbella, el ahora condenado Julián Muñoz, para que le inspirara un modelo semejante de turismo residencial, con desarrollos de corto recorrido y aprovechando las excepciones de la ley del suelo nacional, tal que la figura de urgencia de los convenios urbanísticos. Ahora se encuentra virtualmente entregado al presidente del Águilas Fútbol Club, Trinitario Casanova Abadía, cabeza visible del grupo "Hispania", editor de los periódicos "El Faro" y "Crónica del Sureste" (ambos omiten hoy la información sobre la protesta celebrada ayer, al contrario que "La Verdad" y "La Opinión"), y que acaba de obtener unas plusvalías de 15.500 millones tras vender la polémica finca de La Zerrichera a una caja de ahorros vasca (?) pese a la conocida postura de la Unión Europea en contra de la urbanización de este paraje natural tras la desprotección de un litoral, conservado oficialmente desde hace más de veinte años, por parte del PP gracias a su mayoría absoluta en la Asamblea Regional y al empeño, en su día, del propio Valcárcel para devolver apoyos y favores.
La V Marcha en Defensa del Litoral escenificada en Águilas (su alcalde, Juan Ramirez, se escondió en su casa de Calabardina, tras un más que desproporcionado aparato policial, para evitar tener que dar la cara ante quienes le acusan, masiva y públicamente, de vendido a la especulación) congregó a lo más granado de los dirigentes de los 60 colectivos civiles que integran la plataforma "Murcia no se vende, gobierne quien gobierne". Unas 1.500 personas participaron, finalmente, en una manifestación de resistencia democrática pacífica ante los desmanes protagonizados en nuestro litoral por empresas promotoras, cercanas siempre a la ideología dominante en la Región, cuando no de los propios gobernantes a través de parientes y/o testaferros. "La Marina de Cope no se vende" fué la consigna más coreada contra las 60.000 viviendas proyectadas en ese paraje costero tras la modificación en trámite del PGOU de Águilas. "Tiembla gobierno regional porque te hemos tomado la medida y estamos en alerta; temblad también alcaldes enlodazados", advirtió con énfasis Pedro Costa Morata, quien añadió algo más dirigido al gobierno autónomo, alcaldes y concejales, según él, vendidos: "Os examinaremos con lupa y no os perdonaremos nunca el daño que habeis hecho a nuestra tierra".
Entre los asistentes más destacados a esta serpiente alegre, sana y multicolor, el exdirector general de la Agencia Europea del Medio Ambiente, Domingo Jiménez Beltrán, ingeniero y alto funcionario de la Unión Europea nacido en Jaca. Y el Premio Nacional de Medio Ambiente y profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, el aguileño Pedro Costa Morata. También fueron vistos, los profesores de la UMU, Julia Martínez, Antonio Campillo, y Esteve, así como Pedro García, de ANSE; Rubén Vives y Héctor Quijada, de Ecologistas en Acción; el letrado administrativista Eduardo Salazar, y dirigentes de un movimiento social, cada vez, más amplio y plural, con nodos en el Noroeste, Mazarrón, Cartagena, Murcia, Lorca, Totana, Mar Menor, Valle de Ricote, Cieza y el Altiplano. Toda la Región, cualitativamente representada en esta repulsa, censura y condena a un poder político y económico regional, acosado y puesto en evidencia por su discrecionalidad, abusos y canalladas urbanísticas/ambientales.
De todo lo escuchado a la megafonía y lo leído en las pancartas, se infiere que Valcárcel ya va a remolque de lo más dinámico y combativo de la sociedad civil murciana, y que ha perdido toda iniciativa hasta los comicios municipales y autonómicos de 2007. Quien marca el rumbo ahora es, inequívocamente, otra generación de gentes instaladas ya en un futuro mucho más exigente con el entorno ambiental y que, conforme a las leyes democráticas vigentes, ha trasladado a la Fiscalía argumentos sólidos para que ya esté pisando los talones a los presuntos delincuentes responsables del desmán, impune todavía en una buena parte del litoral murciano. "Cuando el poder político se encierra en sus miserias y se entrega a los negocios particulares, bloqueando revindicaciones ciudadanas, se hace necesario que actúe el poder judicial", sentenció Costa Morata en la alocución final de una marcha que, a ritmo de samba, recorrió en una hora el trayecto Casica Verde-Glorieta por el paseo marítimo de la playa de Poniente. Durante la concentración, de otra hora de duración, se corearon gritos de "Valcárcel, a la cárcel", lo que explica el grado de hartazón de la ciudadanía más ilustrada y concienciada, por una "política mentira que nos obliga a salvar a esta región de unos degenerados demasiado peligrosos".
Esa ciudadanía cree saber que a Hacienda le consta, que gran parte del negocio inmobiliario se basa en el delito porque la mayor parte de los capitales activos no tributan y son manejados por testaferros que, según Costa Morata, "encubren a los peores delincuentes en la política y en los negocios de esta región". El Premio Nacional de Medio Ambiente apeló a esta ciudadanía de vanguardia a seguir defendiendo la sensatez, la dignidad "y a luchar contra ese montón de golfos, que nos sublevan y encabronan con sus miserias y traiciones". Y, mientras Jiménez Beltrán calificaba a este movimiento social como la esencia del futuro, y cree que otra Murcia es posible a partir del día que se recupere para sus ciudadanos, la peor invectiva se la llevó Miguel Navarro, el alcalde socialista de Lorca calificado de dinamitero político, a quien Costa le dijo públicamente ayer en Águilas: "No te va a servir, ni política ni electoralmente, tu reconversión ladrillera y acabarás tu actividad pública como un pirata medioambiental, que causará un daño irreparable a tu partido, que se muestra incapaz de controlarte o de meterte en cintura. Culpo al PSOE de dar vía libre a sus militantes más indecentes".
A juicio de Costa Morata, no existe ya posibilidad de diálogo alguno entre, un creciente y concienciado movimiento social, y el gobierno de Valcárcel, forzado por las diligencias de la Fiscalía a cesar al anterior y provocador consejero de Medio Ambiente, Francisco Marqués, y en carne viva, desollado por su propia estulticia, por imponer un modelo agresivo de desarrollo al que está ganando la batalla una ciudadanía, que exigió ayer en Águilas "menos cemento y más conocimiento frente a la ignorancia que significa el ladrillo". San Esteban fué calificado de "taifa incontrolable, agencia de negocios y oficina de ventas, que aconseja replantear las transferencias sobre competencias del Estado a la Comunidad Autónoma, reformando algunos artículos del Estatuto de Autonomía". La opinión más generalizada entre los cientos de asistentes, es que quienes nos gobiernan y los financian "están hundiendo y envileciendo nuestra democracia regional, y mucho más cada día que pasa". De ahí los constantes gritos de "Todos a la cárcel" y "Justicia para todos". Y el apoyo expreso al fiscal-jefe del TSJ porque, dijo Costa Morata, "cuando el sistema entero camina sin freno en una misma dirección, acaba incurriendo en delitos".