MADRID.- Decía la canción que «se nos rompió el amor de tanto usarlo», y eso
resume realmente bien lo que ha sucedido con el errejonismo durante este
año 2019: que se ha fracturado con tanto uso. Muchísimos cambios,
varios proyectos políticos nuevos y, en consecuencia, mucha gente que se
ha ido descolgando por el camino. Bien disgustada o bien decepcionada
por ver replicar las «dinámicas» y «vicios» de Podemos. Esto, unido a lo más importante en política, que es que los resultados electorales han sido insuficientes, o un fracaso como en el caso del Ayuntamiento de Madrid o las generales del 10 de noviembre, ha colocado en este año 2019 a Íñigo Errejón y a su movimiento político en su momento más delicado, según El Mundo.
El errejonismo ha entrado en este tiempo en un proceso de dispersión
por toda España y, con ello, afronta un futuro de lo más incierto. Su
mejor noticia, quizá, es que tiene casi cuatro años por delante en las
instituciones para reinventarse. Pero el problema real es de
perspectivas después de la depresión y el fiasco de perder la Alcaldía
de Madrid, su gran escaparate. Manuela Carmena, la referencia y el principal reclamo electoral, ha dado un paso atrás y está alejada y distanciada de Errejón.
No es la única. El mapa nacional deja grandes vacíos y, por tanto, carencias para poder hacer de Más País
un proyecto nacional. Los principales baluartes errejonistas que lo
seguían en la etapa de Podemos se distanciaron cuando Errejón anunció en
enero un nuevo partido con Carmena para las elecciones madrileñas y,
tras el verano, terminaron de soltar amarras cuando se dio el salto
nacional para competir contra Pablo Iglesias en las generales del 10 de noviembre. Una gran mayoría se quedó en Podemos.
Y es que, muchas de sus figuras están ocupando cargos de gobierno en comunidades autónomas tras los pactos de coalición con el PSOE. Por ejemplo, en Aragón (Maru Díaz) o Baleares (Juan Pedro Yllanes), que hicieron campaña por Podemos.
Un paso que tampoco dieron dirigentes morados en el País Vasco o la ex diputada gallega Ángela 'Pam' Rodríguez. Sólo los líderes de Podemos Murcia se alistaron en Más País y, a cuentagotas, algunas figuras de Andalucía, Asturias o Barcelona. No hubo el pretendido efecto arrastre.
Asimismo, el núcleo duro que acompañó a Errejón en el congreso de Vistalegre II,
donde presentó un proyecto y una candidatura alternativa a la de
Iglesias, también se ha ido deshaciendo desde entonces por diferentes
motivos, especialmente en el último año. Muchos de estos estrechos
colaboradores, que han sido piezas fundamentales en las reflexiones y en
las ideas que han moldeado el errejonismo, ya no están ahí y han
emprendido otros proyectos. La mayoría fuera de la política, aunque
alguno ha terminado trabajando para Ada Colau.
De entre las figuras públicas que se han marchado el caso más amargo fue el de Clara Serra, que fue la número dos de su candidatura a la Comunidad de Madrid, y que abandonó el proyecto de Más País
nada más nacer con una carta durísima renegando de los
«hiperliderazgos» y de la falta de asumir «la crítica y el disenso». Su
salida fue un golpe tremendo en pleno lanzamiento.
Así se encaró las elecciones del 10 de noviembre. Pero hubo un
acontecimiento que terminó de torcer la irrupción de Más País. La
situación política giró 180 grados cuando la sentencia del procés encendió, literalmente, las calles de Cataluña en una ola de disturbios. El independentismo más radical ayudó a Vox
a afianzar su discurso de mano dura en Cataluña, al mismo tiempo que
deshizo la estrategia de Errejón de presentarse como la llave del
desbloqueo.
Porque aquellos días de presión separatistas provocaron que
cambiara la pregunta metafórica de las elecciones del 10-N. Así, el foco
sobre el desbloqueo entre el PSOE y Podemos se movió de repente para
centrar una gran parte de los mensajes electorales en clave territorial.
Esto, y un proyecto levantado de prisa y corriendo como fue Más
País, dieron a Errejón el peor resultado posible: tres diputados (uno de
Compromís) y, lo más relevante, no ser una fuerza decisiva.
La falta de influencia se puede apreciar en que el PSOE está volcado en el pacto con Podemos y en lograr la abstención de ERC,
mientras que los partidos minoritarios han quedado en un segundo plano.
En su caso, además, el discurso de campaña en favor de dejar gobernar
le ha colocado en una posición más complicada aún que a los demás a la
hora de exigir ciertas medidas al PSOE. Aunque en ello está. Sobre todo
en lo que respecta a las políticas ecologistas. Pues es este eje verde
el que Errejón ensayó para el 10-N y con el que pretende reinventarse
para este 2020 para afianzarse como fuerza ecologista, junto a Inés Sabanés.
Además de este reto, tendrá que sortear los nubarrones del relevo de Carmena, con la disputa entre Rita Maestre y Marta Higueras
o demostrar su eficacia en la Asamblea de Madrid tras la huida de
Errejón, si no quiere perder los únicos espacios de poder que tiene el
errejonismo.
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