MADRID.- La Armada española recibió sus dos últimos buques, el “Audaz” y el “Furor”, en julio de 2018 y enero de 2019, respectivamente. Ambos son Buques de Acción Marítima (BAM), un tipo de patrullero construido por el astillero español Navantia, que puede desempeñar una gran variedad de misiones, desde luchar con la piratería en el océano Índico hasta participar en misiones de rescate de inmigrantes en el Mediterráneo.
Después de una primera etapa de pruebas,
los dos buques, dotados con avanzadas tecnologías que facilitan la
operación y la navegación, ya están a pleno rendimiento en el Arsenal de
Cartagena. De hecho, el “Audaz” acaba de iniciar su primera misión en el exterior.
Durante seis meses, recorrerá el golfo de Guinea, haciendo escala en
hasta nueve países de África occidental, desde Cabo Verde hasta Angola, según publica La Razón.
Los dos patrulleros forman parte de la extensión de la primera serie de buques de acción marítima -"Meteoro", “Rayo”, “Relámpago” y “Tornado”-,
construidos entre 2009 y 2011. Esta ampliación del programa fue
aprobada por el entonces Gobierno de Mariano Rajoy en 2014 con un presupuesto de 333,4 millones de euros.
Por
fuera son muy similares, a simple vista, casi iguales que los cuatro
primeros BAM en servicio en el Arsenal de Las Palmas de Gran Canaria.
Tienen una capacidad de desplazamiento en plena carga de 2.840 toneladas
con una eslora de 93,9 metros, una manga de 14,2 metros y un puntal de
7,2 metros. La tripulación está constituida por 46 personas. De ellas, seis son oficiales, diez suboficiales y 30 marineros.
Entre el armamento, el patrullero dispone de un cañón de 76 milímetros
de la firma italiana Leonardo en la proa, controlado por un sistema de
dirección de tiro Dorna de Indra; dos cañones de 25 mm; ametralladoras
de 12,7 mm y otras dos ametralladoras pesadas Browning 7,62 mm. En su
cubierta pueden aterrizar distintos modelos de helicópteros en servicio en las Fuerzas Armadas españolas: NH90, SH-60, Sea King y AB-212.
Junto con la dotación, los buques pueden albergar una Unidad Aérea Embarcada (Unaemb),
formada por un helicóptero y unos 17 efectivos, entre personal de vuelo
y mantenimiento. Asimismo, tienen capacidad para alojar a un Equipo
Operativo de Seguridad (EOS), integrado por militares de la Infantería
de Marina, o una unidad de la Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE),
los “boinas verdes” de la Armada.
Buques inteligentes
Las
grandes diferencias, sobre todo tecnológicas, se encuentran en el
interior del casco. Durante la construcción, Navantia instaló en el
“Audaz” y “Furor” equipos de última generación diseñados por la
unidad de sistemas de la compañía pública en San Fernando (Cádiz), una
década después de la primera fase del programa BAM. El mejor ejemplo es el sistema Hermesys,
que permite dar el salto a las comunicaciones digitales, tanto
interiores como exteriores, e integrar la transmisión de voz y vídeo en
una única red.
La
empresa además efectuó actualizaciones en el software de otros sistemas
integrados a bordo para crear buques más inteligentes. Estas mejoras
aumentan el grado de automatización y garantizan la operación durante 30 días en la mar,
sin escalas en puerto y sin excesiva fatiga para la tripulación.
Los
dos nuevos BAM son más manejables, solo dos personas controlan el buque
con un joystick y operaciones como, por ejemplo, el atraque y desatraque
en el puerto están programadas. Los avances tecnológicos también
alcanzan al mantenimiento. Más de 300 sensores instalados por toda la plataforma supervisan que todo funcione correctamente y dan la voz de alarma al instante ante cualquier avería.
En el exterior, de la
silueta de las embarcaciones sobresale el radar Skyfender de Indra, otra
de las novedades respecto a los cuatro primeros BAM. Se trata de un potente radar que detecta y sigue otros buques,
así como amenazas procedentes del aire.
La cubierta para helicópteros
también cuenta con mejoras entre las que destaca un nuevo sistema de
iluminación para el aterrizaje, en condiciones de baja visibilidad, y un
sistema que facilita el traslado del helicóptero, una vez apagados los
motores.
El “Audaz” y
el “Furor” cumplen asimismo con las estrictas normativas ambientales.
Para ello, cuenta con nuevos motores propulsores, auxiliares y de
emergencia, a lo que hay que sumar una planta de tratamiento de aguas
residuales.
Los BAM ya en servicio están diseñados para llevar a cabo largos despliegues militares, con una duración superior a los cuatro meses,
en escenarios asimétricos y de baja intensidad, es decir, aquellos en
los que no existe un enemigo definido y el riesgo de un incidente o un
enfrentamiento armado es reducido.
Ya lo han demostrado, los cuatro
primeros de la serie, en la “Operación Atalanta” de la Unión Europea,
que lucha contra la piratería en las aguas del Cuerno de África. En este
tipo de escenarios ofrece el mismo rendimiento que una fragata a un coste mucho menor. Algo que le viene muy bien a la Armada, en tiempos en los que el presupuesto no es el deseado.
Estos buques han participado además en la “Operación Sophia” durante los
últimos cinco años. Una misión también lanzada por la UE para combatir
las redes que trafican con personas en el Mediterráneo central, frente a
las costas de Libia.
El abanico de operaciones para las que están preparados es muy amplio.
Presencia naval, vigilancia marítima, protección del tráfico mercante,
ayuda humanitaria, lucha contra la contaminación marina, operaciones de
inteligencia y respuesta ante una crisis, son solo algunos ejemplos.
Nuevos BAM
La
Armada española quiere continuar en los próximos años con esta serie de
buques. No obstante, la construcción de nuevos BAM dependerá del
presupuesto del Ministerio de Defensa. Lo que parece claro que el próximo paso será el bautizado como BAM-IS,
especialmente diseñado para operaciones de intervención subacuática,
que deberá contar con todos los equipos necesarios para actuar, llegado
el momento, en una emergencia o avería en un submarino de la flota.
El
Ministerio de Hacienda se ha comprometido a sacar adelante el proyecto,
si bien todavía no ha dado luz verde a la inversión. Después del
impulso a las fragatas F-110, este buque es la prioridad número uno para la Armada
que tiene que dar de baja pronto la única embarcación operativa para
operaciones de salvamento y rescate bajo la mar, el BSR “Neptuno”.
El
objetivo es que el nuevo buque esté listo para la entrada en servicio de
los novedosos submarinos S-80, cuya primera unidad, el S-81 “Isaac
Peral”, entrará en servicio a mediados de 2022, de acuerdo con el
calendario actual.
A
medio plazo, la Armada apuesta por la contratación de una segunda serie
que incluya tres nuevos BAM. De esta forma, pasaría a operar una flota de diez patrulleros de este modelo, con el de intervención subacuática incluido.
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