HONG-KONG.- La peste porcina africana está empujando a China hacia nuevos picos
en la carne de cerdo. El brote, uno de los peores registrados en la
historia, ha hecho que los precios de la carne se disparen. Es probable
que la situación empeore, incluso aunque se mantenga controlada la
inflación general, debido en parte a una economía que se está enfriando.
Esto significa que la enfermedad podría provocar un cambio duradero
entre los principales compradores del mundo.
En un principio, el
brote, que comenzó en China el año pasado, empujó a la baja los precios
de la carne de cerdo ya que los granjeros se apresuraron a sacrificar
piara. Ahora los está subiendo. El coste para los compradores aumentó un
18% interanual el mes pasado. Un responsable del Ministerio de
Agricultura dijo en abril que el encarecimiento podría alcanzar el 70%
en la segunda mitad de 2019.
Todavía no es un asunto que preocupe
al banco central. Se estima que la carne de cerdo representa alrededor
del 3% de la cesta de inflación de los consumidores de China. Las
proyecciones bajistas sugieren que la cifra global de inflación podría
aumentar entre 1,5 y 2 puntos porcentuales, con lo que la inflación se
situaría en torno al 4%-5%. Esta cifra está por encima del objetivo
oficial de alrededor del 3% este año, pero no es suficiente para activar
una política monetaria más estricta.
Para
los miembros del sector, hay un resultado peor: uno en el que los
precios no suban. Ello indicaría que los consumidores están cambiando a
otras proteínas. El consumo per cápita de carne de cerdo en China se
duplicó con creces entre 1990 y 2014, pero la demanda se ha estabilizado
desde entonces, según las Perspectivas Agrícolas OCDE-FAO.
Este año ha
disminuido entre un 10% y un 15% debido a la preocupación por la
seguridad, según estimaciones de Rabobank, que agrega que la producción
podría tardar más de cinco años en recuperarse por completo. Eso
significa que la cantidad que los hogares consumen puede incluso haber
rebasado su techo.
Si es así, se trata de un cambio sustancial
con un enorme impacto en la agricultura mundial. China representa casi
una quinta parte de la población mundial, pero produce y consume
aproximadamente la mitad de su carne de cerdo.
Esto, a su vez, alimenta
la demanda de insumos como la soja y el maíz, así como de fertilizantes y
productos químicos relacionados. Una caída del 30% en la producción
porcina de China reduciría la demanda mundial de soja en un 2%-4%, según
los analistas de HSBC. La propagación de la enfermedad al sudeste
asiático empeora las cosas.
Sin embargo, el mayor impacto no es
necesariamente nacional. En la disputa comercial entre Estados Unidos y
China, las compras de soja son una herramienta obvia para apaciguar a
Washington. Puede que ya no sea una bazuca en el arsenal de Pekín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario