MADRID.- Entre el cabreo por el resultado electoral y la obstinación en que la única salida era un gobierno de coalición, un mensaje de Pablo Iglesias enviado a Pedro Sánchez la noche del domingo activó un proceso que en menos de 24 horas desembocó en un acuerdo entre ambos, relata El Mundo.
"Lo que en abril fue una
oportunidad histórica ahora es una necesidad histórica", le escribió Iglesias al
presidente del Gobierno en funciones. La misma frase la pronunció en su
comparecencia de esa noche y la repitió este martes, cuando ambos
firmaron en el Congreso el preacuerdo para formar un Ejecutivo progresista de coalición.
Ese mensaje, y también el que 1.414.149 españoles -los que el 10-N no votaron ni al PSOE ni a Unidas Podemos después de haberlo hecho en abril- ha convertido a Iglesias en vicepresidente del Gobierno.
Ni
él mismo pudo pensar al enviarlo que sería tan productivo. Esa tímida
aproximación puede acabar con ambos prácticamente viviendo juntos.
Sánchez le respondió casi de inmediato: "Nos veremos". A la mañana
siguiente se llamaron por teléfono y se citaron después de comer en La
Moncloa. Estuvieron reunidos hasta las ocho de la tarde y durante ese
tiempo cerraron las líneas maestras del acuerdo programático que
hicieron público a las 14.30 horas en el Congreso.
La mañana de
este martes sólo sirvió para concertar la reunión, convocar a los
equipos respectivos y que ellos pactaran la fórmula y el contenido de la
comparecencia conjunta.
El PSOE mandó a sus
cargos la orden de que nadie hablara del acuerdo con Podemos a la espera
de que Sánchez fijara una posición. Sólo unas horas después, para
sorpresa y también regocijo de muchos de ellos, se anunció el pacto.
La tarde del 11-N, en Moncloa
Durante la tarde del lunes, en Moncloa se cerraron los dos grandes avances del acuerdo. No hay vetos de ningún tipo, como en julio,
lo que permite al líder de Unidas Podemos cumplir su aspiración de
convertirse en vicepresidente. Y la participación de esta formación en
el Gobierno será proporcional al número de escaños que aporta.
Los socialistas tienen 120 y Unidas Podemos
35, por lo que el peso de estos últimos es casi un 25%. Esto supone que
en el actual Ejecutivo socialista en funciones -eran 17 ministros,
aunque ahora, tras la renuncia de Meritxell Batet para ser nombrada presidenta del Congreso, son 16- uno de cada cuatro ministros será de Podemos. "Tres o cuatro" es su cálculo.
Según aseguraron tanto Sánchez como Iglesias,
la estructura del nuevo Gobierno se abordará tras la investidura. Pero
las fuentes consultadas apuntan a que constituirán grupos de trabajo
para, sobre la base del documento que han pactado, desarrollar los
compromisos programáticos y la composición del Ejecutivo.
En las
conversaciones iniciales no se ha incluido la Mesa del Congreso. La
Cámara se constituirá el próximo 3 de diciembre. La Presidencia
corresponderá al PSOE y la previsión es que continúe Batet.
El resto de puestos se usará como moneda de cambio en la negociación
con los partidos que el PSOE y Podemos necesitan para armar una mayoría
y superar la investidura: PNV, Más País y las fuerzas regionalistas Partido Regionalista de Cantabria (PRC), Teruel Existe, BNG y probablemente uno de los dos diputados de Coalición Canaria.
Los socialistas abrirán en las próximas horas una ronda de
conversaciones con estas formaciones. Las fuentes consultadas aseguran
que no habrá contactos con ERC, a pesar de que su abstención es necesaria, porque se da por hecho que se producirá, que los republicanos no votarán junto al PP y Vox, en contra de un acuerdo del PSOE y Unidas Podemos.
Nuevo Gobierno, antes de Navidad
Si
finalmente Sánchez consigue el respaldo necesario para salvar la
investidura, antes de Navidad podría haber nuevo Gobierno. Con la
constitución de las Cámaras el 3 de diciembre, el Rey
podrá celebrar, a continuación, los encuentros con los representantes
de los grupos parlamentarios y sólo unos días después podrá fijarse una
fecha para que Sánchez se someta a la confianza del Parlamento.
Si cumple con su promesa de nombrar a la actual ministra de Economía, Nadia Calviño, vicepresidenta económica y de mantener a Carmen Calvo
también al frente de una vicepresidencia, el Gobierno, como sucedió en
otras etapas, tendría tres vicepresidencias. A falta de que la
negociación desvele el peso de Podemos en la nueva Administración, una
de las personas a la que Iglesias ya apuntó como futura ministra es la
dirigente de la confluencia gallega En Marea, Yolanda Díaz.
Sánchez e Iglesias
han protagonizado este martes una imagen impensable hace unas semanas y
que el presidente ha querido evitar a toda costa: un efusivo abrazo que
acabó de sellar el acuerdo de Gobierno de coalición. "Gracias, Pedro",
"Gracias, Pablo".
Ambos cerraron en sólo 24 horas lo que no fue posible
hacer en cinco meses. Sánchez acepta ahora que Iglesias sea su
vicepresidente, pese a que se ha pasado la campaña felicitándose de no
haber pactado con ellos por sus diferencias sobre la crisis catalana.
Los
dos dicen que dejan atrás los reproches y que son conscientes de la
"decepción" que la investidura fallida supuso entre los "votantes
progresistas".
"El proyecto político es tan ilusionante, que supera
cualquier desencuentro político que hayamos podido tener", aseguró
Sánchez.
Tan olvidado queda todo, que el otro abrazo de la jornada fue el que Iglesias dio al jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, a quien él mismo culpaba del fracaso de julio. Redondo, junto a Adriana Lastra, ha muñido ahora esta nueva aproximación tras el sí de Sánchez a Iglesias la noche electoral.
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