MADRID.- La nueva norma de calidad del pan,
que entra en vigor el este lunes, 1 de julio, garantiza a los
consumidores la adquisición de productos de calidad perfectamente
caracterizados y etiquetados, según el Ministerio Agricultura.
La nueva norma contempla requisitos más estrictos para considerar un pan integral. También concreta la definición de masa madre y amplía la definición de "pan común" a otros panes, lo que permite aplicar un IVA reducido del 4% a otros panes que tenían un tipo del 10%.
Esta norma fue aprobada en Consejo de Ministros, mediante Real Decreto, el pasado mes de abril. Según Agricultura, la norma sienta un precedente legal en las normas de calidad de los alimentos al introducir una fiscalidad positiva.
La norma de calidad del pan contempla requisitos más estrictos para considerar un pan integral, ya que exige que el 100% de la harina empleada sea integral.
Se tendrá que indicar el porcentaje de harina en el etiquetado para los
panes integrales o de otros cereales que no estén elaborados de forma
exclusiva con este tipo de harinas.
También se concreta la definición de masa madre, que
se preserva a un tipo de elaboración que limita el uso de levaduras
industriales, y se establecen los requisitos para utilizar la
denominación "elaborado con masa madre". Además, se introduce una nueva definición del pan común, que incluye panes elaborados con otro tipo de harinas distintas a la del trigo, permitiendo así el uso de harinas integrales.
Según el informe del consumo alimentario, la compra de pan en España se redujo un 2%
el año pasado, cayendo hasta mínimos históricos, con un precio medio de
2,40 euros el kilo, lo que también supone una ligera caída del 0,2%
respecto al 2017.
Estos retrocesos han hecho que el valor del mercado del pan disminuya un 2,2%. Las categorías del pan
se dividen en pan fresco integral, normal y sin sal; y pan industrial
fresco y seco.
El pan fresco normal es el más consumido por los
españoles con un 23,89% del consumo total; y el pan fresco sin sal el
menos consumido con un 0,01% del consumo.
Una nueva norma amasada sobre distintas harinas
El pan sigue siendo el símbolo por antonomasia de la alimentación pero su consumo ha bajado un 50 % en los últimos veinte años; desde este lunes vivirá una segunda juventud con una nueva norma de calidad que se ha amasado para dar respuesta a cerealistas, productores y consumidores.
Una nueva norma amasada sobre distintas harinas
El pan sigue siendo el símbolo por antonomasia de la alimentación pero su consumo ha bajado un 50 % en los últimos veinte años; desde este lunes vivirá una segunda juventud con una nueva norma de calidad que se ha amasado para dar respuesta a cerealistas, productores y consumidores.
La
normativa actualizará la vigente, de 1984, y su primer efecto es que
habrá más diversidad de panes por los que se paga el IVA superreducido
(4 %), ya que amplía la definición de "pan común" e incluye productos
elaborados con harinas distintas a la de trigo.
Así,
ya son panes comunes los elaborados con harinas integrales, o salvados,
o los que tienen bajo contenido en sal, y que antes se gravaban con un
10 % de IVA.
Se
ha limitado la cantidad de sal que debe tener el pan común -1,31 gramos
por cada 100-, lo que adelanta lo que será una obligación a partir de
2022.
El
consumidor tendrá, además, más seguridad sobre lo que adquiere, y por
ejemplo, para que un pan se pueda llamar integral, tiene que tener el
100 % de las harinas con las que se ha elaborado de variedad integrales;
si es sólo un porcentaje, habrá que indicarlo.
En
la misma línea, para poder denominarse "multicereal" o "de masa madre"
tienen que cumplir estrictamente con los requisitos de una norma que fue
publicada en el Boletín Oficial del Estado del pasado 11 de mayo, fecha
desde la que los productores de pan, fundamentalmente los industriales,
han trabajado para adaptarse.
Y
es que esta norma de calidad que ha visto la luz tiene cambios
sustanciales respecto a su primer borrador, y no ha suscitado unanimidad
en el sector del pan industrial, muchas de cuyas enseñas se han visto
obligadas a reformular recetas o dejar de usar determinadas
denominaciones comerciales.
Es
decir, más cambios en el lineal, en el que sin embargo podrán convivir
con los productos elaborados antes de esta fecha, que "podrán
comercializarse hasta que se agoten las existencias".
Desde
las panaderías artesanas se muestran menos críticos, y como explica a
Efeagro Begoña San Pedro, del establecimiento Migaña, los clientes no
notarán cambios en las formulaciones, pues "esta norma se nos queda
corta".
A
su juicio, el primer boceto de esta norma estaba "muy dirigido" a
ayudar al pan industrial" y, con la de ahora, "se han mejorado cosas,
pero falta mucho más". La valora en "un 5".
De
momento, el consumo de panes industriales, tanto en frescos como secos,
ha experimentado crecimientos en valor del 3,6 y el 4,5 % en 2018;
mientras, el pan fresco integral cayó un 21,7 %, el fresco normal un 2 %
y el fresco sin sal un 11,2 %.
En
general, el consumo per cápita de pan en España ha descendido
dramáticamente en los últimos veinte años: de los 57 kilos que se
ingerían en 1998 a los 31,8 de 2018.
Y,
aunque esté muy presente en la vida y en la cesta de la compra, el
presupuesto anual que se dedica a pan es apenas una migaja del
presupuesto en alimentos: 21 céntimos al día.
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