En el Festival de Cine de Venecia se presentó un documental titulado “Ucrania no es un burdel” de la cineasta australiana Kitty Green.
Green acompañó al grupo de Femen durante un año, también a un peligroso viaje a Bielorrusia, entrevistó a sus integrantes, vivió con ellas y al final convenció a Svyatski para que también se pusiera delante de la cámara.
Svyatsky es un hombre. No resulta nada feminista que un grupo de mujeres activistas esté en realidad dirigido por un hombre, mucho menos si este desprecia la opinión de sus militantes. Green acepta que la habilidad y carisma de Svyatski al organizar el grupo eran notables. También era innegable que el trato que recibían las chicas, del que ella fue testigo, era lamentable: “Fue todo un impacto moral cuando me di cuenta cómo funcionaba la organización. Era bastante horrible con las chicas. Les gritaba y les llamaba zorras”.
“Estas chicas son débiles”, le dijo a Green. “No tienen un carácter muy fuerte. Por el contrario, son sumisas, sin garra, impuntuales y otras muchas cosas que les impide ser activistas políticas. Son cualidades que es necesario enseñarles”. Green consiguió que una de las mujeres admitiera que la relación entre él y ellas tenía mucho de síndrome de Estocolmo y de “dependencia psicológica”.
Elige las chicas en un casting del que siempre se ha dicho que daba prioridad a las más atractivas y también seleccionaba las actuaciones. “Siempre lo he hecho todo en colaboración con las tres fundadoras de Femen. Me conocen desde hace muchos años, de mi ciudad natal de Khmelnytskyi. Femen es un trabajo de equipo. No soy un tirano”, explicó al semanario alemán, Die Welt.
Femen apesta a montaje. Su fuerte impacto en las televisiones parece una añagaza del sistema de Black Rock y Vanguard. Es una patraña de la factoría George Soros. El grupo anunció que dejaba de recibir financiación de Soros al haber empezado Femen Israel, pero George Soros es un judío muy excéntrico, que no siente ninguna simpatía por el Estado de Israel.
El grupo dice estar formado por 300 activistas, y ha sido especialmente obsesivo contra Vladimir Putin y contra el patriarca de Moscú y de todas las Rusias, Cirilo I, contra el que se manifestaron con pintorrojeado en su torso desnudo, Kill Kirill, es decir, Matar a Cirilo.
Una de las
fundadoras del grupo de activistas, Oksana Shackeno fue la primera en
despojarse del sostén, fue en un acto marcadamente antirreligioso y
abortista. Años después su cuerpo aparecía en París el 24 de julio de
2018. Dejó una nota de suicidio dirigida a todo el grupo: “Sois todos unos falsos”.
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