MADRID.- Las vacunas no impiden los contagios de Covid-19, es algo que han repetido numerosos epidemiólogos. Pero sí que reducen la transmisión del virus, ya que, según numerosos estudios, los protegidos frente al Covid-19 contagian 12 veces menos que los no vacunados. De hecho, ya ha ocurrido con inoculaciones de otras enfermedades como la varicela, el sarampión o la difteria, en las que se ha logrado cortar la transmisión y se han salvado miles de vidas, relata Redacción Médica.
Hay que tener en cuenta que el riesgo de contagiar varía según la carga vírica del contagiado por Covid-19. A mayor carga vírica, mayor es la probabilidad de contagiar a otras personas, tal y como señala el estudio 'Estimación de la infecciosidad durante el curso de la infección por SARS-CoV-2'.
Sin embargo, las investigaciones
apuntan que las personas vacunadas frente al covid eliminan el virus de su cuerpo antes y sus parámetros máximos de carga vírica permanecen menos tiempo. "Las cargas virales disminuyeron más rápidamente en los individuos vacunados",
concluye el análisis 'Cinética virológica y serológica de las
infecciones por avance de la vacuna de la variante delta del SARS-CoV-2:
un estudio de cohorte multicéntrico'.
En esta misma línea, los autores de 'Epidemiología del SARS-CoV-2 en una
población vacunada e implicaciones para el control de un rebrote'
obtuvieron como resultado de su investigación que las personas no
vacunadas "contribuyen de manera desproporcionada a la transmisión".
Además del peligro que supone para ellos mismos no haber recibido la
inoculación, ya que aunque solo son un 3 por ciento de la población (los
mayores de 60 años), representan el 43 por ciento de las hospitalizaciones. En ese texto del Instituto Pasteur, se estima que los no vacunados tienen un riesgo 12 veces mayor de transmitir el Covid-19 que las personas vacunadas.
Por otro lado, en el estudio 'Impacto de la vacunación en la transmisión domiciliaria del SARS-COV-2 en Inglaterra' de la Agencia de Salud Pública del Reino Unido (PHE, por sus siglas en inglés) se concluyó que la propagación en los hogares británicos se redujo notablemente con la vacunación. Para llegar a esta deducción, observaron los positivos confirmados por PCR y lo cotejaron con los vacunados registrados y quienes vivían en la misma vivienda.
Era importante conocer cómo afectaba la transmisión en estos espacios, donde se convive gran parte del tiempo sin medidas (sin mascarillas, sin distancia social…). En el análisis se contó con una muestra de 365.447 positivos que vivía con un millón de personas.
Asimismo, descubrieron que entre los primeros positivos, 24.217 tenían la vacuna, pero había sido inoculada solo unos días antes. A los 21 días (cuando ya se ha desarrollado la inmunidad), solo eran 4.107 infectados con vacuna.
Por último, analizaron qué ocurría si el resto de miembros de la casa estaba vacunado. Según los datos aportados, en las viviendas sin vacunados, un 10 por ciento de convivientes se contagió, mientras que en las casas con vacunados se redujo al 6 por ciento. Por lo tanto, las vacunas lograron reducir en un 40 por ciento la transmisión dentro de la vivienda.
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