SEVILLA.- El Vaticano ha movido ficha
y las procesiones que se han suspendido en Semana Santa podrán
trasladarse de fecha, al menos dentro de un contexto. La
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos
del Vaticano ha emitido un comunicado dirigido a los obispos en
los que señala directrices e indicaciones para realizar los actos y
cultos de la Pasión del Señor después del verano tras la suspensión de
estos por la crisis sanitaria mundial del coronavirus, según avanza Abc.
Así,
señala a los prelados de cada diócesis que las procesiones podrán
celebrarse entre el 14 y 15 de septiembre como señala este último
párrafo del documento remitido, o en cualquier otra fecha
«conveniente»: «Las expresiones de piedad popular y las procesiones que
enriquecen los días de la Semana Santa y del Triduo Pascual, a juicio
del Obispo diocesano podrán ser trasladadas a otros días convenientes, por ejemplo, el 14 y 15 de septiembre».
Fuentes
de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos del Vaticano apuntan a Abc que correspondería «al
obispo de cada diócesis el deber y deseo de elegir cuando hacerlo, en
qué modalidad o no llevarlo a efecto si así lo desea; ya sean vía
crucis, magnas o procesiones con intenciones de acción de gracias» tras la pandemia que asola el mundo en estos momentos.
Por
ello, como indica el decreto en su inicio, «no sería una traslación de
la Semana Santa como tal», porque la Semana Santa se celebrará
igualmente en sus fechas litúrgicas, sino desarrollar de algún modo,
«siempre dentro de un contexto»,
la piedad popular que cada año es parte esencial de la religiosidad
española y que este año el virus ha arrebatado de las calles de nuestras
ciudades.
Este decreto de carácter universal tiene puesta las
miras en lugares donde la Semana Santa es parte primordial de la forma
de entender el cristianismo, tales como España o Italia, entre otros.
Por
ello, el Vaticano da vía libre a procesiones «de cualquier formato»,
sugiriendo que puedan elegirse las fechas del 14 y 15 de septiembre,
festividades de la Exaltación de la Santa Cruz y los Dolores de la
Bienaventurada Virgen María, aunque «puedan ser trasladadas a otros días
convenientes» para cada diócesis.
Las medidas del Vaticano
En este decreto se dice que «en el difícil tiempo que estamos
viviendo a causa de la pandemia del COVID-19, considerando el
impedimento para celebrar la liturgia comunitariamente en la iglesia
según lo indicado por los obispos para los territorios para su
jurisdicción, han llegado peticiones concernientes a
las próximas fiestas pascuales. En este sentido, se ofrecen
indicaciones generales y algunas sugerencias a los obispos».
En
el texto
se establecen medidas para mantener la celebración del Triduo Pascual y
de la Pascua en los días de Semana Santa donde las celebraciones podrán
seguirse de forma telemática, pero siempre en directo, y suspendiendo
el lavatorio de pies y la procesión con el Santísimo Sacramento del
Jueves Santo,
así como que la supresión el fuego y la procesión en el inicio de la
vigilia pascual. Todo ello en un contexto de iglesias cerradas.
En
el decreto, se señala que la Pascua es el «corazón del año litúrgico» y
«no puede ser trasladada» porque «no es una fiesta como las demás»,
sino que se «celebra durante tres días, el Triduo Pascual, precedida por
la Cuaresma y coronada por Pentecostés».
Por
ello, en cuanto a la Misa Crismal, el obispo, «valorando el caso
concreto en los diversos países, tiene la facultad para posponerla a una
fecha posterior».
El Triduo Pascual, en el lugar «donde la autoridad
civil y eclesial ha establecido restricciones, los obispos darán
indicaciones, de acuerdo con la Conferencia Episcopal, para que en la
iglesia catedral y en las iglesias parroquiales, incluso sin la
participación física de los fieles, el obispo y los párrocos celebren
los misterios litúrgicos del Triduo Pascual, avisando a los fieles la
hora del inicio, de modo que puedan unirse en oración desde sus propias
casas».
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