NUEVA YORK.- Los expertos en tabaquismo de Estados Unidos alertan de
que el "Big Tobacco", la gran industria, usa el cigarrillo electrónico
(e-cigs) para mantener la adicción a la nicotina, lo que les permite
proteger su cuota de negocio e incluso afianzar la venta del cigarrillo
convencional.
Con motivo del Día Mundial Sin Tabaco,
diferentes expertos consultados analizan la situación actual del
consumo de tabaco en EE.UU., país que marca tendencias y en el que cada
año mueren 480.000 personas por enfermedades tabáquicas, a pesar de que
cada vez hay más restricciones para su consumo.
Las normas anti-tabaco han logrado reducir del 42 % en
los años 60 al 20 % actual la tasa de fumadores en EE.UU., si bien ahora
se ha declarado una nueva "epidemia" decretada por la Administración de
Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), la del
consumo de los cigarrillos electrónicos entre los adolescentes.
La doctora Ruth Malone, profesora de la Universidad de California y
experta internacional en la estrategia de la industria del tabaco,
rechaza no obstante que el objetivo de las multinacionales sea vender
más dispositivos electrónicos: "Esto es lo que quieren que creamos,
porque lo que hacen es continuar vendiendo cigarrillos" convencionales.
Por su parte, Joan Samet, decano de la Escuela de Salud Pública de
Colorado y presidente del comité asesor de productos de tabaco de la
FDA, recuerda que las alternativas a los pitillos por combustión
-cigarrillos electrónicos, el IQOS de Altria o el Juul- "mantienen la
adicción a la nicotina", que es el motor que sostiene a la industria en
su conjunto.
"La forma en que evolucionarán los
patrones de uso de estos múltiples productos es incierta, pero la
industria siempre tomará medidas para asegurar su mercado", alerta
Samet.
Desde la desclasificación en EE.UU. de los
documentos secretos de la industria del tabaco a finales de los 90 y las
millonarias indemnizaciones por engañar al consumidor por negar que
fumar provoca cáncer y es adictivo, la industria se esfuerza en
desplegar una campaña de relaciones públicas a través de sus programas
de responsabilidad social corporativa.
Hoy es
habitual leer que Philip Morris "diseña un futuro libre de humo" o a
British American Tobacco decir que está "transformando el tabaco" con
productos de "bajo riesgo".
De entrada, que el e-cig
sea menos dañino es un asunto aún no está demostrado y, por contra, una
reciente investigación de la Escuela de Salud Pública de Harvard
advirtió, por ejemplo, de que estos dispositivos están contaminados con
hongos y toxinas bacterianas asociadas a enfermedades pulmonares como el
asma o EPOC.
"El uso dual de los cigarrillos
convencionales y los cigarrillos electrónicos se ha convertido en el
patrón más común de consumo de productos de tabaco y la proporción de
adolescentes expuestos a la nicotina está aumentando. Entendemos que la
atención debe dirigirse a esta nueva e imprevista epidemia", explica el
doctor Samet.
El profesor de Standford Stanton
Glantz, uno de los líderes en EE.UU. en la lucha contra el tabaquismo,
publicó recientemente un artículo en el Centro de Investigación y
Educación para el Control del Tabaco en el que criticaba las
"evidencias" de que los cigarrillos electrónicos se habían convertido en
"puerta de entrada" al tabaco convencional entre los jóvenes.
Precisamente, la FDA autorizó este mismo mes la comercialización del
IQOS, de Philip Morris, un cigarrillo electrónico con nicotina que
calienta el tabaco, una decisión cuestionada desde sectores médicos y
que se aplicó justo tras la dimisión del director de la FDA, Scott
Gottlieb, muy comprometido en la lucha contra el consumo entre los
adolescentes.
Este tipo de productos, muchos con
sabores afrutados y mentol, estarán más al alcance de los usuarios con
iniciativas como la de Juul, que explora abrir sus propias tiendas
minoristas.
En paralelo y pese a los mensajes de
responsabilidad corporativa, Philip Morris se ha visto obligada a
suspender recientemente una campaña en las redes sociales de su IQOS
-acrónimo en inglés de "Dejé de fumar de forma habitual"- por
publicitarlo a través de 'influencers' de solo 21 años, cuando la
legislación estadounidense prohíbe vender estos productos por personas
menores de 25 años.
También hay estados como
Massachusetts que han presentado demandas a minoristas de los e-cigs por
vender sus productos por Internet a menores de edad, mientras crece la
preocupación en los institutos porque los adolescentes vapean en los
lavabos.
En este contexto, la experta Ruth Malone
admite que EE.UU. "ha fallado" en su lucha contra el tabaco a nivel
nacional por el creciente poder los tabaqueras y su influencia en la
agenda política del Congreso, y que los muchos logros que ha habido
fueron en todo caso gracias a las iniciativas de tipo estatal y local.
Un claro ejemplo de que el Gobierno de Estados Unidos se desentiende de
la lucha contra el tabaquismo es que, gobierne quien gobierne,
demócratas o republicanos, este país sigue sin firmar el Convenio Marco
de la OMS para el Control del Tabaco, tal como confirmó esta misma
institución.
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