MURCIA.- La Consejería de Salud ha puesto en marcha un dispositivo para
intensificar las inspecciones de carnes, mariscos y pescados en
supermercados, grandes superficies, mataderos y lonjas durante la
campaña de Navidad.
El director general de Salud Pública y Adicciones, José Carlos
Vicente, explicó que esta campaña "da continuidad a la actividad
habitual de los inspectores, aunque la intensificamos con la llegada de
las fiestas para controlar las condiciones y el etiquetado de los
productos y garantizar el cumplimiento de la normativa vigente".
La actividad de los mataderos, según señaló Vicente, suele aumentar
un 40 por ciento durante estas fechas frente al periodo ordinario. La
previsión para este mes de diciembre es que se alcancen las 142.000
piezas para consumo.
En concreto, la producción de cabrito durante estas fechas suele
cuadriplicarse, al superar las 21.000 piezas, la de ovino se triplica y
llega a las 78.600 y la de pavo se multiplica por ocho, rozando las
42.000.
Los inspectores del Servicio de Seguridad Alimentaria y Zoonosis de
la Consejería de Salud también hacen controles en los puntos de
comercialización de productos pesqueros para velar por las condiciones
higiénico-sanitarias del pescado y del marisco.
En este sentido, los controles prestan especial atención a que no se
utilicen aditivos para la conservación del aspecto del marisco a base de
sulfitos no declarados.
El director general precisó que "el objetivo es asegurar que los
productos estén en buen estado y velar por la seguridad de los
consumidores en unas fechas muy propicias para la celebración de comidas
y encuentros familiares".
Esta actividad con motivo de la campaña de Navidad se suma a las más
de 10.000 revisiones rutinarias que llevan a cabo los inspectores a lo
largo del año en establecimientos y locales de celebraciones. Además, la
Dirección General cuenta con un inspector de forma permanente en cada
uno de los mataderos de la Región.
El director general recordó la importancia de leer el etiquetado y
verificar la temperatura de conservación de los alimentos antes de
comprarlos, pues si son productos refrigerados deberán estar entre los
cero y cinco grados centígrados y, si son calientes, por encima de los
65 grados.
Temperaturas y etiquetados
En el ámbito doméstico también se han de adoptar una serie de
precauciones para prevenir posibles problemas de carácter alimenticio,
entre las que se encuentran lavarse las manos con frecuencia antes de
cocinar, y especialmente después de ir al cuarto de baño; mantener
separados los alimentos crudos de los cocinados y lavar los vegetales,
así como verificar la temperatura de conservación de los alimentos, ya
que una temperatura mayor puede ocasionar que los gérmenes contaminantes
se multipliquen y hagan el producto no apto para el consumo.
Asimismo, en los establecimientos, todos los expositores frigoríficos
deben tener termómetros a la vista y se debe verificar que los
alimentos refrigerados están entre cero y cinco grados centígrados y los
calientes por encima de los 65 grados.
No hay que fiarse de los chollos, las gangas y las ventas callejeras.
Los alimentos deben tener sus garantías. Si no se exigen, el consumidor
se convierte en responsable. Además, los consumidores deben advertir a
los responsables de los establecimientos de las anomalías que se
detecten. Si no es así, denunciar los hechos a la inspección de Salud
Pública para que se adopten las medidas pertinentes.
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