MADRID.- La hipoteca inversa es un producto
financiero complejo y desconocido, sin apenas tirón entre la población
española, aunque podría empezar a tomar protagonismo como un complemento
a la pensión pública.
La hipoteca inversa, que es el
préstamo que el propietario de una vivienda puede recibir del banco con
la garantía de su inmueble, lleva regulada en España desde 2007, pero su
comercialización ha sido residual.
Hasta mediados del año pasado, solo se constituyeron en
España catorce hipotecas inversas, en 2017, 31; en 2016, 23; y en 2015,
30, según los datos del Centro de Información Estadística del Notariado.
El
periodo en el que más hipotecas inversas se firmaron fue el
correspondiente al inicio de la crisis, ya que en 2009 se constituyeron
780; y en 2010, 485.
Ante las dudas que está
planteando el futuro de la pensión pública y la concentración del ahorro
en inmuebles de los españoles, la hipoteca inversa vuelve a ponerse
encima de la mesa como parte de la solución ante la merma de ingresos de
los más mayores.
Recientemente, el Banco de España
consideraba que favorecer algunos productos financieros como este tipo
de créditos podría contribuir a reforzar la previsión individual de los
ciudadanos ante el reto que supone la mayor longevidad.
El
director general de Economía y Estadística del organismo, Óscar Arce,
explicaba que la innovación financiera puede contribuir a reforzar la
previsión individual frente a la vejez, "aumentando el atractivo
ahorrador (mayor eficiencia) y favoreciendo la conversión de activos
ilíquidos en liquidez (e.g. hipotecas inversas)".
La
hipoteca inversa es un producto financiero dirigido a colectivos muy
concretos como mayores de 65 años, o en situación de dependencia severa o
gran dependencia que sean propietarios de una vivienda.
Dependiendo
de la edad y el valor de la vivienda del cliente, el banco establece el
importe máximo que prestará, y esta cuantía se podrá recibir en un
importe único (al inicio) o de forma mensual, o una combinación de
ambas.
El cliente mantiene la propiedad y el uso de su vivienda hasta que fallece.
Una
vez fallezca el titular de la vivienda, a los herederos les corresponde
su propiedad, pero también la deuda contraída con el banco.
Los
herederos podrán quedarse con el inmueble o venderlo, y en el caso de
caso de elegir la primera opción, lo primero que deben hacer es liquidar
la deuda, devolviendo el dinero prestado a la entidad.
Aunque
los últimos datos disponibles muestran que este tipo de créditos sigue
siendo residual en España, la consultora Óptima Mayores ha relanzado
este producto en España tras firmar un acuerdo con el banco portugués
BNI.
A finales de enero, Óptima Mayores anunció que,
en los cuatro primeros meses desde el lanzamiento de su producto en
España, formalizó hipotecas inversas por valor de 10 millones de euros.
En
España hay más de ocho millones de personas mayores de 65 años, y casi el
89 % es propietario de una vivienda, según datos de la consultora.
El ahorro acumulado en vivienda alcanza los 600.000 millones de euros.
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