Hay un debate sobre si el uso de mascarillas, es o no perjudicial para la salud. Si buscamos en la literatura científica, vemos que este mismo debate existe entre los científicos, algunos se posicionan a favor y otros en contra.
En un principio la OMS solo recomendaba el uso de mascarillas para la gente que atendía a personas potencialmente contaminadas, o que tenían tos o estornudos; así como para el personal sanitario. Luego en junio del 2020, recomendó que en lugares con transmisión generalizada, todas las personas que no puedan mantener con otras la distancia de dos metros, como por ejemplo en el transporte público, tiendas o espacios cerrados con mucha gente, utilicen mascarillas o tapabocas de tela.
Sí, según todos los organismos nacionales e internacionales de salud pública, el uso de mascarillas es eficaz para evitar el contagio de coronavirus-Covid-19. No obstante, su uso en exclusiva no garantiza estar protegido de una potencial infección si no va acompañado de más medidas preventivas. Según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS): “El uso de mascarillas forma parte de un conjunto integral de medidas de prevención y control que pueden limitar la propagación de determinadas enfermedades respiratorias causadas por virus”.
“Sirven también para proteger a las personas sanas (cuando estas las emplean al entrar en contacto con una persona infectada) o para el control de fuentes (si una persona infectada la utiliza para no contagiar a otros)”, añaden. En este sentido, el uso de mascarillas debe ir acompañado siempre de una correcta y asidua higiene de manos y el distanciamiento físico.
Generalmente, se aconseja el uso de mascarillas de tres capas, pero la realidad es que muchas de las disponibles solo contienen una o dos. Sin embargo, las mascarillas quirúrgicas de tres capas son las únicas que bloquean eficazmente las gotas grandes de tos o estornudos, y por tanto, son un elemento clave contra el Covid-19 o cualquier otra enfermedad respiratoria similar.
Así lo confirma un estudio realizado por la Universidad de California, publicado en la revista Science Advances, en el que mediante experimentos cuidadosamente diseñados para obtener imágenes a alta velocidad junto con un análisis basado en la física, se demuestra que las gotas de tos de alto impulso pueden penetrar el material de la mascarilla quirúrgica de una o dos capas. Y a su vez, estas gotas penetradas pueden dividirse en gotas mucho más pequeñas que podrían permanecer en el aire durante un tiempo considerable.
Pero además de los efectos beneficiosos que podemos conseguir con el uso de una mascarilla, también hay que echar un vistazo a los posibles efectos negativos, que sobre todo un uso continuado puede acarrear, aunque también se han descrito efectos a cortos plazos.
En este sentido he encontrado una revisión estupenda, de un grupo de investigadores alemanes del Departamento de Psicología, Universidad de Ciencias Aplicadas FOM. Estos 8 investigadores han publicado una revisión con el objetivo de encontrar, probar, evaluar y compilar efectos secundarios relacionados científicamente probados del uso de máscarillas (2). Para una evaluación cuantitativa, se referenciaron 44 estudios, en su mayoría experimentales, y para una evaluación sustantiva, se encontraron 65 publicaciones.
El estudio concluye que por un lado, la defensa del uso de la mascarilla sigue siendo predominantemente teórica y solo puede sustentarse con informes de casos individuales, argumentos de plausibilidad basados en cálculos de modelos y pruebas de laboratorio in vitro prometedoras.
Además, estudios recientes sobre el SARS-CoV-2 muestran tanto una infectividad significativamente menor como una mortalidad de casos significativamente menor de lo que se suponía anteriormente, ya que se podría calcular que la mediana de la tasa de mortalidad por infección corregida (IFR) fue del 0,10% en lugares con una tasa de mortalidad de la población mundial por COVID-19 inferior a la media
A principios de octubre de 2020, la OMS también anunció públicamente que las proyecciones muestran que el COVID-19 es fatal para aproximadamente el 0,14% de los que se enferman, en comparación con el 0,10% de la influenza endémica, nuevamente una cifra mucho más baja de lo esperado.
Por otro lado, los efectos secundarios de las mascarillas son clínicamente relevantes.
Estos investigadores han podido demostrar una correlación estadísticamente significativa del efecto adverso observado de la hipoxia y el síntoma de fatiga, tanto en las personas sanas como en las enferma, que pueden experimentar el síndrome de agotamiento inducido por máscaras (MIES), con cambios y síntomas típicos que a menudo se observan en combinación, como un aumento en el volumen del espacio muerto respiratorio, aumento de la resistencia respiratoria, aumento del dióxido de carbono en sangre, disminución de la saturación de oxígeno en sangre, aumento de la frecuencia cardíaca, aumento de presión arterial, disminución de la capacidad cardiopulmonar, aumento de la frecuencia respiratoria, disnea y dificultad para respirar, dolor de cabeza, mareos, sensación de calor y humedad, disminución de la capacidad de concentración, disminución de la capacidad de pensar, somnolencia, disminución de la empatía percepción, barrera cutánea deteriorada, con picazón, acné, lesiones e irritación cutáneas, fatiga y agotamiento percibidos en general.
El uso de mascarillas no causa de manera constante desviaciones clínicas de la norma de los parámetros fisiológicos, pero de acuerdo con la literatura científica, es de esperar una consecuencia patológica a largo plazo con relevancia clínica debido a un efecto más duradero con un impacto subliminal y un cambio significativo en la dirección patológica.
El uso prolongado de máscarillas tendría el potencial, de acuerdo con los hechos y las correlaciones que hemos encontrado, de causar una respuesta de estrés simpático crónico inducida por modificaciones de gases en sangre y controlada por centros cerebrales. Esto a su vez induce y desencadena la inmunosupresión y el síndrome metabólico con enfermedades cardiovasculares y neurológicas.
No solo encontramos evidencia en la literatura revisada de mascarillas de posibles efectos a largo plazo, sino también evidencia de un aumento en los efectos directos a corto plazo con un mayor tiempo de uso de la mascarilla en términos de efectos acumulativos para: retención de dióxido de carbono, somnolencia, dolor de cabeza, sensación de agotamiento, irritación de la piel (enrojecimiento, picazón) y contaminación microbiológica (colonización de gérmenes).
En general, la frecuencia exacta de la constelación de síntomas descritos MIES en la población que usa máscaras sigue sin estar clara y no se puede estimar debido a datos insuficientes.
Teóricamente, los efectos inducidos por la máscarilla de la disminución del oxígeno en los gases en sangre y el aumento del dióxido de carbono se extienden al nivel celular con la inducción del factor de transcripción HIF (factor inducido por hipoxia) y el aumento de los efectos inflamatorios y promotores del cáncer y pueden , por lo tanto, tener una influencia negativa en los cuadros clínicos preexistentes.
Necesitamos tener más evidencia por tanto para poder valorar cada caso individualmente, ya que hay personas que el uso de la mascarilla de forma tan continuada le puede estar suponiendo un riesgo para su salud.
Os invito a que echéis un vistazo a la revisión de la que os he hablado en este enlace.
(*) Bióloga Molecular
Fuentes:
1. Shubham Sharma1, Roven Pinto, Abhishek Saha, Swetaprovo Chaudhuri, Saptarshi Basu. On secondary atomization and blockage of surrogate cough droplets in single- and multilayer face masks. Science Advances 05 Mar 2021: Vol. 7, no. 10, eabf0452
DOI: 10.1126/sciadv.abf0452
2. Kisielinski, K.; Giboni, P.; Prescher, A.; Klosterhalfen, B.; Graessel, D.; Funken, S.; Kempski, O.; Hirsch, O. Is a Mask That Covers the Mouth and Nose Free from Undesirable Side Effects in Everyday Use and Free of Potential Hazards? Int. J. Environ. Res. Public Health 2021, 18, 4344. https://doi.org/10.3390/ijerph18084344
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