LA CORUÑA.- Hasta dos millones de tórtolas europeas sobrevuelan cada año la península Ibérica de camino al África subsahariana, donde se refugian de los rigores del invierno europeo tras criar a sus polluelos. Últimamente, su paso por España se ha convertido en un infierno, a tenor del drástico declive de la especie y de la total ausencia de medidas de protección que describe la Comisión Europea en el expediente de infracción que acaba de abrirle a España.
Las autoridades comunitarias denuncian, entre otras vulneraciones de la
Directiva de Aves, que en territorio español su caza se autoriza “a
niveles insostenibles”. Para indignación de los ornitólogos, en Galicia
la Xunta permite matarla dentro de un área declarada Zona Especial de
Protección de Aves (ZEPA), revela El País.
La reprimenda de Bruselas no perturbará la temporada de caza de la tórtola europea (Streptopelia turtur),
que arranca estos días en 13 comunidades. Solo los gobiernos de
Asturias, Cantabria, Comunidad Valenciana y Canarias, junto a la
Diputación Foral de Álava, han prohibido matar esta ave, cuya población
en España se ha desplomado un 40% en dos décadas y casi un 80% en Europa
desde 1980.
En el resto de autonomías (Murcia entre ellas), donde desde 2017 se han
impulsado reducciones de los periodos y topes de captura que Bruselas ve
“manifiestamente insuficientes en vista de la magnitud del deterioro”,
caerán fulminados en las próximas semanas entre 500.000 y 800.000
ejemplares, según cálculos de SEO/BirdLife.
“Las comunidades en las que ya no está permitido cazar la tórtola son
aquellas en las que su caza es casi irrisoria. En las fuertes sí se
puede: Castilla y León, Extremadura, Andalucía, Aragón y Galicia. Que en
esta última se autorice la media veda en una ZEPA es increíble”,
lamenta Nicolás López-Jiménez, de la organización ambientalista
SEO/BirdLife, quien sostiene que esta ave “cumple los criterios para ser
protegida, pero al Gobierno le da miedo hacerlo con una especie
cinegética por las presiones del lobby de la caza”.
El Ministerio de Agricultura, por su parte, responde que no puede
“imponer ninguna moratoria ni prohibir la caza” porque “es competencia
de las comunidades autónomas”.
López alerta de que esta época en la que se autoriza disparar a las
tórtolas es “delicada” porque “las hay que no han acabado todavía de
criar y se matan ejemplares que acaban de salir del nido”.
España es,
además, un Estado clave para evitar su desaparición: acoge más de la
mitad de la población reproductora de la UE, que oscila entre los 2,4 y
los 4,2 millones.
Esta ave monógama, símbolo para los humanos del amor eterno, es una víctima más de la transformación y ocaso de la vida rural.
La Sociedade Galega de Ornitoloxía recuerda que la rula
(su nombre gallego) era hace 30 años un visitante frecuente de la
campiña de Galicia, donde se alimenta principalmente de semillas de
malas hierbas en las tierras de labranza. “El abandono de las fincas que
se cierran con maleza y el uso sistemático de herbicidas están
afectándole gravemente, porque disminuyen sus posibilidades de
alimentación”, explica esta organización.
Ecologistas en Acción ha denunciado al Gobierno gallego ante la Fiscalía por permitir la caza de la rula
en la comarca de A Limia (Ourense) pese a ser una ZEPA, y aun cuando
Bruselas ha señalado a esta comunidad por liderar el declive de la
especie junto a Euskadi. La Consellería de Medio Ambiente aduce que “el
aprovechamiento cinegético” de la tórtola durante la media veda que
arrancó este sábado hasta el 8 de septiembre es “muy residual”.
Y añade
que los seguimientos que realiza en A Limia desde 2017 apuntan a que sus
poblaciones reproductoras se mantienen “en niveles similares,
sugiriendo estabilidad”.
El Gobierno español ha intentando convencer a Bruselas, sin éxito
hasta el momento, de sus reparos sobre la implantación de una moratoria a
la caza de la tórtola.
En este último año ha expresado ante la Comisión
sus dudas sobre la eficacia de esta medida porque, sostiene, su
aplicación en Asturias y Canarias “no se ha traducido en mejoras de las
poblaciones”.
Pero el contenido del estudio que presentó para defender
esta posición ha dado pie a las autoridades comunitarias a recriminarle la falta de datos fiables sobre el alcance real de la caza de
esta especie recogida como vulnerable tanto en el libro rojo mundial
como en el europeo.
“El estudio reconoce la importante carencia de
información y señala que es probable que el cálculo del número de
tórtolas cazadas esté infravalorado”, reprocha la UE.
La Comisión considera que España ha violado el artículo 7 de la
directiva comunitaria sobre las aves al autorizar la caza de la tórtola
“a niveles no sostenibles” y “sin seguimiento ni datos sobre la presión
cinegética”, y no garantizar que “cumpla con el principio de utilización
razonable y “sea compatible con el mantenimiento de la población [de
esta especie] a un nivel satisfactorio”.
Tanto Bruselas como las organizaciones ecologistas admiten que la
caza desenfrenada no es la única culpable de esta decadencia. El
expediente de infracción recién iniciado acusa a España de vulnerar
también el artículo 3 de la directiva de aves por no tomar “todas las
medidas necesarias para preservar, mantener y restablecer” los hábitats
que propician la supervivencia de estos animales, como eriales, prados,
plantaciones de oleaginosas y leguminosas o bosques de ribera.
Y el 4,
por “no haber designado los lugares más adecuados” como zonas de
protección especial, teniendo en cuenta su reproducción y la necesidad
de descanso que acumulan en su travesía de 4.000 kilómetros hacia el
invierno africano.
Cazadores que "cuidan" de sus presas
La Junta de Extremadura reclama al Gobierno que las medidas que
decida tomar se impulsen “sin ambigüedades” y “con la misma intensidad”
para la caza como “para el resto de cuestiones que también repercuten en
las poblaciones de tórtola”.
Las autoridades extremeñas sostienen que
el declive de esta especie “no es tanto una consecuencia de la caza como
un síntoma de la pobre situación ambiental y pérdida de hábitat que la
agricultura intensiva está generando en el campo”.
Y cita al alcavarán,
la avutarda o el aguilucho pálido y cenizo como otras aves “no
cinegéticas y ligadas a los espacios agrarios” que “han corrido igual o peor suerte”.
La Junta extremeña coincide con el sector de la caza en defender que
prohibir la captura de la tórtola durante un tiempo puede ser incluso
perjudicial para su recuperación.
Esgrimen que los cotos de caza
realizan siembras e instalan comederos y bebederos para asegurar la
presencia de aves, algo que “dejarían de hacer si la especie carece de
interés para ellos”.
“Hay cotos en los que estas aves siguen siendo muy
abundantes porque se cuidan y cazan de una forma sostenible”, sostiene
la Fundación Artemisan, integrada por cazadores, cotos privados y
empresas.
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