MADRID.- Los hogares españoles han empezado a contener sus gastos
para aumentar su ahorro, un comportamiento que rompe la tendencia de los
últimos años y que los expertos consultados achacan a la
incertidumbre sobre la situación económica.
Los datos
de contabilidad nacional publicados esta semana han revelado que el
consumo de los hogares se estancó en el segundo trimestre, el dato más
bajo desde el tercer trimestre de 2013, cuando registró una pequeña
caída, y la culminación de una tendencia de contención progresiva a lo
largo de los últimos dos años.
Paralelamente, la tasa de ahorro de los hogares se situó
en el 8,7 % en el segundo trimestre, el nivel más alto desde el segundo
trimestre de 2013, también tras un proceso de recuperación emprendido a
finales de 2018 que le ha permitido abandonar niveles mínimos
históricos.
Este cambio de tendencia "refleja que la
desaceleración de la economía española ha empeorado el optimismo de los
consumidores", que han aumentado su ahorro como precaución "en previsión
de tiempo peores", explica el director adjunto del IVIE y catedrático
de la Universidad de Valencia Joaquín Maudos.
También
la secretaria general del IEE, Almudena Semur, coincide en que estos
indicadores se deben a la "incertidumbre ante la situación económica",
que provoca "temor" a perder el trabajo. "El ahorro en España siempre ha
estado muy vinculado a la confianza en la economía, en fases expansivas
del ciclo económico no se ahorra, mientras que en las fases más
recesivas, ahorra", concluye.
Junto a estas peores
perspectivas económicas, sobre todo en el exterior, el analista de AFI
Gonzalo García alude a otros elementos de incertidumbre como las
elecciones, que en conjunto incentivan "un comportamiento más cauto" del
gasto y el ahorro.
Sin embargo, los expertos
puntualizan que el ahorro viene de mínimos históricos, por lo que su
tendencia natural es a recuperarse, mientras que los datos de consumo
recogidos por la contabilidad nacional podrían no reflejar toda la
realidad.
La economista de Funcas María Jesús
Fernández achaca el parón del consumo a la estabilización una vez que la
demanda embalsada durante la crisis se ha satisfecho, por lo que es el
momento de "tratar de empezar a recomponer la tasa de ahorro".
Explica que otros indicadores de consumo, como las ventas minoristas o
las ventas de grandes empresas, continúan en positivo y que la evolución
de las ventas de automóviles, ahora en negativo, ya no sirve para medir
el consumo de los hogares porque está relacionada con la incertidumbre
regulatoria del sector.
En cualquier caso, los datos
de ahorro y consumo son previos al deterioro de los indicadores
económicos de este verano, algo que Fernández los desvincula del
deterioro de la confianza y para García indica que los consumidores se
han "anticipado" la desaceleración.
Los datos de
empleo han mostrado un enfriamiento a lo largo del verano, con la menor
creación de empleo en julio desde 2012, la mayor pérdida de empleo en
agosto desde 2008 y la menor creación de empleo en septiembre desde
2013.
Al mismo tiempo, la confianza de los
consumidores cayó en agosto hasta su nivel más bajo desde 2014, 86
puntos, tras haber oscilado desde 2015 entre los 90 y los 110 puntos
-siendo 100 puntos el umbral entre percepción positiva y negativa-.
Sobre el efecto que estos indicadores tendrán en el comportamiento de
los consumidores en los próximos trimestres, Maudos descarta que haya
"miedo a una crisis", pero cree que los hogares intentarán protegerse
frente a una posible intensificación de la desaceleración.
Por su parte, Fernández confía en que el parón del consumo en el
segundo trimestre "es algo puntual" y que seguirá creciendo en los
próximos trimestres aunque a tasas moderadas.
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