El presidente Valcárcel ha sido puesto de rodillas por la sociedad civil murciana y quedado fuera de juego, cara al futuro, tras la multitudinaria manifestación pública bajo el lema “La Región de Murcia no se vende, gobierne quien gobierne”, en clara advertencia, igualmente, al emergente nuevo PSRM, que lidera el profesor Pedro Saura. Un exministro de Aznar aseguraba hace pocas horas, que el PP tendrá que ir pensando en otro candidato en 2007, a pesar de esa nominación, más formal que real, a la que nuestro todavía presidente se aferra para demostrar que no es un apestado en su partido y que no correrá la misma suerte de Zaplana. (?)
Pese a su impostura de los últimos días, al aparecer disfrazado de “ecologista” por el miedo que tiene a acabar en el banquillo como consecuencia de la operación especulativa que ha protagonizado directamente con escritura pública en la compra-venta del antiguo edificio del Banco Exterior en la Gran Vía murciana, este ex docente sin plaza en un instituto de enseñanza media, ya va listo de papeles, (en varios sentidos debe entenderse). No aguantará el tirón que se le avecina con la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal, actuante en Marbella, ya sobre su lomo para comprobar si sabía que el enorme caudal de dinero vertido sobre la Región, como no podía ser de otra manera, era de presunta procedencia ilícita. Y si así lo aceptó para enmascarar una larga gestión política, desastrosa por incapaz en los últimos diez años. No podrá fácilmente ahora aducir ignorancia cuando públicamente se le ha llamado débil y cobarde.
Su credibilidad entre promotores, constructores, terratenientes y esos peligrosos blanqueadores de dinero negro también está bajo mínimos. Ya no les sirve, ni a ellos ni a la sociedad civil más vanguardista. Fichar a estas alturas a un supuesto experto gallego (parece más teórico que otra cosa, por su edad) en comunicación pública, es reconocer el más completo fracaso de su “alter ego” Ruiz Vivo, padre del ya sepultado “Agua para todos”, y aceptar que la situación es desesperada. No aguantará mucho, este émulo y paisano de Ignacio Ramonet, en San Esteban, tras comprobar lo quebradizo de los mimbres que le entregan. Llega demasiado tarde para intentar convencer al público que este par de trileros no son lo que han querido demostrar desde 1995. El barco ya naufraga en su derrota hacia ninguna parte. La tripulación abandona, y las vías de agua son tantas, que no merece la pena el esfuerzo de achicar que se le pide a persona tan desconocedora de los entresijos y tan distante de las exigencias de una sociedad muy movilizada.
Ya es un clamor, que no se puede acallar ni neutralizar con técnicas de manual importadas por un inexperto profesor, transeúnte de la UCAM, que la sociedad murciana de toda ideología no desea ser desposeída de su patrimonio natural común para que una minoría amoral se enriquezca a toda prisa con negocios fáciles a costa del bienestar general. Nada será igual desde el punto de inflexión que ha supuesto sacar a la calle en Murcia, un sábado por la tarde en pleno mes de junio, a más de 10.000 personas de lo más selecto de la vanguardia ciudadana, democrática, ilustrada y de su tiempo, y no toda roja ni verde. La traducción electoral de esa protesta es, como mínimo, 150.000 votos menos de apoyo a la política antisocial de Valcárcel en favor de las mafias de “cuello blanco”, que con él han campado libre e impunemente por el territorio regional.
Eso ya no lo puede borrar de las hemerotecas pese a los intermediarios manipuladores, a sueldo o mediante prebendas, ya sin papel exclusivo en la comunicación periodística murciana gracias a "Internet". Debe aceptar que aquellos a los que tachó perversamente de “anti murcianos en acción” lo han terminado doblando y sacando del cuadro. Las verdaderas encuestas en poder de Génova 13 ya trituran al PP murciano por su culpa. Nadie confía en él, muerto de miedo ante la reacción ahora de la Unión Europea por su trato legislativo local a la cuestión del suelo protegido desde Bruselas. Ya verán la que se le viene encima.
Por si fuera poco, la sociología de la manifestación contra la especulación del suelo y la corrupción política, casi generalizada en la Región de Murcia, arrojaba cosas tan curiosas para este PP de extrema derecha y antimonárquico en silencio, que hasta los representantes de las familias numerosas asistieron y se solidarizaron con la convocatoria. (Valcárcel se ha reído de esas 42.000 familias murcianas y las ha ninguneado en la cuestión de la vivienda: de 37.750 construidas, sólo 750 son de VPO). Como mínimo, son otros 100.000 votos que no irán al PP si él llega a mayo de 2007 como candidato por no encontrar Rajoy alguien a tiempo, y que acepte administrar el desastre que hoy se aventa.
Por algo, la peor de las consignas coreadas por los representantes de más de 50 organizaciones civiles de todos los puntos de la Región (Alhama, Cieza, Águilas, Yecla, Lorca, Mazarrón, Murcia, Cartagena…) era: “Basta ya de ladrillo, Valcárcel al banquillo”. Elocuente del sentir popular y de las convicciones de la opinión pública regional a estas alturas de un proceso que no se tiene en pié pese al intento, a la desesperada, de un falso giro radical de postura para confundir a las gentes de buena fe. No colará, por muy visto ya, quien no ha tratado con inteligencia nuestro territorio, como medio físico privilegiado e irrepetible. Está instalado en el subconsciente colectivo el lema “la corrupción destruye a la Región” y “donde hay un ladrillo está Sánchez Carrillo”, su compinche, y también socio declarado de su cuestionado hermano mayor.
Otro de los lemas significativos, ”Basta ya de corruPPción”, hace pensar a algunos barones de su partido en Génova 13, y diputados como Luis Gamir, que, a este acelerado ritmo de deterioro y falta absoluta de credibilidad de un cadáver político como Valcárcel, no se le puede mantener por pura humanidad como candidato y urge buscar un recambio que sea su antítesis. Al pasar la manifestación frente a su nuevo piso de 250 m2, en pleno centro de la capital, proporcionado a más que un muy buen precio, parece que por “Hispania”, arreciaron significativos gritos alusivos de “especulación y corrupción” y “ustedes sobran en nuestra tierra”.
La gente quiere ver ya, señor fiscal-jefe, políticos en el banquillo por haber traicionado el mandato de las urnas con convenios urbanísticos fraudulentos; tráfico de influencias y prevaricación; que conculcan gravemente la Constitución y que actúan contra los valores esenciales promovidos por la Unión Europea. La Opinión Pública regional tiene las cosas muy claras y no cederá en sus exigencias frente a quienes han antepuestos intereses particulares por encima del servicio público. (Hasta alemanes, ingleses y franceses, residentes en nuestras comarcas, participaron apoyando que la Región no se entregue a quien la destruye, así como jóvenes muy concienciados de Alicante y Almería).
Y están en el punto de mira de convocantes y asistentes, alcaldes socialistas como los de Lorca, Los Alcázares, Jumilla y La Unión, o del PP como los de Águilas, San Javier, Yecla, Caravaca, Villanueva, Ulea, Cieza, Totana y Torre Pacheco. En el Valle de Ricote es grosera y escandalosa la mezcla de intereses de alcaldes y promotores inmobiliarios, a juicio de la diputada Begoña Retegui. “Esta tierra es nuestra”, gritaban los manifestantes, para que lo oyesen hasta en Marruecos las tramas de avaricia y corrupción, que nos atenazan con la complicidad de una oligarquía de origen franquista.
Entre la actual decepción de las mafias, a las que se ha venido entregando sin resistencia desde el principio, y la condena sin remisión de una burguesía ilustrada que hace de motor de una sociedad murciana avanzada que, para nada, se ve representada en este poder, a Valcárcel sólo le queda el “camino de Damasco” por haber estado al frente de la región peor gestionada de España y, tal vez, de la Unión Europea no ampliada, y como cabeza de un gobierno perverso y falto de calidad en su papel de autor de políticas abominables que hicieron del dinero negro su combustible y del malestar moral la consecuencia de su acción.
Secuestrada la libertad democrática, amenazados de muerte y presionados con represalias, como en Sicilia, periodistas independientes y funcionarios públicos honestos, las tramas mafiosas de toda laya han llegado a detentar el poder político específico a base de sofisticados sobornos y con el objetivo no oculto de convertir el territorio en pura mercancía. De ahí una reacción ciudadana, sin retorno, contra un sector del PP, especulador y corrompido, que ha actuado contra los murcianos y engañado a la población con la complicidad de nuestros dirigentes elegidos en las urnas. La “hermandad del hormigón” versus elites gobernantes o “profetas del ladrillo” se han visto sorprendidos por la enorme marea de resistencia ciudadana a esta especie de tsunami urbanístico que se nos quiere imponer.
Significativa la ausencia de dirigentes sindicalistas de UGT y CC. OO. y de tan escaso PSRM, con las excepciones de José María Marín, Del Campo y la Retegui, cuando la gente, la mayoría de ella jóvenes universitarios, ha dejado claro en voz alta que no soporta más corrupción, al tiempo que arengaba contra el expolio territorial que sufrimos, explicitando que no lo desea en el Mar Menor, el Noroeste, la Azohía, Calnegre y Cabo Cope.
Esa nueva generación, con su estruendo resonando en la boda simultánea de Marrakech, no quiere para esta región un “mundo polaris” y así lo expresó en la parada frente al Ayuntamiento para escenificar que el “no se vende” ya ha vencido al maligno “agua para todos”, que se enseñorea todavía cadavéricamente como el Cid en la playa de Peñíscola, para tratar de engañar después de muerto. Y en la fuerte pitada, también con parada, frente a la sede de esta empresa en la Gran Vía, justo debajo del actual domicilio de Valcárcel (“tanta corrupción te sube la tensión”), para protestar, de paso, contra una TV autonómica entregada al complot del ladrillo. Un complot que comienza por “Nueva Condomina” y termina en La Zerrichera, sin olvidar los proyectos especulativos ilegales sobre el barrio murciano de “La Paz” y el “pelotazo” del parking de San Esteban.
Ni Murcia ni los murcianos tragan una “chorizada” más de Valcárcel y los suyos. Por eso las buenas gentes lo han acabado poniendo de rodillas, y de cara a la pared, para que pase su vergüenza ante toda la sociedad civil por haber gobernado, antes para unos indeseables que para sus votantes.