Comentando estos días los efectos del último temporal en el litoral
mediterráneo con los medios de comunicación, me escribe muy interesado
un periodista de un diario inglés que se edita en nuestro territorio.
Me
sorprendió el grado de preocupación que mostraba por estas cuestiones
atmosféricas, especialmente cuando provocan daños tan importantes como
los causados por el oleaje o las lluvias intensas asociadas a la
borrasca "Gloria".
Debemos recordar que en el litoral mediterráneo hay
miles de residentes de países europeos y no europeos que han venido aquí
a disfrutar de su jubilación, comprando viviendas e instalándose, en
definitiva, como unos ciudadanos más de nuestros municipios a los que
prestar servicios de emergencia y garantizar la seguridad de sus vidas.
Este es uno de los problemas del aumento de la exposición y de la
vulnerabilidad de las poblaciones frente a los eventos atmosféricos
extremos que empiezan a ser más frecuentes en este parte de nuestro
país.
Porque esta población residente extranjera no conoce, de entrada,
el comportamiento extremo que presenta en ocasiones la meteorología
mediterránea. Y ello nos obliga a diseñar, para el futuro, mecanismos de
educación y comunicación para el riesgo que resulten realmente
efectivos para que lleguen a todos estos grupos sociales, pensando bien
la simbología y el idioma a emplear en los avisos.
Recordemos que en los
últimos años un porcentaje elevado de las víctimas ocurridas en este
tipo de situaciones de emergencia han sido residentes extranjeros
instalados a lo largo del litoral mediterráneo español que sacan sus
coches o salen a la calle en plena tromba de agua o soportando las
ráfagas huracanadas de viento, con grave riesgo para la salvaguarda de
sus vidas.
Una prueba más de la complejidad del análisis del riesgo en
nuestro territorio.
(*) Catedrático de la Universidad de Alicante
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