La crisis en el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Yecla, integrado por concejales del PP, tras el largo mandato del maestro nacional, Maeso, es el reflejo de dos situaciones a un tiempo: la falta de un renovado liderazgo local y el malestar enquistado de los yeclanos con una distante ciudad de Murcia (a sólo 35 kilómetros menos que Valencia y 2o más que Alicante, por mejor carretera ambas al ser gran parte autovía) desde la que se sienten, si no olvidados, no muy bien tratados o, al menos, como se creen merecer por su importancia histórica, social, económica, demográfica, geográfica, y estratégica al estar a caballo de cuatro provincias y tres regiones. Además, su relación diaria con la Comunidad Valenciana es más intensa: los jóvenes prefieren estudiar en las universidades de Valencia o Alicante, y los mayores ir de compras y copas los fines de semana a estas mismas ciudades antes que a una ciudad de Murcia mucho más aburrida.
Excepto para la Feria del Mueble y el Centro Tecnológico de la Madera, los políticos de San Esteban no se acuerdan de que Yecla existe. Con la cercana Jumilla las relaciones son también prácticamente inexistentes pese a concentrar Yecla servicios del partido judicial, como juzgados, hospital comarcal, delegación del INFO y de la Cámara de Comercio e Industria de Murcia. La ciudad, todavía con un importante sector agrícola y otro vitivinícola de primer orden al penetrar su Denominación de Origen en municipios manchegos colindantes, mira más que nunca a la vecina y próspera Comunidad Valenciana, de la que tanto necesita aprender su industria lider y más competitiva. El aeropuerto de Yecla es, naturalmente, El Altet y no San Javier, mientras el proyecto de Corvera le es ajeno y mentalmente lejano por no conectar tampoco con sus intereses estructurales. Por algo será que es uno de los pocos municipios murcianos donde no hay desempleo, y se da trabajo industrial y agrícola a alicantinos, amén de a un gran número de inmigrantes hispanoamericanos con papeles en regla y cierta especialización productiva.
La sensación del yeclano medio, pese a más de 25 años de autonomía política regional, es de cierto desarraigo de su provincia administrativa y de falta de identificación con el rumbo de la Región de Murcia porque piensan aportan mucho más de lo que reciben pese a ser un núcleo industrial de primer orden dentro nuestro territorio. Sólamente el sector del Mueble contribuye al PIBR murciano con un mínimo de 250.000 millones de pesetas anuales y ayuda, tanto a paliar el déficit de una balanza exterior, ahora en caída libre, como a equilibrar la tasa de cobertura de las exportaciones/importaciones. La reciente traición de Valcárcel al primer sector productivo local, con el que no consultó, fomentando personalmente la llegada y establecimiento en la ciudad de Murcia de la multinacional sueca del mueble "Ikea", tras viajar a su sede central en Estocolmo, es algo que Yecla y los yeclanos no olvidarán fácilmente y que le harán pagar al PP en los comicios de 2007 si, al menos, no se produce un relevo generacional en el comité local y la candidatura municipal. El partido que incluya los mínimos que pide Yecla en su programa electoral regional, se llevará el mayor número de votos en esta circunscripción.
En un momento de reforma del Estatuto de Autonomía su esperanza en la comarcalización, desde una descentralización de servicios administrativos, es la única que anida en estas gentes del Altiplano, que también se sienten discriminadas en infraestructuras de transporte al tardar la conversión de la N-344 en autovía por la polémica de su entronque por Jumilla para Murcia o desde aquí a Caravaca para Andalucía. Entretanto los casi 100 kilómetros que le separan de su capital, bien por la muy mejorada y más recta ruta comarcal de Fortuna, bien por la más congestionada y sinuosa ruta nacional de Blanca-Molina de Segura, los 90 minutos de viaje en pleno siglo XXI parecen una tomadura de pelo que se traduce en que las mercancías para exportar prefieren salir por el puerto de Valencia, o en su defecto de Alicante, antes que recorrer los 150 kilómetros que le separan del puerto de Cartagena e invertir el doble en tiempo y coste de los portes. Ahora el anhelo de los yeclanos es una autovía con Villena y mejora del eje de comunicación por carretera con el resto de la Comunidad Valenciana y Madrid a través de Almansa. Por algo han dejado de mirar más al sur. Si pudiesen, elegirían ser alicantinos tal como estuvieron a punto de serlo en 1833. Ser murcianos no les está resultando más rentable. (NEM)