miércoles, 16 de octubre de 2019

El sociólogo Portes aboga por visados laborales para acabar con el éxodo de miseria


OVIEDO.- El sociólogo estadounidense de origen cubano Alejandro Portes, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, ha abogado este miércoles por que Europa implemente convenios con los países emisores de migración, mediante visados laborales temporales para el trabajo agrícola o para repoblar zonas abandonadas, con el fin de terminar con el "éxodo de miseria" que se ve en el Mediterráneo.

Portes (Cuba, 1944) ha advertido en Oviedo que la situación actual no es "una emigración laboral, ni siquiera de refugiados políticos, es un éxodo de la miseria y de la desaparición del Estado en muchos de los países emisores, un flujo caótico que es muy parecido al de las caravanas que intentan llegar a Estados Unidos intentando escapar como sea de una situación insostenible".
Por ello, este experto en el análisis de los flujos migratorios internacionales ha recalcado la necesidad de que los países ricos sean "proactivos" y negocien con los gobiernos africanos, "por muy corruptos que sean", para alcanzar acuerdos, ya que "la fortificación de Europa es una solución patética que no va conducir a la eliminación de los flujos migratorios".
A este respecto, ha apostado por buscar buscar fórmulas flexibles y ordenadas que creen posibilidades de empleo para estos jóvenes de países "sin esperanza ni oportunidades de futuro para que puedan tener una salida organizadas a su dramática situación que no sea arriesgar la vida en una patera".
El demógrafo de origen cubano refrenda esta propuesta en el ejemplo de la política estadounidense de conceder visados laborales para la agricultura, lo que ha permitido reducir la emigración ilegal desde México, además de suponer un sostén "absolutamente necesario para el mantenimiento de amplios sectores de la economía de este país".
A juicio de este sociólogo de gran prestigio internacional, este control de la migración podría dar solución a países como España o Japón en los que muchos pueblos están abandonados, entre otras cuestiones, por una baja tasa de fertilidad.
"No hay ninguna píldora mágica que solucione el problema del despoblamiento, pero una canalización de los flujos migratorios hacia esas zonas rurales podría ser una solución para su repoblación y un remedio para que los jóvenes de los países de los países periféricos puedan acceder al mundo desarrollado ", ha subrayado Portes, que ha recalcado que "las mafias serán las más perjudicadas al perder los miles de dólares que pagan los jóvenes por ir a Europa".
Portes ha alabado el trato "tolerante" que ha dado España a los emigrantes de forma "paciente y con una puerta abierta a la emigración, frente a las formas coercitivas del resto de Europa", aunque ha advertido de que está política española "no podrá durar indefinidamente", ya que el flujo constante de jóvenes al país creará problema de integración y actitudes anti-inmigrantes por parte de los nacionales que hasta ahora no se han producido.
Por último, el sociólogo ha apuntado que un estudio que realizó en España entre 7.000 hijos de inmigrantes se pudo comprobar que había sido un éxito el proceso de integración de estos jóvenes, hasta el punto de que el 80 por ciento se identificaron como españoles.
Y ha señalado que la ausencia de “esquemas etnorraciales” en España facilita la integración de los jóvenes inmigrantes y ha sido un factor fundamental para que un alto porcentaje no se sienta discriminado. 
Presenta a España como un éxito en materias de inmigración y sentido de pertenencia.
Según los datos de su estudio, un 80 por ciento de los hijos de inmigrantes, conocidos como “inmigrantes de segunda generación”, se sienten españoles y tan solo un 10 por ciento de los encuestados se ve discriminado en el país.
Estos datos contrastan con los de otros países como Estados Unidos, donde más del 40 por ciento de los inmigrantes asegura que se siente discriminado.
A su juicio, este sentimiento tiene que ver con la “categorización” de la población norteamericana en función de su procedencia, algo que no ocurre en España.
Sobre este asunto, ha hecho hincapié en que, hasta la década de los noventa, España fue un país emigrante por naturaleza, por lo que “no tuvo tiempo de crear esa jerarquía etnorracial” que existe en América.
Asimismo, se ha referido al término “inmigrantes de segunda generación”, con el que ha admitido no estar de acuerdo.
No existen inmigrantes de segunda generación dado que los nacidos en el país “son parte de la sociedad receptora” y por lo tanto dicho tecnicismo “no es correcto”, ha asegurado Portes que ha participado además en un breve debate con jóvenes españoles descendientes de inmigrantes de distintas procedencias.

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