OVIEDO.- El sociólogo estadounidense de origen cubano Alejandro Portes, Premio
Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, ha abogado este miércoles por
que Europa implemente convenios con los países emisores de migración,
mediante visados laborales temporales para el trabajo agrícola o para
repoblar zonas abandonadas, con el fin de terminar con el "éxodo de
miseria" que se ve en el Mediterráneo.
Portes (Cuba, 1944) ha advertido en Oviedo que la situación actual no es
"una emigración laboral, ni siquiera de refugiados políticos, es un
éxodo de la miseria y de la desaparición del Estado en muchos de los
países emisores, un flujo caótico que es muy parecido al de las
caravanas que intentan llegar a Estados Unidos intentando escapar como
sea de una situación insostenible".
Por ello, este experto en el análisis de los flujos migratorios
internacionales ha recalcado la necesidad de que los países ricos sean
"proactivos" y negocien con los gobiernos africanos, "por muy corruptos
que sean", para alcanzar acuerdos, ya que "la fortificación de Europa es
una solución patética que no va conducir a la eliminación de los flujos
migratorios".
A este respecto, ha apostado por buscar buscar fórmulas
flexibles y ordenadas que creen posibilidades de empleo para estos
jóvenes de países "sin esperanza ni oportunidades de futuro para que
puedan tener una salida organizadas a su dramática situación que no sea
arriesgar la vida en una patera".
El demógrafo de
origen cubano refrenda esta propuesta en el ejemplo de la política
estadounidense de conceder visados laborales para la agricultura, lo que
ha permitido reducir la emigración ilegal desde México, además de
suponer un sostén "absolutamente necesario para el mantenimiento de
amplios sectores de la economía de este país".
A
juicio de este sociólogo de gran prestigio internacional, este control
de la migración podría dar solución a países como España o Japón en los
que muchos pueblos están abandonados, entre otras cuestiones, por una
baja tasa de fertilidad.
"No hay ninguna píldora
mágica que solucione el problema del despoblamiento, pero una
canalización de los flujos migratorios hacia esas zonas rurales podría
ser una solución para su repoblación y un remedio para que los jóvenes
de los países de los países periféricos puedan acceder al mundo
desarrollado ", ha subrayado Portes, que ha recalcado que "las mafias
serán las más perjudicadas al perder los miles de dólares que pagan los
jóvenes por ir a Europa".
Portes ha alabado el trato
"tolerante" que ha dado España a los emigrantes de forma "paciente y con
una puerta abierta a la emigración, frente a las formas coercitivas del
resto de Europa", aunque ha advertido de que está política española "no
podrá durar indefinidamente", ya que el flujo constante de jóvenes al
país creará problema de integración y actitudes anti-inmigrantes por
parte de los nacionales que hasta ahora no se han producido.
Por último, el sociólogo ha apuntado que un estudio que realizó en
España entre 7.000 hijos de inmigrantes se pudo comprobar que había sido
un éxito el proceso de integración de estos jóvenes, hasta el punto de
que el 80 por ciento se identificaron como españoles.
Y ha señalado que la ausencia de “esquemas etnorraciales”
en España facilita la integración de los jóvenes inmigrantes y ha sido
un factor fundamental para que un alto porcentaje no se sienta
discriminado.
Presenta a España como un éxito en materias de inmigración y sentido de pertenencia.
Según los datos de su estudio, un 80 por ciento de los
hijos de inmigrantes, conocidos como “inmigrantes de segunda
generación”, se sienten españoles y tan solo un 10 por ciento de los
encuestados se ve discriminado en el país.
Estos
datos contrastan con los de otros países como Estados Unidos, donde más
del 40 por ciento de los inmigrantes asegura que se siente discriminado.
A su juicio, este sentimiento tiene que ver con la “categorización” de
la población norteamericana en función de su procedencia, algo que no
ocurre en España.
Sobre este asunto, ha hecho
hincapié en que, hasta la década de los noventa, España fue un país
emigrante por naturaleza, por lo que “no tuvo tiempo de crear esa
jerarquía etnorracial” que existe en América.
Asimismo, se ha referido al término “inmigrantes de segunda generación”, con el que ha admitido no estar de acuerdo.
No existen inmigrantes de segunda generación dado que los nacidos en el
país “son parte de la sociedad receptora” y por lo tanto dicho
tecnicismo “no es correcto”, ha asegurado Portes que ha participado
además en un breve debate con jóvenes españoles descendientes de
inmigrantes de distintas procedencias.
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