MADRID.- Israel, EEUU y algunos países de Europa, entre ellos España, se han encaminado hacia la administración de la tercera dosis en, primero, a los pacientes de mayor riesgo y, quizá, al resto de la población más adelante. Sin embargo, es una decisión que no ha encontrado un apoyo certero en la comunidad científica por la Organización Mundial de la Salud (OMS) todavía.
Para aportar un poco de luz a las razones que motiven un pinchazo de refuerzo, Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI) y exsecretario de la Sociedad Española de Trasplante (SET), ha publicado un artículo en la Agencia Sinc donde concluye que "todavía no hay datos publicados que respalden la necesidad de una tercera dosis para todos".
Sin embargo, sí que apunta que algunos trabajos "sugieren que podrían beneficiar a personas con trasplantes".
La razón principal que motiva la tercera dosis es que, en teoría, se pierden anticuerpos a lo largo del tiempo. Sin embargo, Marcos López Hoyos apunta que "aún no se han publicado los datos en revista científica alguna".
Lo que sí se sabe hasta la fecha, continua el experto en la Agencia Sinc, es la duración de anticuerpos circulantes en sangre publicados de Pfizer/BioNTech -hasta 90 días- ; de Moderna -algo más de 200 días- ; y de Janssen -ocho meses duran los anticuerpos y las células T CD4 específicas frente a proteína S-.
"Curiosamente, se aduce la importancia solo de los anticuerpos, pero no se muestran ni se comentan datos de la persistencia de las células B y T de memoria "La de Janssen sí los tiene?", explica el experto. "Esas son, precisamente, las poblaciones que, junto con las células plasmáticas de vida larga, se pretenden inducir con la vacunación para que nuestro sistema inmunitario responda de forma rápida y especializada en caso de un nuevo encuentro con el virus", añade.
El presidente de la Sociedad Española de Inmunología apunta, no obstante, que sí que puede existir una situación en la que la tercera dosis está más justificada científicamente por el momento. Se trata de la población inmunocomprometida, como son las personas trasplantadas.
Los cierto, está demostrado que en trasplantados de órgano sólido la respuesta de anticuerpos con vacunas de ARN mensajero cae al 30-40%, mientras que en la población general es del 90%. Una carencia que se podría revertir con el pinchazo de refuerzo, pues varios trabajos unicéntricos han demostrado que la tercera dosis es capaz de inducir producción de anticuerpos en el 30-50 % de los pacientes seronegativos tras la segunda dosis.
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