Con el cierre del año, los balances económicos se multiplican. El del
turismo, una de nuestras grandes industrias más prósperas, está estos
días haciendo balance. Naturalmente positivo porque la gente viaja cada
vez más y España tiene alicientes numerosos para mantener alta la
atracción sobre millones de personas cada año.
El número de turistas ha
vuelto a batir récord el pasado año, el séptimo anual consecutivo, según
cifras provisionales, que apuntan hacia los 83,7 millones de personas,
un millón más que el año anterior. Para un país con 47 millones de
habitantes, la cifra de visitantes extranjeros resulta realmente
notable.
Un año más, el turismo español se codea con Francia y con Estados
Unidos como el destino preferido de los millones de ciudadanos que
viajan por el mundo, no solo en busca de sol y playa, como es
preferentemente el caso de los turistas que vienen a España, sino de
otros alicientes, tanto de ocio como culturales.
Los problemas con los que tropezó el sector en estos últimos años se
han ido superando, lo que muestra la fortaleza de esta actividad. La
quiebra de Thomas Cook a finales del verano ha sido un duro golpe, en
especial para algunas zonas eminentemente turísticas como Canarias y
Baleares.
Thomas Cook, el segundo operador turístico mundial, trae a
España cada año más de 4 millones de turistas, en especial británicos.
No resulta fácil evaluar el impacto en las llegadas y estancias de
turistas en España a causa de esta quiebra pero ha sido el mayor
percance del sector el pasado año, si bien la actividad de esta compañía
afecta a otros países competidores de España en la escena turística
europea, sobre todo en la zona mediterránea.
El impacto que ha podido tener en la llegada de turistas extranjeros a
España durante el año pasado la crisis catalana y los incidentes que
han mermado la entrada de visitantes extranjeros a esta Comunidad
Autónoma no ha sido evaluado pero importa más el efecto que la
inestabilidad en esta zona del país pueda generar en el futuro que el
impacto directo en estos dos últimos años.
En todo caso, el clima de
tranquilidad y de seguridad que el turista extranjero encuentra en
España ha sido en los últimos años uno de los motivos del crecimiento
del sector, en la medida en que se ha beneficiado de la inestabilidad en
otros países del Mediterráneo.
Uno de los aspectos más interesantes del turismo español durante el
año pasado ha sido el incremento del gasto turístico, estimado en unos
92.000 millones de euros, un 2,9% más que un año anterior. Es decir, los
turistas gastan de media cada año un poco más, ya que aumenta a mayor
ritmo el gasto que el número de visitantes.
Una de las explicaciones de
este mayor crecimiento en el gasto se debe a la diversificación de los
orígenes de los mercados de procedencia, ya que en los últimos años está
aumentando el turismo procedente de Asia y de América, cuyos turistas
poseen una capacidad de gasto superior al que aportan los turistas
europeos tradicionales.
La diversificación geográfica no solo afecta a la procedencia de los
turistas que nos visitan sino también, en los últimos años, una mayor
dispersión de los visitantes por otros territorios de la geografía
española que no se reducen al consabido sol y playa. Los avances en esta
diversificación son el mejor recurso para romper el techo turístico
español que tanto preocupa al sector en los últimos años.
(*) Periodista y economista
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